Volker Türk, alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU: “La extrema derecha utiliza la inmigración para avivar el miedo”
El abogado austriaco afirma tras las polémicas declaraciones de la ministra británica Braverman que los derechos humanos “no son un lujo”. Defiende que Rusia es el principal responsable de los crímenes cometidos en Ucrania
La cartera que asumió hace un año el austriaco Volker Türk (Linz, 58 años) es inabarcable; quizá más ahora que cuando se creó hace tres décadas. Tanto que en los últimos meses se ha llegado a pronunciar sobre el racismo o la desigualdad en el fútbol español. Türk, abogado de formación, sucedió en octubre de 2022 a la chilena Michelle Bachelet al frente del alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. Las zonas de conflicto ...
La cartera que asumió hace un año el austriaco Volker Türk (Linz, 58 años) es inabarcable; quizá más ahora que cuando se creó hace tres décadas. Tanto que en los últimos meses se ha llegado a pronunciar sobre el racismo o la desigualdad en el fútbol español. Türk, abogado de formación, sucedió en octubre de 2022 a la chilena Michelle Bachelet al frente del alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. Las zonas de conflicto han sido el terreno abonado en el que su oficina ha centrado sus operaciones tradicionalmente. Pero hoy, el respeto a los derechos humanos habla también de igualdad de género, clima, inteligencia artificial... e inmigrantes. Es aquí donde este experto en derecho internacional, de visita en Madrid para conmemorar los 75 años de la declaración de los derechos humanos, se detiene durante la entrevista, este miércoles, con especial pasión. “Para que el sistema en Europa sobreviva”, dice, “se necesita a la inmigración”.
Pregunta. Estamos aún tratando de conocer el alcance del conflicto en el enclave armenio de Nagorno Karabaj. ¿Tiene algún indicio de posibles violaciones de derechos humanos?
Respuesta. Más de 100.000 personas de etnia armenia han abandonado Azerbaiyán y necesitan ser atendidas en Armenia. Las agencias de Naciones Unidas están haciendo todo lo posible para apoyar a las autoridades armenias. En el propio Nagorno Karabaj hay una misión de la ONU que fue un par de días. No sabemos cuántas personas quedan [en Nagorno Karabaj], pero no son muchas. Quizás unas 2.000 o quizás cientos, no más. Es importante que trabajemos, en primer lugar, en cuestiones de justicia transicional, rendición de cuentas y protección de las minorías. Hay que crear medidas que fomenten la confianza. Un derecho que es muy importante es el derecho a regresar con seguridad y dignidad, de forma voluntaria. Debemos asegurarnos de que construyan las condiciones para que la gente pueda regresar. Es su hogar.
P. ¿Recuerda un movimiento de personas tan grande como el de Nagorno Karabaj hacia Armenia?
R. Sí, en Kosovo, a finales de los años noventa, hubo un flujo masivo de personas que huían. Cuando las tropas serbias se marcharon, también hubo un movimiento de regreso muy rápido.
P. ¿Cuál es el mayor crimen registrado por su equipo desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania?
R. Hay crímenes de guerra, homicidios voluntarios, desapariciones, ataques contra infraestructura civil. A veces es una red eléctrica, lo cual tiene enormes consecuencias. Puede que no se vea inmediatamente como la matanza de civiles, pero sí durante el invierno. Estuve en Kiev en diciembre con 10 grados bajo cero. Había gente en las zonas rurales que no tenían electricidad, no tenían agua y les resultaba muy difícil mudarse. Si se utilizan acciones militares contra infraestructura civil, que afecta desproporcionadamente a los civiles, eso es una violación del derecho internacional humanitario.
P. En tantos conflictos tenemos claro que hay violaciones a los derechos humanos, pero no tanto quiénes son sus autores directos. ¿Está claro en Ucrania que Rusia es el principal responsable?
R. Cuando un país pone en duda la soberanía territorial de otro y, como resultado, lanza una invasión, está claro lo que el derecho internacional tiene que decir al respecto. Se viola la Carta [de Naciones Unidas]. Y si observamos los métodos de guerra que se utilizan está absolutamente claro. El agresor encabeza la lista. No hemos visto además intentos por parte de la Federación Rusa de perseguir por su cuenta a los perpetradores.
P. Europa debate sobre inmigración mientras miles de personas mueren o desaparecen en alta mar, mientras vemos cada vez más devoluciones en caliente... ¿Hay un retroceso en las políticas migratorias?
