El presidente de Senegal renuncia a un tercer mandato tras las protestas
Macky Sall anuncia que no se presenta a las elecciones por “responsabilidad”, en un intento de rebajar la tensión política tras los peores disturbios de la historia reciente del país
Macky Sall, presidente de Senegal, anunció este lunes que no se presentará a su reelección en 2024, acabando así con una incertidumbre que ha mantenido en vilo a este país africano desde hace al menos dos años y que está en el origen de la tensión política que hace un mes derivó en los peores disturbios de su historia reciente. “Queridos compatriotas, mi decisión larg...
Macky Sall, presidente de Senegal, anunció este lunes que no se presentará a su reelección en 2024, acabando así con una incertidumbre que ha mantenido en vilo a este país africano desde hace al menos dos años y que está en el origen de la tensión política que hace un mes derivó en los peores disturbios de su historia reciente. “Queridos compatriotas, mi decisión larga y cuidadosamente meditada es la de no ser candidato a las próximas elecciones del 25 de febrero”, dijo durante un discurso dirigido a la nación a través de la televisión pública RTS. Tras su anuncio, seguido por millones de personas, un sentimiento general de alivio ha recorrido las calles de Dakar y otras ciudades.
Sall, en el poder desde 2012, apeló al “código de honor y el sentido de la responsabilidad” para justificar su decisión, así como al respeto a la palabra dada a los senegaleses, a quienes prometió en repetidas ocasiones que no se presentaría a unos nuevos comicios. “Tengo una clara conciencia y memoria de lo que dije, escribí y repetí, aquí y en el exterior, es decir, que el mandato de 2019 era mi segundo y último mandato”, aseguró. La Constitución senegalesa prohíbe el tercer mandato consecutivo, pero, según el propio Sall, la reforma de la Carta Magna en 2016 ponía el contador a cero y le habilitaba a presentarse de nuevo.
“Senegal está por encima de mi persona y está lleno de líderes capaces de impulsar al país hacia la emergencia”, añadió el presidente en un tono solemne, consciente de la importancia de su discurso. “Se ha especulado y comentado tanto mi candidatura (…) pero mis prioridades eran, sobre todo, gestionar un país y un equipo gubernamental coherente y comprometido en la acción por la emergencia, sobre todo en un contexto socioeconómico difícil e incierto”, comentó. Macky Sall también expresó su pesar por la muerte de una veintena de jóvenes durante las protestas del pasado mes de junio, “una violencia sin precedentes”, dijo, y aprovechó para mandar un mensaje de firmeza: “No voy a transigir con los enterradores de la nación, el Estado y la República”.
El anuncio presidencial ha sido acogido con satisfacción en todo el mundo. “Me gustaría expresar mi profundo aprecio por el presidente Macky Sall de Senegal y por las cualidades de hombre de Estado que ha demostrado. Su decisión constituye un ejemplo muy importante para su país y para el resto del mundo”, ha asegurado António Guterres, secretario general de la ONU, a través de Twitter. Por su parte, el presidente de la comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, ha aplaudido la “sabia decisión” del presidente. “Expreso mi admiración por el gran hombre de Estado que es por haber puesto por delante los intereses superiores de Senegal y así haber preservado el modelo democrático senegalés, que es orgullo de África”, ha declarado. Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha afirmado que acoge esta decisión “con beneplácito”.
Macky Sall ha mantenido de manera deliberada la incertidumbre sobre su candidatura durante los últimos años e incluso aseguró, meses atrás, que estaba reflexionando sobre la posibilidad de presentarse a los comicios de febrero de 2024, una candidatura juzgada ilegal por la oposición, lo que elevó la tensión política. Por ello, las primeras reacciones en el campo opositor han sido positivas, aunque aún queda por resolverse la suerte de Ousmane Sonko. El principal rival de Macky Sall fue condenado hace un mes a dos años de cárcel por el delito de corrupción de la juventud tras ser acusado de violación por la empleada de un salón de masajes, y se encuentra desde entonces retenido en su casa por la policía.
Sonko, quien es alcalde de Ziguinchor y cuenta con una enorme popularidad entre los jóvenes, ha llamado en repetidas ocasiones a la insurrección popular para acabar con Sall. La última fue este mismo lunes, horas antes del discurso presidencial. Su ingreso en prisión se ha paralizado por “seguridad nacional”, según fuentes del Gobierno, ya que podría originar nuevos disturbios como los sucedidos entre el 1 y 3 de junio, cuando se produjo la condena. Estos se saldaron con 16 muertos, según el Gobierno, y 30, según la oposición, además de más de medio millar de detenidos y enormes daños materiales. Su ingreso en prisión ya ha sido notificado por el juzgado y depende tan solo de la decisión gubernamental.
La retirada de Macky Sall de la carrera presidencial abre un nuevo escenario político. Primero debe dilucidarse si el propio Sonko se puede presentar a las elecciones, cuestión que solo se podrá resolver mediante un acuerdo político que hoy parece lejano dada su situación judicial. Los otros aspirantes principales son los opositores Karim Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade, Khalifa Sall, exalcalde de Dakar, ambos condenados por corrupción en el pasado y habilitados a presentarse a las elecciones tras el reciente proceso de diálogo nacional, e Idrissa Seck, quien quedó en segundo lugar en las presidenciales de 2019. La ex primer ministra Aminata Touré también ha anunciado su candidatura.
En el seno de la coalición Benno Bokk Yakaar, una poderosa maquinaria política que ha mantenido en el poder a Sall durante 11 años y medio, se abre ahora un proceso que debe ser rápido para encontrar un candidato que pueda asumir el enorme vacío que deja. El debate sobre la candidatura del todavía presidente, quien ha seguido contando con el apoyo de buena parte de su partido, ha bloqueado la preparación de un delfín. El principal aspirante es el actual primer ministro, Amadou Ba, pero en su contra juegan las ambiciones de otros compañeros y una imagen más de tecnócrata que de animal político, lo que se traduce en una limitada popularidad.
Macky Sall fue elegido presidente en febrero de 2012 tras ganar las elecciones en segunda vuelta a Abdoulaye Wade, su antecesor en el cargo. Durante este tiempo, Senegal ha experimentado un importante crecimiento económico que le ha permitido abandonar el vagón del subdesarrollo y situarse en el bloque de países de renta media, aunque la pobreza y el paro estructural siguen siendo problemas por resolver. Sin embargo, las expectativas son buenas. El comienzo de la explotación de gas en el yacimiento de Gran Tortuga, previsto para finales de este año, hace prever un crecimiento del PIB superior al 10% en 2024, algo inédito en este país africano.
Precisamente, el descubrimiento de valiosas reservas de gas y petróleo es el telón de fondo económico de la actual crisis política. Sonko sentó las bases de su enorme popularidad con la publicación, en 2016, del libro Petróleo y gas en Senegal, crónica de un expolio, en el que denunciaba una trama de corrupción en la gestión de los nuevos recursos. Esta acusación acabó con la dimisión, a modo de cortafuegos, de Aliou Sall, hermano del presidente, de su cargo de director del Fondo de Depósitos y Consignaciones del Estado. Sonko ha defendido la revisión de los contratos estatales ligados al gas, mientras que el Gobierno ha denunciado la existencia de “fuerzas ocultas que quieren desestabilizar a Senegal”, justo cuando se va a convertir en país exportador de gas y petróleo.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.