“Solo el adelanto de las elecciones generales podría dar estabilidad a la democracia”
Los peruanos viven momentos de incertidumbre pendientes de las noticias por el celular
Tras el anuncio este miércoles del entonces presidente, Pedro Castillo, de que disolvería el Congreso y decretaría un Gobierno de excepción en Perú, la población se volcó en sus teléfonos móviles y la radio a la espera de las reacciones inmediatas. A esas horas nadie sabía el rumbo que podría tomar el país. En el distrito de San Borja, una hora después del campanazo presidencial, las personas temían posibles movilizaciones a favor y en contra en Lima. El...
Tras el anuncio este miércoles del entonces presidente, Pedro Castillo, de que disolvería el Congreso y decretaría un Gobierno de excepción en Perú, la población se volcó en sus teléfonos móviles y la radio a la espera de las reacciones inmediatas. A esas horas nadie sabía el rumbo que podría tomar el país. En el distrito de San Borja, una hora después del campanazo presidencial, las personas temían posibles movilizaciones a favor y en contra en Lima. El que ya había sido considerado un golpe de Estado por el partido que aupó a Castillo, no tenía una trayectoria certera. En la calle, antes de que sesionara el Congreso para vacar al presidente, los ciudadanos estaban pendientes de la reacción de las fuerzas armadas.
Eduardo Reynoso, un administrador de 28 años, rechazó de plano las pretensiones de Castillo. “Es un golpe de Estado, es inconstitucional y estoy en contra: ahora hay que esperar a ver qué dicen los militares. Lo más factible es que haya elecciones generales porque el Congreso no representa a nadie y no está interesado en el bien común”, comentó en este distrito de clase media de San Borja.
En el centro de Lima, desde las seis de la mañana las avenidas que conducen al Congreso y a Palacio de Gobierno estaban llenas de vallas, en previsión de manifestaciones a favor y en contra de la destitución presidencial que estaba anunciada para el debate de esta tarde en el pleno del Congreso. Se iba a discutir a las tres, pero decidió adelantarse. Algunos ciudadanos afines al presidente se fueron congregando en la avenida Abancay, cerca del Parlamento, para protestar contra la vacancia, como se conoce a esa moción de censura. Los agentes de la policía tenían la orden de dispersarlos. Los acontecimientos, tal cual se iban desencadenando, tuvieron pronto su eco en los mercados: el cambio del dólar estuvo el martes a 3,83 soles y tras el autogolpe subió ligeramente, a 3,90. El cambio desconcierta a los peruanos cuando supera los cuatro soles por dólar.
El oleaje llegó de inmediato a todas las esferas del país. Cuando Castillo anunció el cierre de la Cámara legislativa transcurría en el Teatro Nacional la entrega del Premio Nacional de Literatura y los asistentes fueron alertados en sus celulares; todo eran murmuraciones e incertidumbres sobre la inesperada noticia. Al final de la ceremonia, Karina Pacheco, premio de Novela, comentó a EL PAÍS: “Solo el adelanto de las elecciones generales podría dar estabilidad a la democracia ante un Gobierno y un Congreso que se han deslegitimado día a día. Esa experiencia de un Gobierno autoritario la hemos tenido ya hace 30 años”.
El escritor e historiador José Carlos Agüero, añadió: “En este tiempo, las personas se han distanciado tanto de la política que la representatividad se ha vuelto casi cero. Lo bueno de eso es que el Perú sigue caminando porque hay dinámicas que pueden continuar al margen de esos enfrentamientos absurdos (del Congreso y el Ejecutivo). Lo malo es que hay algunas decisiones de administración pública que son imperativas de tomar y si no se toman nos vamos a joder: una de ellas es la crisis de los alimentos, la inflación, la gripe aviar... Todos hacen algo en los otros países, y en Perú no”, sostuvo Agüero, uno de los principales intelectuales del país andino.
Minutos después, cuando los ciudadanos todavía evaluaban el riesgo de un anuncio como el recibido, la policía Nacional de Perú detenía al presidente Castillo.