R. Todos y cada uno de nosotros tenemos un trasfondo que nos retrotrae a la migración. Lamentablemente, la extrema derecha, en particular, lo ha utilizado con fines populistas, para avivar el miedo y dividir a las sociedades a expensas de las personas más vulnerables. Esa es la situación política a la que nos enfrentamos. Detrás también está el racismo, la política de identidad. Es la lucha por el poder. Por supuesto que las cuestiones migratorias y de refugiados son complejas, pero precisamente para eso se necesita tener la cabeza despejada y discutir cómo gestionarlas, incluido cómo garantizar que se respete el imperativo de salvar vidas.
P. En el Reino Unido, la ministra Suella Braverman dijo este martes que apoyar la inmigración es una “creencia de lujo” y que se espera un “huracán” de migrantes.
R. Sí, y lo hemos visto muchas veces. La gente dice cosas que no se basan en hechos. ¿Por qué lo hacen? Porque quieren avivar los miedos. Y, sin embargo, olvidamos que todos dependemos de los derechos humanos. Los derechos humanos es lo que nos une, es el respeto hacia el otro. Estamos celebrando 75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Debemos ser conscientes de que esa declaración ha afectado a todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas. Los derechos humanos no son un lujo. Se aplican a todos y cada uno de nosotros y nos llevan a hacernos humanos. Y es la herramienta para luchar contra la opresión, la desigualdad, la pobreza, los grandes problemas de nuestro tiempo, como el cambio climático y lo digital. A veces debemos decir a los políticos que es importante recordar la historia.
P. Uno de los informes más controvertidos de su predecesora, Michelle Bachelet, fue el que denunciaba abusos en la región china de Xinjiang. ¿Qué relación mantiene ahora su oficina con Pekín?
R. Cuando me convertí en alto comisionado a mediados del pasado octubre, creí importante encontrar formas y medios para hablar con las autoridades chinas sobre el seguimiento [a este informe] y qué podemos hacer con lo que hallamos. Tenemos canales abiertos de comunicación con ellos [las autoridades chinas], incluso sobre estos temas difíciles. Es importante conseguir el tiempo y el espacio para hacerlo y ver cómo evoluciona en los próximos meses.
P. En julio, un comité de la ONU pidió a España una investigación sobre la muerte de 37 inmigrantes que cruzaban de Marruecos a Melilla en junio de 2022. ¿Qué respuesta han recibido?
R. Siempre que ocurren este tipo de incidentes, cuando mueren personas, es crucial que haya investigaciones independientes e imparciales porque necesitamos aprender de ello. Debemos asegurarnos de que existan medidas que impidan que esto vuelva a suceder. Hemos estado en contacto con las autoridades españolas. Ha habido un seguimiento y es importante mantener la atención tanto en las investigaciones en curso como en las que continúen, pero también en cómo asegurarse de que esto no vuelva a ocurrir.
P. Más al sur, la situación se agrava en el Sahel. ¿Es el mayor agujero al control de los derechos humanos?
R. Hay un aumento del extremismo y cuando los ejércitos, por ejemplo en Malí, se comportan de la manera que lo hacen, empujan a la población a caer en manos de otros grupos. Me preocupa Níger. Conozco muy bien al presidente [Mohamed] Bazoum y me quedé estupefacto cuando vi lo que pasó. Está detenido en circunstancias inaceptables. Pedimos acceso, que él y su Gobierno y las demás personas detenidas sean liberadas de inmediato, y eso no está sucediendo. Luego está Burkina Faso, donde también hay militares y grupos de voluntarios que luchan contra algunos de estos grupos terroristas. Hay un dicho en África que dice que cuando dos elefantes pelean la hierba sufre, y eso es lo que está sucediendo en el Sahel. Si esos países pudieran permitir que la gente obtuviera sus libertades, tendrían un gran potencial.
P. ¿Le preocupa que el modelo de mano dura del Gobierno del salvadoreño Nayib Bukele se extienda en América Latina?
R. La situación en varios países, especialmente en la parte norte de Centroamérica, es motivo de gran inquietud. Mire Nicaragua. Costa Rica tiene más de medio millón de refugiados nicaragüenses. Tiene mucho que ver con la represión. También sigo el proceso democrático en Guatemala. Solo espero que estas elecciones sean plenamente respetadas y que no se produzca el debilitamiento del poder judicial que hemos visto. El Salvador es un país que se ha visto afectado por el establecimiento de un orden mediante la violencia en espacios no gobernados por el Estado. Estas maras y otros grupos formaron un gobierno violento horroroso para el pueblo. La respuesta ha sido mano dura. Estamos muy preocupados por las condiciones carcelarias en el país y el decreto de emergencia. Solo se puede abordar este fenómeno con los derechos humanos en el centro y si se comprenden las razones profundas de ello, la desigualdad y la incapacidad del Estado para proporcionar servicios básicos.
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