Un informe del Parlamento británico alerta de que China ha logrado “penetrar en cada sector de la economía” del país
La Comisión de Inteligencia acusa al Gobierno de Sunak de responder de una forma “completamente inadecuada”, lenta y con pocos recursos ante ese desafío estratégico
La Comisión de Inteligencia del Parlamento británico ha puesto negro sobre blanco, en un contundente informe, un secreto a voces: “China ha conseguido penetrar con éxito en todos los sectores de la economía británica”, ha afirmado en un esperado informe, publicado finalmente este jueves. Los miembros de la comisión, de mayoría conservadora, han entrevistado durante meses a políticos, responsables de inteligencia y expertos en geoestrategia, para intentar dibujar del modo más aproximado posible la injerencia de Pekín en las instituciones del Reino Unido.
“El problema al que hacemos frent...
La Comisión de Inteligencia del Parlamento británico ha puesto negro sobre blanco, en un contundente informe, un secreto a voces: “China ha conseguido penetrar con éxito en todos los sectores de la economía británica”, ha afirmado en un esperado informe, publicado finalmente este jueves. Los miembros de la comisión, de mayoría conservadora, han entrevistado durante meses a políticos, responsables de inteligencia y expertos en geoestrategia, para intentar dibujar del modo más aproximado posible la injerencia de Pekín en las instituciones del Reino Unido.
“El problema al que hacemos frente tiene que ver con la estrategia de ‘todo-es-Estado’ [whole-of-state, en el término inglés empleado por la comisión] que utiliza China. Tanto sus compañías de titularidad pública como las privadas, así como sus instituciones culturales y académicas e incluso sus ciudadanos corrientes, todos son susceptibles (voluntaria o involuntariamente) de ser cooptados para labores de espionaje u operaciones de injerencia en el exterior”, asegura el informe.
Desde el fallido intento del Gobierno de David Cameron de establecer una nueva “edad dorada” en las relaciones entre el Reino Unido y China, que sirvió para abrir las puertas al capital y la influencia de Pekín sin contrapeso alguno, los tories llevan años discutiendo sobre cuál debe ser su respuesta ante el creciente poderío de la nación asiática. Una poderosa corriente dentro del grupo parlamentario conservador, cuya principal voz es el exlíder del partido Ian Duncan Smith, pero que cuenta con adeptos muy beligerantes como la breve ex primera ministra Liz Truss, reclama mayor contundencia ante Pekín, y que se denomine a China como lo que creen que es, una “amenaza” para el Reino Unido.
Rishi Sunak, que también era partidario de usar un término tan contundente cuando aspiraba a liderar el Partido Conservador, ha comenzado a templar su planteamiento nada más entrar en Downing Street y comprender en qué consiste y cuáles son las consecuencias de la política exterior. En la última revisión del Informe Integral de Política Exterior y de Defensa, que se publica anualmente, Sunak utiliza para referirse a China el rebuscado eufemismo de “desafío sistémico que define una época”. Más tarde, en su continuo intento por mejorar las relaciones entre Washington y Londres, deterioradas por el Brexit, ha utilizado el término amenaza para contentar a la Administración de Joe Biden, abiertamente hostil a Pekín. Pero siempre con los posteriores matices para suavizar la crítica.
La inmersión de China en el Reino Unido
“Está claro que China se ha aprovechado de las políticas llevadas a cabo por gobiernos británicos sucesivos que buscaban potenciar los lazos económicos entre ambos países, para avanzar en sus objetivos comerciales, científicos, tecnológicos e industriales y adquirir una ventaja estratégica”, afirma la comisión parlamentaria en sus conclusiones. “China ha estado comprando y adquiriendo control o influencia en los sectores energéticos e industriales del Reino Unido. Y hasta la pandemia de la covid-19, el dinero chino fue aceptado por el Gobierno de Su Majestad sin hacer demasiadas preguntas”, acusa el informe.
Frente a la conclusión más evidente y a la vista —la cada vez mayor superioridad y expansión de China en el ámbito económico e industrial―, los miembros de la comisión hacen hincapié en el modo en que Pekín ha trabajado para dominar también el mundo académico, y las ventajas que ha logrado con esta estrategia, tanto en términos de influencia política como de ventaja económica. A través de la financiación de instituciones universitarias; de incentivos [se entiende que económicos] o de intimidación a los académicos; o a través de la vigilancia y control de los miles de alumnos chinos que pueblan los campus británicos, Pekín “logra controlar la narrativa del debate”, dice la comisión.
Pero además, al participar sin pega alguna por parte del Gobierno británico en la financiación y colaboración en investigaciones universitarias, Pekín impone la transferencia de información y datos y la adquisición de derechos de propiedad intelectual, dice la comisión. “Los distintos departamentos gubernamentales siguen sin entender la necesidad de elaborar un plan para dar respuesta a esto. Y mientras, China tiene a su alcance la posibilidad de recolectar —y explotar― los logros alcanzados por los mejores y más brillantes del Reino Unido”, asegura el informe.
El documento hace referencia a la decisión, que el Gobierno de Boris Johnson se tomó su tiempo en adoptar, de excluir a la empresa china de telecomunicaciones Huawei del desarrollo por todo el Reino Unido de la tecnología 5G. A lo largo de 207 páginas, la comisión acusa a Downing Street de cortoplacismo, y de haber primado durante mucho tiempo las perspectivas económicas que suponía abrir las puertas a China, frente al desafío geoestratégico que eso implicaba. “El nivel de recursos dedicado a contrarrestar esta amenaza ha sido completamente inadecuado, y la lentitud con que esas estrategias de respuesta se han puesto en marcha deja mucho que desear”, acusan los diputados.
Sunak recibió hace un mes un informe en el que la comisión ha trabajado durante cuatro años, y algunos conservadores del ala dura del partido le acusaron, al retrasar su publicación, de intentar esquivar el asunto. “El Gobierno ha emprendido ya medidas que van en la línea de muchas de las recomendaciones de la comisión”, ha dicho este jueves el primer ministro británico.
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