Luís Montenegro nombra un Gobierno de pesos pesados y sin ministros de ultraderecha
El Ejecutivo portugués incorpora a dos cargos relevantes del PSD en Finanzas y Asuntos Exteriores y al líder del pequeño partido conservador que se coaligó con el PSD en Defensa
Una semana después de recibir el encargo del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, de formar Gobierno, Luís Montenegro ha regresado en la tarde de este jueves al palacio de Belém para informar al jefe de Estado de los nombres elegidos. Ha sido una audiencia breve, de apenas un cuarto de hora. Poco después se ha divulgado la lista que Montenegro había logrado mantener en secreto y al margen de filtraciones. Montenegro ha optado por rodearse de un equip...
Una semana después de recibir el encargo del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, de formar Gobierno, Luís Montenegro ha regresado en la tarde de este jueves al palacio de Belém para informar al jefe de Estado de los nombres elegidos. Ha sido una audiencia breve, de apenas un cuarto de hora. Poco después se ha divulgado la lista que Montenegro había logrado mantener en secreto y al margen de filtraciones. Montenegro ha optado por rodearse de un equipo de peso político para afrontar los días de incertidumbre e inestabilidad que se avecinan, dada su debilidad parlamentaria.
Los dos hombres fuertes del Ejecutivo han ocupado cargos de relevancia orgánica. El eurodiputado Paulo Rangel, que asumirá la cartera de Asuntos Exteriores, es vicepresidente del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), mientras que el nuevo ministro de Finanzas, Joaquim Miranda Sarmiento, fue el portavoz parlamentario del PSD en la anterior legislatura. Será, al igual que Rangel, ministro de Estado, lo que revela el protagonismo que tendrán la gestión económica y las relaciones internacionales en tiempos turbulentos. Otro vicepresidente del PSD, Miguel Pinto Luz, se encargará de Infraestructuras y Vivienda, dos áreas que estaban separadas en el anterior Gabinete. El socialista António Costa optó en sus Gobiernos por darle autonomía a Vivienda para afrontar la grave crisis que sufre el país, donde las clases medias y los jóvenes tienen muchas dificultades para encontrar alojamientos en las ciudades. Pinto Luz, además, tendrá que decidir sobre la privatización de la aerolínea TAP, la ubicación del nuevo aeropuerto de Lisboa o el impulso de las conexiones ferroviarias, tanto internas como con España.
Miranda Sarmiento hereda un escenario favorable en las cuentas del Estado. En 2023 se logró el mayor excedente presupuestario de los últimos 50 años, lo que dará margen al nuevo equipo para atender las reivindicaciones de colectivos profesionales que llevaban meses en pie de guerra para exigir mejoras salariales, como los profesores, los sanitarios o las fuerzas de seguridad. El rigor presupuestario que António Costa imprimió a todos sus Gobiernos permitirá ahora a su sucesor del centroderecha disponer de margen financiero para aumentar el gasto público y satisfacer varias reivindicaciones.
Se daba por hecho que habría un asiento para Nuno Melo, el líder del minoritario y conservador del Centro Democrático y Social-Partido Popular (CDS-PP), que formó parte de la coalición electoral Alianza Democrática impulsada por Montenegro y que venció en las elecciones por un estrecho margen sobre el Partido Socialista, y así fue. Melo estará al frente de la cartera de Defensa. En el Gobierno no habrá representación del tercer miembro de la coalición, el Partido Popular Monárquico, que carece de fuerza parlamentaria o municipal.
Entre los 17 ministros, figuran siete mujeres. Aunque se mantiene la paridad aritmética (son el 41%), suponen un retroceso respecto a la mayoría que tenían en el anterior Ejecutivo socialista. Una de ellas estará al frente de la cartera de Sanidad, que atraviesa una grave crisis por la falta de profesionales y la desmotivación de los existentes. Ana Paula Martins, la nueva titular, se ha encargado de la gestión del segundo hospital más grande de Portugal hasta que dimitió hace unos meses.
Tan importante como los ministros que entran son los aspirantes que se han quedado fuera. A pesar de las presiones de las últimas semanas, Montenegro ha mantenido su promesa de excluir a Chega, el partido de ultraderecha. Esta marginación ha irritado al líder de la formación populista, André Ventura, que a estas alturas parece más dispuesto a dificultarle la vida al nuevo Gobierno que a facilitársela. El rocambolesco episodio de la votación del presidente de la Asamblea, que obligó a cuatro rondas y que se desbloqueó tras el pacto alcanzado entre el Partido Socialista (PS) y el PSD para turnarse en el cargo, solo ha añadido más tirantez a las relaciones entre Montenegro y Ventura.
La proximidad de las elecciones europeas tampoco ayudará al entendimiento, con un Chega envalentonado después de recibir más de un millón de votos y claramente enfocado en repetir su éxito o incluso mejorarlo. Antes de la cita europea, habrá otra prueba electoral en los comicios de Madeira. Rebelo de Sousa decidió disolver el Parlamento regional y convocar elecciones anticipadas el próximo 26 de mayo en respuesta a la crisis política causada tras la implicación del anterior presidente autonómico Miguel Alburquerque (PSD) en un escándalo de corrupción urbanística, que llevó a la detención de dos empresarios y el alcalde de Funchal, también del PSD.
La estabilidad, por los aires
La tradicional estabilidad de la vida política portuguesa saltó por los aires en noviembre pasado con la dimisión de Costa y la caída de su Gobierno de mayoría absoluta. Desde entonces, ha encadenado tres comicios anticipados (generales y autonómicas de Madeira y Azores). La investigación judicial de la Fiscalía General del Estado precipitó el adelanto en dos casos.
Montenegro ganó las elecciones legislativas del 10 de marzo por la mínima frente a los socialistas. El Ejecutivo del líder del PSD, que encabezó la coalición conservadora Alianza Democrática (AD) en las urnas, tomará posesión el próximo 2 de abril tras ocho años de Gobiernos del socialista Costa. Debido a lo ajustado de los resultados electorales, el futuro Gabinete se verá abocado a gobernar en parte por decreto y evitar siempre que pueda el escrutinio parlamentario, donde solo cuenta con el voto asegurado de 80 diputados en un hemiciclo de 230. Aunque la Cámara tiene una mayoría de derechas, el medio centenar de votos de la derecha populista no garantizan el respaldo a las decisiones de Montenegro, como se vio con la elección del presidente de la Asamblea.
Ventura exigió tras su ascenso electoral entrar en el Gobierno, pero Montenegro ya rechazó en campaña contar con Chega y se ha mantenido firme en esa postura. “Escogió gobernar y hacer acuerdos con el PS. Luís Montenegro, te digo cara a cara, gobernarás con el PS porque conmigo no será”, desafió Ventura al futuro primer ministro, que le escuchaba el miércoles desde la primera fila de la bancada del PSD.
El nuevo primer ministro se reunió el miércoles con Costa para iniciar el proceso de transición de carteras. Ambos políticos ya se habían encontrado la semana pasada en Bruselas, donde tomaron un café antes de las reuniones del Consejo Europeo, las últimas a las que acudió el primer ministro socialista.
El PS ha tendido la mano al centroderecha para negociar modificaciones presupuestarias puntuales para mejorar los salarios de profesores, sanitarios y policías, tres colectivos que llevan meses de protestas, aprovechando el excedente presupuestario alcanzado en 2023 (1,21% del PIB). No obstante, el nuevo líder socialista, Pedro Nuno Santos, ha reiterado que no desea dejar el papel de oposición a Chega y que votará en contra de los Presupuestos de 2025, una prueba de fuego para el nuevo Gobierno de Montenegro.
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