De una reunión con Stiglitz a las tensiones con EE UU: Luis Arce cambia el rumbo de la política del litio en Bolivia

Un convenio con una empresa china, un proceso manchado de acusaciones de nepotismo y la disputa con Washington definen la nueva competencia mundial por las reservas del mineral

El presidente de Bolivia, Luis Arce, pronuncia un discurso durante las celebraciones del Día Internacional de los Trabajadores, en La Paz el pasado 1 de mayo.JORGE BERNAL (AFP)

Los pantallazos que muestran al presidente de Bolivia, Luis Arce, en una sala virtual con el economista Joseph Stiglitz parecen salidos de una realidad paralela. En 2021, un profesor boliviano de una universidad estadounidense organizó la reunión en donde los tres discutieron cómo Bolivia pudiera industrializar sus reservas de litio para impulsar el desarrollo. Hoy, las cosas han cambiado. El Gobierno de Bolivia choca con Estados Unidos, dicha re...

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Los pantallazos que muestran al presidente de Bolivia, Luis Arce, en una sala virtual con el economista Joseph Stiglitz parecen salidos de una realidad paralela. En 2021, un profesor boliviano de una universidad estadounidense organizó la reunión en donde los tres discutieron cómo Bolivia pudiera industrializar sus reservas de litio para impulsar el desarrollo. Hoy, las cosas han cambiado. El Gobierno de Bolivia choca con Estados Unidos, dicha reunión se antoja imposible y el Gobierno de Arce niega tener “ningún tipo de vinculación” con el académico boliviano.

La ruptura con Diego Von Vacano, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Texas A&M, se interpreta como una entre varias señales de que ha habido un repliegue en la política del litio, mineral que se encuentra en el centro de una renovada lucha geopolítica y comercial entre EE UU y China. El mundo ha cambiado desde que Arce llegó al poder en noviembre de 2020, con una guerra entre Rusia y Ucrania que ha estrujado también al pequeño país sudamericano, en su búsqueda por explotar las reservas de litio más grandes del mundo.

En Bolivia, la posibilidad de que empresas extranjeras puedan explotar el mineral, esencial para producir coches eléctricos, siempre ha sido un tema polarizante y los habitantes de las regiones en donde se ubican los salares y las áreas de extracción han expresado históricamente su rechazo. Incluso el predecesor de Arce, Evo Morales, tuvo que cancelar un acuerdo con una empresa alemana y su plan para el litio estuvo presente en las protestas que forzaron su salida del poder.

Aun así, inversionistas internacionales depositaron altas expectativas en Arce, quien, en 2019, surgió como un candidato lo suficientemente cercano a Morales para ganar las elecciones, pero con un perfil más tecnocrático. Economista con maestría de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, Arce promovió en su campaña una industrialización del litio al estilo de Morales con mayor apertura internacional. Y es ahí en donde Von Vacano encontró un espacio.

“Aunque yo no había estudiado el tema del litio a profundidad antes, empecé a adentrarme a finales de 2019, cuando se hablaba del declive del gas natural y cómo el litio pudiera reemplazarlo”, dice Von Vacano al teléfono. “Ya había el consenso de que el litio iba a ser la única manera de activar la economía boliviana”, asegura. Fue así como el estadounidense-boliviano, nacido en La Paz y con maestría en desarrollo económico por la Universidad de Harvard, comenzó a asesorar de manera informal a Arce.

Una de las múltiples reuniones que Von Vacano organizó con Arce, entre 2019 y 2021, fue con el Nobel de Economía estadounidense y profesor de la Universidad de Columbia, Joseph Stiglitz. “Discutimos el desarrollo del litio, con el enfoque principal en cómo Bolivia podría usar estos depósitos de recursos naturales para ayudar a industrializarse, alejándose del viejo modelo donde los países avanzados simplemente extraen los recursos”, dijo Stiglitz en un correo electrónico sobre la reunión. “Las cosas parecían bastante esperanzadoras entonces”.

Captura de pantalla de la reunión entre Luis Arce, presidente de Bolivia, el Nobel de economía Joseph Stiglitz y Diego Von Vacano, académico de Texas A&M, el 13 de abril de 2021.

Dos semanas después de dicha reunión virtual, en abril de 2021, Arce fue anfitrión del lanzamiento internacional de la nueva política de extracción directa de litio (EDL), un evento sin precedentes en el país en el que cualquier empresa, extranjera o nacional, podía asistir, acercarse a los funcionarios y escuchar las propuestas del Gobierno. En un hotel del centro de La Paz, y de acuerdo con el programa del evento, participaron al micrófono varios funcionarios y tres ejecutivos de empresas privadas: uno de una empresa china, otro de una rusa y uno más de una empresa estadounidense. El mensaje estaba claro: Bolivia buscaba inversionistas y estaba abierto a trabajar con países que compiten entre sí en el plano geopolítico.

Von Vacano trabajó como consultor con varias empresas extranjeras, incluyendo una firma estadounidense y una rusa, pero asegura haber firmado acuerdos de confidencialidad que no le permiten revelar sus nombres. El académico conectó a funcionarios del Gobierno de Arce con ejecutivos. “Era un momento en el que eran pocos lo que querían realmente entrar a Bolivia por el riesgo político, entonces yo lo veía como una oportunidad de tratar de convencerles de que inviertan en Bolivia, aunque yo no estaba recibiendo dinero ni de las empresas ni del gobierno boliviano”, asegura el académico.

