Cuenta atrás para el rescate de las cinco personas a bordo del submarino del ‘Titanic’: “Les quedan 40 horas de aire respirable”
Un empresario británico, otro británico-paquistaní, su hijo y dos exploradores embarcaron el domingo en el sumergible
Debía haber sido una gran aventura, al alcance solo de los muy expertos o muy privilegiados: ver con sus propios ojos los restos del Titanic, el mítico transatlántico hundido en 1912 a 3.800 metros de profundidad a más de 600 kilómetros de Terranova. El sumergible Titan, con cinco personas a bordo, comenzó su descenso el domingo. Menos de dos horas después, se le perdió la pista. La operación de búsqueda, en la que participan efectivos de varios países, lucha contra el tiempo para localizarlo. Los equipos de r...
Debía haber sido una gran aventura, al alcance solo de los muy expertos o muy privilegiados: ver con sus propios ojos los restos del Titanic, el mítico transatlántico hundido en 1912 a 3.800 metros de profundidad a más de 600 kilómetros de Terranova. El sumergible Titan, con cinco personas a bordo, comenzó su descenso el domingo. Menos de dos horas después, se le perdió la pista. La operación de búsqueda, en la que participan efectivos de varios países, lucha contra el tiempo para localizarlo. Los equipos de rescate temen dos problemas en su interior: una reserva de aire que se agotará el jueves y el frío a gran profundidad.
“Basándonos en los informes iniciales, que hablaban de 96 horas de aire, nuestro cálculo es que quedan 40 o 41 horas de aire respirable”, ha indicado en una rueda de prensa en Boston el capitán Jamie Frederick, del primer distrito de la Guardia Costera estadounidense. Eso implica que los ocupantes del submarino solo tendrán aire hasta las seis de la mañana (hora local, doce del mediodía en la España peninsular) del jueves. “Estamos trabajando contra reloj para resolver esta compleja búsqueda” y “haciendo todo cuanto está en nuestra mano” para localizar el sumergible, ha añadido.
Hasta el momento, los esfuerzos “no han arrojado resultados”, ha admitido Frederick. Una vez que se determine dónde está el minisubmarino, se estudiarán los siguientes pasos en la operación de rescate, ha explicado el militar.
En la operación participan aviones y buques de los servicios de guardacostas de Estados Unidos —que coordina el despliegue— y Canadá, equipados con cámaras y sonares. A ellos se les ha sumado el Deep Energy, un buque de colocación de tuberías, que cuenta con un robot de exploración submarino, y otras embarcaciones privadas de investigación, incluido el Polar Prince, que transportó el submarino a su punto de inmersión. El Gobierno francés ha anunciado asimismo el envío de su buque Atalante, igualmente dotado con un robot submarino capaz de exploraciones a gran profundidad. Más barcos llegarán en las próximas horas.
La Guardia Costera estadounidense no cuenta con todo el equipamiento que necesita para una búsqueda tan complicada como esta, ha indicado Frederick: “El mando unificado reúne esa experiencia y capacidad adicional para lograr el máximo rendimiento en el esfuerzo para resolver este problema tan complejo”.
“Nuestras tripulaciones de la Guardia Costera y de los gobiernos de EE UU y Canadá y el sector privado han trabajado día y noche para movilizar todo lo disponible para encontrar el sumergible y localizar a estas personas”, había declarado este martes a la cadena de televisión ABC News John Mauger, comandante de la Guardia Costera a cargo de las tareas de búsqueda.
El Polar Prince había partido la semana pasada de San Juan de Terranova. El mal tiempo —según contaba el sábado en su cuenta de Facebook uno de sus ocupantes, el multimillonario y explorador británico Hamish Harding, de 58 años— había sido una preocupación en esos momentos, pero las condiciones meteorológicas mejoraron durante el fin de semana lo suficiente como para intentar el descenso.
Además de Harding, presidente de la empresa de aviación Action Aviation, a bordo se encontraban el experimentado explorador francés Paul Henry Nargeolet, de 73 años, que ha dirigido media docena de expediciones al Titanic. Según las últimas informaciones, también viajaba el británico-paquistaní Shazada Dawood, administrador de una organización sin ánimo de lucro con sede en California, y su hijo Suleman. Completa el grupo Stockton Rush, el responsable de OceanGate, la empresa propietaria del sumergible.
Aunque las condiciones meteorológicas han mejorado tras una primera jornada de búsqueda con una gran niebla, la operación de rescate se ve complicada por lo remoto del lugar, la profundidad de las aguas y las propias dimensiones, relativamente reducidas, del sumergible. La embarcación, construida con fibra de carbono y titanio, mide menos de siete metros de eslora. Se la busca, según el capitán Frederick, en un área de unos 20.000 kilómetros cuadrados (tres veces la superficie del País Vasco), tanto en la superficie del agua como bajo ella. David Concannon, consejero de OceanGate, ha afirmado que se intenta trasladar a la zona lo antes posible un vehículo operado a distancia que puede sumergirse hasta 6.000 metros de profundidad para colaborar en la búsqueda.
Un viaje al Titanic es algo así como un viaje a la última frontera submarina. El transatlántico, que sus armadores describían como “insumergible”, se hundió en la noche del 14 al 15 de abril de 1912 en su viaje de estreno tras chocar contra un iceberg, llevándose consigo al fondo del mar a unas 1.500 personas de las cerca de 2.200 que viajaban a bordo. Dada la profundidad a la que se encuentra, localizar su pecio fue una tarea de décadas: no se halló hasta 1985.
OceanGate ofrecía esas excursiones a los muy pudientes. A aquellos que, como Harding, gustaban de explorar los confines más lejanos —el multimillonario británico había viajado al espacio, según sus conocidos—y podían pagar por ello. Por el precio de un apartamento, 250.000 dólares (unos 230.000 euros), la compañía ofrecía una expedición de siete noches y ocho días a turistas, a los que denominaba “especialistas de misión”, para ver uno de los pecios más célebres de la historia. Cada grupo incluía un piloto, un experto en el Titanic y hasta tres pasajeros. La expedición se comunicaba, según los tuits de la compañía, a través de Starlink, el sistema propiedad de Elon Musk.
“La ubicación de esta búsqueda está a cerca de 1.700 kilómetros al este del cabo Cod, en una profundidad de unos 3.960 metros. Es un área remota, y es un desafío desarrollar una búsqueda allí”, ha subrayado John Mauger.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.