Frontex acredita la denuncia de una ONG que publicó un vídeo con malos tratos a refugiados en Grecia
Un informe de la agencia considera probado que un grupo de encapuchados, de los que se sospecha que colaboran con las autoridades, golpearon y maniataron a 13 migrantes en la isla de Kos
En junio de 2023, hombres armados y encapuchados detuvieron ilegalmente y encerraron en una furgoneta durante 16 horas a 13 refugiados que acababan de llegar a la isla griega de Kos. La única mujer del grupo de migrantes grabó un vídeo a escondidas con su teléfono que revelaba los abusos a los que estaban siendo sometidos. Lo envío a una ONG que lo difundió en redes sociales y este se viralizó, hecho que provocó que sus captores les dieran una paliza para quitarle el móvil. Un año después, Frontex (la agencia europea de guardia de fronteras) considera veraz la versión de los refugiados, denunc...
En junio de 2023, hombres armados y encapuchados detuvieron ilegalmente y encerraron en una furgoneta durante 16 horas a 13 refugiados que acababan de llegar a la isla griega de Kos. La única mujer del grupo de migrantes grabó un vídeo a escondidas con su teléfono que revelaba los abusos a los que estaban siendo sometidos. Lo envío a una ONG que lo difundió en redes sociales y este se viralizó, hecho que provocó que sus captores les dieran una paliza para quitarle el móvil. Un año después, Frontex (la agencia europea de guardia de fronteras) considera veraz la versión de los refugiados, denuncia que estos hombres armados suelen colaborar con la Guardia Costera griega en las devoluciones en caliente de migrantes y califica los hechos como “preocupantes” después de haber completado una investigación al respecto. Las autoridades griegas niegan la veracidad de los hechos y han atacado a la ONG denunciante desde que se produjo el suceso.
El incidente sucedió el 26 de junio de 2023, sobre las siete de la mañana. Así lo recoge un informe de la Oficina de Derechos Fundamentales de Frontex, con fecha del 29 de noviembre del año pasado, que la agencia publicó el 28 de mayo, tras el requerimiento de la ONG Aegean Boat Report, la misma que denunció los hechos. 18 refugiados habían recalado en Kos tras atravesar durante la noche a bordo de una barca los pocos kilómetros que separan la isla griega de Turquía. La mayoría eran palestinos residentes en Líbano, pero también había una familia siria entre ellos. Aunque dos patrulleras de la Guardia Costera detectaron su presencia durante la travesía, no los interceptaron y una de ellas se mantuvo cerca mientras alcanzaban la costa. Después de desembarcar, el grupo escaló unos acantilados hasta una zona de arbustos. Desde que las devoluciones en caliente se convirtieron en una práctica cotidiana, los refugiados procuran esconderse de las autoridades cuando desembarcan en Grecia.
Cinco de los refugiados llegaron a una casa de la ciudad de Kos por sus propios medios, pero los otros 13 fueron descubiertos en los arbustos por dos hombres armados que vestían ropa negra sin ninguna identificación e iban encapuchados. Se presentaron en inglés como policías y dijeron a los migrantes que los llevarían a un campo de refugiados. Junto a ellos había otros cuatro individuos con la misma vestimenta y el rostro igualmente cubierto. Los migrantes fueron registrados y sus pertenencias fueron confiscadas después de haber sido obligados a subir a una furgoneta. Todos, salvo una mujer y un menor de edad, quedaron además esposados con bridas y se les vendaron los ojos con cinta aislante.
Al ver que a los hombres les quitaban sus pertenencias, la mujer escondió su teléfono móvil en su sujetador. En un momento en el que los captores no miraban, grabó en vídeo lo que estaba sucediendo en el interior de la furgoneta y se lo envió de forma instantánea a Aegean Boat Report, una organización con sede en Noruega que asiste por teléfono a los migrantes durante la travesía a Grecia.
Encerrados en la furgoneta
Unas horas más tarde, seguían dentro de la furgoneta. Pero los hombres armados descubrieron la grabación en internet, en la que se distinguía a los prisioneros con los ojos encintados y las manos atadas. Los encapuchados comenzaron a golpear a los migrantes hasta que la mujer confesó y les entregó su móvil. Entonces, la abofetearon y destruyeron el aparato. Los migrantes pidieron agua y salir del vehículo para ir al baño, pero sus solicitudes fueron denegadas. Permanecieron encerrados aproximadamente desde las ocho de la mañana hasta medianoche. Durante ese lapso, la furgoneta recorrió varias carreteras de la isla. Cuando se detuvo, los encapuchados cortaron las bridas de sus prisioneros, les liberaron en una playa y se fueron. Los refugiados pidieron ayuda a varios vecinos de la zona.
Krzysztof Borowski, portavoz de Frontex, ha confirmado a EL PAÍS que la agencia cree en la veracidad de lo reflejado en el informe. “Nuestra Oficina de Derechos Fundamentales ha dado varias recomendaciones a las autoridades griegas después de revisar estos preocupantes incidentes”, dice por teléfono. “Estamos empeñados en asegurar que todas nuestras operaciones en Grecia se lleven a cabo en total cumplimiento de la ley y con respeto a la dignidad de todas las personas”, afirma.
El Gobierno griego niega los hechos. Una portavoz ha declarado a EL PAÍS que “las prácticas operativas de la Guardia Costera están estrictamente conformes con el marco legal internacional y nacional vigente y con el más alto deber moral de rescatar vidas humanas en el mar”. Por ello, “el cuerpo de guardacostas rechaza categóricamente cualquier acusación de actividades ilegales de cualquier tipo”.
A pesar de reiteradas denuncias de organismos internacionales como la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), la propia Frontex, Médicos Sin Fronteras o Amnistía Internacional, el Ejecutivo presidido por Kyriakos Mitsotakis nunca ha aceptado la existencia de devoluciones en caliente. Tampoco reconoce las prácticas ilegales que las denuncias asocian a las devoluciones, como detenciones ilegales, malos tratos o robos cometidos por los guardacostas o los “hombres encapuchados”, citados en el informe de Frontex.
Encapuchados armados
El alcalde de Kos, Theodossis Nikitaras, declaró que el vídeo forma parte de una campaña de desprestigio a su isla. A pesar de ello, la Oficina de Derechos Fundamentales de Frontex cree que es probable que los responsables de este episodio violento pertenezcan a los cuerpos de seguridad griegos o actúen en estrecha coordinación operativa con ellos. La agencia europea llega a dicha conclusión porque considera que la versión de los refugiados es más creíble. Además, percibe un “patrón reconocible” en la presencia de activos marítimos de los guardacostas, monitoreando la llegada de los extranjeros, “seguida poco después por la rápida aprehensión de los 13 migrantes por individuos enmascarados”, afirma el escrito. De ello, la agencia deduce que existe “coordinación y un rápido intercambio de información operativa entre diferentes fuerzas, característico del trabajo de las fuerzas del orden”.
Frontex cree que el propósito del transporte en la furgoneta era “cargar a los 13 migrantes en un barco y deportarlos irregularmente a Turquía”. La ONG que denunció los hechos sostiene que la expulsión no tuvo lugar porque el vídeo se hizo viral. Numerosas organizaciones de derechos humanos han denunciado que los malos tratos a los migrantes son habituales en las devoluciones en caliente.
La Oficina de Derechos Fundamentales de Frontex considera que el trato recibido por los migrantes viola la dignidad humana, la prohibición de tratos inhumanos o degradantes y el derecho a la libertad y seguridad de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Por ello, expresa su preocupación por la consistencia de estos incidentes y de “otros casos anteriores”.
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