También sirvió como puente entre políticos estadounidenses. De acuerdo con un par de correos entre Von Vacano y miembros del personal del senador demócrata Bernie Sanders, el legislador sostuvo una llamada con Arce en junio de 2021. El mapa geopolítico cambió abruptamente en febrero de 2022, cuando Rusia inició su ofensiva militar en Ucrania. China, aliado del Gobierno boliviano durante Morales, se alineó con Rusia.

En América Latina, China ha ido ganando espacios económicos y políticos importantes en las últimas décadas. Además de otorgar a empresas chinas contratos en litio, Argentina anunció recientemente que dejaría de usar el dólar para usar el yuan en su comercio con China, uno de sus principales socios. El mes pasado, el presidente de Brasil expresó su deseo por crear una moneda en común entre los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) como alternativa al dólar. También el mes pasado, el Gobierno de Chile anunció que la empresa china BYD fue nombrada productora calificada de litio y construirá una planta de 290 millones de dólares. La competencia por el litio latinoamericano no la va ganando EE UU.

Al mismo tiempo, el proceso del litio en Bolivia comenzó a mostrar señales de deterioro. Despidos de empleados de la paraestatal Yacimientos de Litio Boliviano (YLB), acusaciones de nepotismo y el rol, todavía no esclarecido, del hijo del presidente Arce en los negocios con empresas extranjeras, mancharon con sospechas los prospectos de la industrialización del mineral. En enero, el Gobierno de Arce anunció que había firmado un convenio con la china CATL, que domina el mercado global de vehículos eléctricos, para permitirle extraer litio. CATL era una de seis empresas elegidas para competir, nada se ha dicho sobre las otras cinco. Que Bolivia llegara a un acuerdo con una empresa China era lo esperado, ya que ambos países han sido aliados durante décadas. La pregunta en el aire era si estaba también dispuesto a permitir la entrada a los estadounidenses.

El 8 de marzo, la jefa del Comando Sur del ejército de los EE UU, Laura Richardson, se dijo preocupada por la presencia china en el denominado “triángulo del litio” de Sudamérica, formado por Chile, Argentina y Bolivia. “Esta región está llena de recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios, que se aprovechan de ellos aparentando que están invirtiendo cuando, en realidad, están extrayendo”, dijo la estadounidense. Arce, quien ha padecido pugnas al interior de su partido y hasta un distanciamiento con Morales, respondió a Richardson unos días después ante las bases de su partido diciendo que “la derecha internacional y nacional está volviendo a poner los ojos sobre Bolivia”. El litio boliviano, acusó Arce, está “amenazado”.

El acuerdo con CATL no es un contrato, ya que, ahora mismo, un contrato es imposible de otorgar. Arce no ha aprobado una ley que vaya más allá de lo que fue Morales para crear un marco jurídico a seguir por las empresas extranjeras que quieran extraer o industrializar el litio. Aunque con varios huecos, la ley que rige actualmente obliga a las empresas a entregar regalías de 3% de lo extraído a los Gobiernos locales en Oruro y Potosí, en donde se concentran los yacimientos. “Esto no es suficiente”, señala Lissa Claros, diputada nacional de oposición y representante del departamento de Potosí, al teléfono.

La propuesta del partido de Claros, la cual fue aprobada por el Congreso y espera el sello del Ejecutivo, “establece el respeto a la naturaleza, que las regalías sean por encima del 11% y que haya participación directa de la sociedad civil”, explicó la legisladora. “Ese es el proyecto consensuado que teóricamente se habría comprometido el Gobierno a aprobarla y a dar viabilidad, pero no está existiendo nada de ello”.

Más allá de eso, apuntó Claros, no se ha transparentado la información sobre el convenio con CATL. “Ahorita ya está en curso un acuerdo, un convenio que ha firmado con con una empresa china, pero los alcances del convenio no lo tenemos. Hemos presentado una petición de informe escrita para que nos informen sobre los alcances, de cuánto es el beneficio, cuál es el trabajo que se va a hacer y no hemos tenido todavía un informe”. En tres ocasiones, el ministro de energía ha cancelado su presencia al nforme oral sobre el tema, asegura Claros. “El Gobierno no tiene la voluntad de que esto se transparente y de que los parlamentarios, ni mucho menos los ciudadanos, tengan una información clara para hablar con conocimiento de causa”.

Esto fue lo que se perdió en el proceso del litio boliviano, coincide Von Vacano, quien publicó una columna de opiniónen un medio nacional pidiendo transparencia, el cual le valió una descalificación por parte del Gobierno de Arce. La vocera de la Administración dijo a reporteros: “de parte del Gobierno, no tenemos ningún tipo de vinculación” con Von Vacano. Además, una legisladora del partido oficial pidió se abriera una investigación al académico.

En respuesta, Von Vacano opina: “Bolivia aún sigue siendo un país sumamente pobre, y en lugar de hacer las cosas de una manera transparente en el litio, se ha metido en un atolladero oscuro, encubierto al más alto nivel del gobierno, y apoyado por gente oportunista”.

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