La victoria laborista en una circunscripción de Escocia apunta a un posible vuelco electoral en el Reino Unido

La izquierda supera en más de un 20% a los nacionalistas escoceses en Rutherglen and Hamilton y sugiere la vuelta del dominio laborista en territorio escocés

El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, el 5 de mayo en la localidad de Chatham.DPA vía Europa Press

La arrolladora victoria del Partido Laborista en las elecciones parciales celebradas este jueves en la circunscripción escocesa de Rutherglen y Hamilton, cuyo escaño quedó vacante después de que la diputada Margaret Ferrier fuera expulsada por saltarse las reglas del confinamiento, ha inyectado de optimismo al principal partido de la oposición. El candidato laborista, Michael Shanks, ha obtenido más del doble de votos que la candidata del Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), Katy Loudon. Un 58,6% de los apoyos frente a un 27,6%, respectivamente. El Partido Conservador apena...

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La arrolladora victoria del Partido Laborista en las elecciones parciales celebradas este jueves en la circunscripción escocesa de Rutherglen y Hamilton, cuyo escaño quedó vacante después de que la diputada Margaret Ferrier fuera expulsada por saltarse las reglas del confinamiento, ha inyectado de optimismo al principal partido de la oposición. El candidato laborista, Michael Shanks, ha obtenido más del doble de votos que la candidata del Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), Katy Loudon. Un 58,6% de los apoyos frente a un 27,6%, respectivamente. El Partido Conservador apenas ha arañado un testimonial 3,9%, que confirma la irrelevancia de los tories en territorio escocés.

El valor de este resultado deriva de su proyección en unas hipotéticas elecciones generales previstas, como muy tarde, para enero de 2025. Hubo un tiempo no muy lejano en que Escocia era dominio absoluto del laborismo, y los resultados en ese territorio servían para consolidar mayorías en todo el Reino Unido. En las elecciones generales de 2010, con Gordon Brown al frente del partido, los laboristas se hicieron con 41 de los 59 diputados que aporta Escocia al Parlamento de Westminster. En 2019, con Jeremy Corbyn como líder del laborismo, obtuvieron un diputado.

Durante todo ese tiempo, el independentismo escocés, impulsado primero por el carismático Alex Salmon, y reforzado después por su sucesora, Nicola Sturgeon, arrebató a la izquierda nacional los votos y conquistó prácticamente todo el apoyo de los votantes. A pesar de la derrota del referéndum de 2014, en el que la secesión fue rechazada con un margen del 10%, factores como el Brexit (rechazado mayoritariamente por los escoceses) y el profundo rechazo a la figura de Boris Johnson, catapultaron al SNP en Escocia.

“Este resultado es sísmico”, ha asegurado el líder del Partido Laborista, Keir Starmer. “Los votantes de Rutherglen y Hamilton han enviado un mensaje muy claro. Ha llegado el momento del cambio. Siempre he dicho que resultaba clave la recuperación de la confianza de los ciudadanos de Escocia. Esta victoria supone la culminación de tres años y medio de duro trabajo”, ha añadido. Ese es el tiempo que Starmer lleva al frente del partido, en sustitución de Corbyn. Un periodo que ha dedicado a devolver a la formación a posiciones centristas que asemejan aquel Nuevo Laborismo con el que Tony Blair arrasó en las urnas.

John Curtice, el sociólogo y analista electoral más respetado y escuchado en el Reino Unido, ha expresado su sorpresa ante el resultado. “Victorias de la oposición en elecciones parciales como esta suelen suponer, históricamente, que el partido se dirige hacia un triunfo en las elecciones generales”, ha dicho Curtice en la BBC. Aunque también ha advertido del uso que los electores suelen hacer de estos comicios limitados para expresar un sentimiento de protesta. “Los votantes que han apoyado al laborismo no están necesariamente comprometidos con este partido. Simplemente, han querido decir que no les gustaba ninguna de las otras opciones”, ha señalado Curtice.

Autocríticas de los nacionalistas escoceses

Entre las filas del SNP, sumergido en una crisis interna después de la dimisión de Nicola Sturgeon, investigada por la policía por presunta malversación de los fondos recabados por el partido para impulsar una nueva campaña independentista, han comenzado a surgir las críticas y reflexiones ante la derrota electoral. “No podemos esquivar el hecho de que los resultados han sido muy malos”, ha dicho Stephen Flynn, el portavoz en el Parlamento británico de los nacionalistas escoceses, que ha exigido a su partido que empiece a plantearse cómo recuperar la confianza de todos los votantes “que se han quedado en casa y no han votado por el SNP”. La participación de estas elecciones parciales ha sido especialmente baja. Seis de cada diez electores han optado por no acudir a las urnas.

El SNP eligió el pasado marzo como nuevo lider del partido y ministro principal de Escocia al musulmán Humza Yousaf, de origen paquistaní. La irrupción en política de Yousaf, que podría haber supuesto un soplo de aire fresco, se vio enturbiada por el modo en que la dirección del partido, afín a Sturgeon, interfirió en el desarrollo de las primarias. El nuevo dirigente no ha logrado despertar entusiasmo entre los votantes, que lo han visto desde el principio como un candidato de continuidad, incapaz de poner orden en el SNP.

Aunque las próximas elecciones generales del Reino Unido están previstas para enero de 2025, cada vez cobra más vigor la idea de unos comicios adelantados a la próxima primavera. Todas las encuestas otorgan al laborismo una ventaja de poco más de veinte puntos porcentuales frente al Partido Conservador. El actual primer ministro, Rishi Sunak, se ha embarcado en una estrategia, que los más moderados de su formación tachan de populista y reaccionaria, para intentar remontar el desgaste de permanecer 13 años en el poder. Durante todo ese tiempo, se han acumulado factores negativos como las consecuencias del Brexit para la economía británica o el nefasto periodo protagonizado por Boris Johnson. A lo largo de ese tiempo, el sentimiento independentista en Escocia fue aumentando. La victoria laborista de este jueves es una señal añadida de que la situación, tanto en territorio escocés como en todo el Reino Unido, puede estar comenzando a dar un giro histórico.

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