Ortega y Murillo reciben al presidente de Irán en Managua ante la “preocupación” de Washington

La tesis del analista Eliseo Núñez es que el mandatario sandinista busca convertirse en “un estorbo” insostenible para Washington y forzar una negociación

El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, junto al de de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, este martes en Managua.Presidencia Nicaragua

Daniel Ortega y Rosario Murillo recibieron con “honores” al presidente Irán, Ebrahim Raisi, la noche de este martes en Managua, en medio de la “preocupación” expresada por el Gobierno de Estados Unidos por el “comportamiento desestabilizador” del régimen de los ayatolás en la región. El mandatario iraní llegó a la capital nicaragüense proveniente de Venezuela, donde sostuvo un encuentro con Nicolás Maduro, como parte de su primer viaje a Latinoamérica desde que tomó pose...

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Daniel Ortega y Rosario Murillo recibieron con “honores” al presidente Irán, Ebrahim Raisi, la noche de este martes en Managua, en medio de la “preocupación” expresada por el Gobierno de Estados Unidos por el “comportamiento desestabilizador” del régimen de los ayatolás en la región. El mandatario iraní llegó a la capital nicaragüense proveniente de Venezuela, donde sostuvo un encuentro con Nicolás Maduro, como parte de su primer viaje a Latinoamérica desde que tomó posesión del cargo en agosto de 2021, y que también incluye a Cuba, otro aliado de su Ejecutivo.

El portavoz del del Consejo de Seguridad de Estados Unidos, John Kirby, criticó –horas antes que Raisi aterrizara en Managua– la gira de la delegación iraní por la región: “No puedo hablar de la agenda de lo que están haciendo o quién se van a reunir. ¿Nos preocupa el comportamiento desestabilizador de Irán? ¡Claro que sí! Y hemos tomado y seguiremos tomando medidas para mitigar ese comportamiento que abarca muchos ámbitos”.

De acuerdo con Kirby, los iraníes han aumentado sus capacidades de misiles balísticos, la relación en materia con Rusia (inmersa en la invasión en Ucrania), y el acoso a la navegación marítima. “No vamos a pedir a los países de este hemisferio ni de ningún otro con quién tienen que asociarse o a quién van a permitir realizar una visita (...) Nosotros nos centramos en nuestros propios intereses de seguridad nacional en la región”, dijo el funcionario norteamericano.

Mientras tanto en Managua, Ortega y Raisi, ambos sancionados por Estados Unidos por violar derechos humanos, criticaron a Washington en sus discursos. “Somos revoluciones gemelas”, dijo Ortega en un acto público transmitido en cadena nacional, luego de que los ministros del régimen nicaragüense recibieron al mandatario iraní en el aeropuerto internacional Augusto Sandino.

Una visita promocionada

Desde hace días, la vicepresidenta Rosario Murillo venía publicitando con ímpetu esta visita, debido a que la pareja presidencial sandinista no suelen visitarlos jefes de estado: sufren un severo aislamiento internacional por las graves violaciones a los derechos humanos que han cometido. La última vez que los Ortega-Murillo recibieron a presidentes en ejercicio fue en enero de 2022, durante la controvertida toma de posesión de ambos, tras declararse ganadores de unas elecciones sin competencia, con todos los opositores presos o en el exilio. Al igual que los mandatarios sandinistas, Raisi también fue electo en unos comicios que no son reconocidos por gran parte de la comunidad intencional porque no fueron “libres y democráticos”.

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“Nos sentimos honrados, complacidos de recibir esta importante delegación de hermandad de la República Islámica de Irán, que llega a nuestro país y sostendrá encuentros con nuestro presidente [Ortega] por supuesto, con nosotros, con el gabinete, y estaremos informando de lo que se vaya acordando; se firmarán acuerdos y se darán declaraciones”, dijo la vicepresidenta Murillo. “Esa delegación viene a estrechar lazos de cooperación política, comercial y científica”, agregó en otra intervención.

Enrique Sáenz, exdiputado, opositor y despojado de su nacionalidad por el régimen de Ortega y Murillo pone en duda “esos” lazos que publicita la propaganda en Managua. “Primero, ¿cuáles son esos lazos políticos?”, pregunta desde Costa Rica, donde vive exiliado. “Cualquiera sabe la intención de Irán de establecer cabezas de playa en América Latina, que le sirvan como base de apoyo en sus disputas con Estados Unidos. Y es evidente que Ortega y sus compinches de Venezuela y Cuba se prestan gustosos a jugar ese papel. Así que está claro que buscarán cómo proyectar la imagen de una poderosa alianza revestida con los consabidos discursos patrioteros, antiimperialistas y anti occidentales”, sostuvo.

El anterior presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, visitó Nicaragua dos veces: en 2007 y 2012. Varias misiones se realizaron, se firmaron memorandos de entendimiento y surgieron varios “compromisos”. Entre ellos destacan la construcción de cuatro centrales hidroeléctricas, plantas procesadoras de leche, fábricas de cemento, muelles, un puerto de aguas profundas, 10.000 viviendas, entrega de 4.000 tractores y hasta un sistema de riego.

“Salvo la construcción de una policlínica de salud en un barrio de Managua, lo demás fue humo en las manos”, critica Sáenz. En 2022 fueron suscritos 22 acuerdos entre ambos regímenes, pero el opositor insiste que no han prosperado por varias razones. “¿Acuerdos culturales? ¿Para qué? Un verdadero disparate. ¿Qué tienen de común la cultura persa con la cultura nicaragüense? Ni los nicaragüenses hablan persa, ni los iraníes hablan español. Ni los nicaragüenses son musulmanes, ni los iraníes son cristianos, así que, ¿cómo podrían prosperar estos acuerdos culturales?”, ejemplifica.

Lo mismo, insiste Sáenz, en el sector científico y comercial. “¿Qué producimos los nicaragüenses que la economía de Irán necesita? ¿Café? Lo compran más barato a proveedores cercanos. ¿Azúcar? Lo compran más barato a proveedores cercanos. ¿Queso? ¿Frijoles? Ya hemos dicho en otra ocasión: los iraníes no comen gallopinto [plato típico de Nicaragua]. Las distancias, la falta de rutas comerciales y de infraestructura logística tornan ilusorio cualquier acuerdo comercial. La prueba está que han pasado 16 años y en las cuentas comerciales de Nicaragua, ni siquiera aparece Irán”, dice el también economista.

Eliseo Núñez, otro opositor en el exilio, dice a EL PAÍS que esta visita del presidente de Irán a Managua es parte de una estrategia de Ortega para posicionarse mejor en su tercia con Estados Unidos. “Su estrategia pasó de venderse como un muro de contención del narcotráfico para Estados Unidos para convertirse en una amenaza, que le permita más adelante negociar su estadía en el poder, a cambio de dejar de ser socio de los iraníes y los rusos”, analiza.

Ortega ha pedido en reiteradas ocasiones que Estados Unidos retire las sanciones internacionales que le han impuesto a su gobierno y círculo más cercano. Incluso, uno de sus hijos, Laureano Ortega, tuvo un acercamiento fallido con Washington en ese sentido. “De nuevo, la estrategia de Ortega es abandonar estas alianzas a cambio que Estados Unidos no lo siga sancionando y que no sigan pidiendo democracia para Nicaragua. Es decir, convertirse en un estorbo tan grande para Washington en la región para que Estados Unidos negocie con él, y no negocie la democracia de Nicaragua”, insiste Núñez.

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