China relaja las medidas anticovid en Guangzhou para frenar nuevas protestas
Las autoridades locales suprimen los confinamientos en varios distritos tras los choques entre trabajadores y la policía
La ciudad china de Guangzhou ha eliminado temporalmente los confinamientos de varios distritos en un intento de frenar el creciente malestar entre los trabajadores, que en las últimas semanas han protagonizado altercados con la policía en este centro manufacturero del sur del país. El último tuvo lugar en la madrugada de este miércoles, nuevamente entre ...
La ciudad china de Guangzhou ha eliminado temporalmente los confinamientos de varios distritos en un intento de frenar el creciente malestar entre los trabajadores, que en las últimas semanas han protagonizado altercados con la policía en este centro manufacturero del sur del país. El último tuvo lugar en la madrugada de este miércoles, nuevamente entre trabajadores venidos de otras provincias y las fuerzas del orden, por los estrictos protocolos para frenar el virus y que les impiden ganarse su salario diario. Esta relajación de las medidas llega un día después de que Pekín culpase a los gobiernos locales de tomarse la justicia por su mano a la hora de implementar la “estrategia dinámica de covid cero” y anunciase que acelerará la vacunación de las personas mayores, cuyas tasas de inmunización son muy bajas. Miles de personas en todo el país salieron el fin de semana a exigir una “vuelta a la vida normal” y la eliminación de las restricciones. Las manifestaciones han cesado tras un enorme despliegue policial.
Si bien las autoridades se han encargado de que ya no quede rastro de la Revolución del DIN-A4 ―en referencia a las hojas en blanco que exhibían los manifestantes ante la censura―, en la madrugada del miércoles, la capital cantonesa vivió otro episodio de choques entre trabajadores y la policía. Según las publicaciones de un testigo en Weibo, el Twitter chino, el enfrentamiento tuvo lugar en el distrito de Haizhu, donde se ubican muchas fábricas y talleres textiles de Guangzhou y donde han emergido las conocidas como aldeas urbanas, en las que habitan trabajadores de otras provincias en condiciones bastante precarias.
En un mensaje que se está compartiendo a través de Twitter, uno de los trabajadores explica que las autoridades han obligado a su empresa a aumentar el coste de los envíos por los protocolos de desinfección y cuarentena que tienen que pasar los paquetes. “Para nuestra fábrica son más de 100 yuanes (13,5 euros) por paquete, y tenemos como 1.000 paquetes por entregar, por lo que a la empresa le cuesta como 100.000 yuanes (13.500 euros) por día. No es que no queramos seguir las reglas [preventivas contra la covid], simplemente nos están llevando al límite”, critica. En su publicación, asegura que entre 500 y 600 efectivos policiales se desplazaron a la zona.
En los vídeos que están circulando por las redes sociales se ve a los policías antidisturbios envueltos en EPI (equipos de protección individual), portando escudos y avanzando por una calle estrecha en formación hacia lo que parecen ser vallas de chapa metálicas ―las que se colocan para sellar las zonas confinadas― mientras les arrojan objetos. En otros se advierte que los agentes se llevan a varias personas esposadas y cómo un bote de gas lacrimógeno cae en medio de un grupo de personas en la calle, lo que provoca que una parte huya.
Menos de 24 horas después del incidente, la capital cantonesa, de 19 millones de habitantes, ha anunciado una relajación de las medidas anticovid, pese a registrar unos 7.000 contagios diarios. China afronta la peor ola de infecciones desde el inicio de la pandemia y, aunque este miércoles registró un ligero descenso en el número de positivos con respecto a la jornada anterior, las cifras continúan siendo mayores a las de la pasada primavera. “Creo que están haciendo una prueba aquí en Guangzhou para ver si funciona, para comprobar si incluso haciendo menos tests y con confinamientos menos estrictos se puede controlar la covid”, opina el virólogo de la Universidad de Hong Kong Jin Dong-yan, citado por Financial Times.
Además, las autoridades de Zhengzhou (en el este), donde se ubica la mayor fábrica de iPhone del mundo, operada por Foxconn, también han anunciado la reanudación “ordenada” de la actividad, aunque han publicado una larga lista de urbanizaciones que continuarán confinadas. La semana pasada, la planta de Foxconn volvió a ocupar titulares por una enorme protesta salarial dentro de sus instalaciones, que se mezcló con las demandas de algunos trabajadores que acusaban a la dirección de estar mezclando a empleados sanos y contagiados de covid.
Estos protocolos más laxos llegan después de que la Comisión Nacional de Salud prometiese que responderá a las “preocupaciones urgentes” de los ciudadanos y enfatizase que la estrategia de lucha contra la pandemia debe implementarse de manera más flexible, de acuerdo con las condiciones de cada región. El hartazgo, tras dos meses en los que han tenido lugar varias tragedias provocadas por la férrea aplicación de la política de covid cero, sumado a los estragos en la economía, hizo estallar a muchas personas en varios puntos del país el pasado fin de semana, que perdieron el miedo a reclamar mayor libertad. De acuerdo con una estimación del think tank Australian Strategic Policy Institute, entre el sábado y el lunes hubo hasta 43 protestas en 22 ciudades de China. Por el momento, se desconoce una cifra de detenidos.
Aunque ni las autoridades ni los medios de comunicación estatales se han referido abiertamente a las manifestaciones, Chen Wenqing, jefe de la Comisión Central de Asuntos Políticos y Legales del Comité Central del Partido Comunista de China, ha expresado que el país “tomará medidas enérgicas contra las actividades de infiltración y sabotaje de las fuerzas hostiles”. En su discurso, publicado el martes por la noche por la agencia estatal de noticias Xinhua, el alto funcionario chino también enfatizó que no se tolerarán “actividades ilegales y delictivas que perturben el orden social”.
Según denunció un manifestante a EL PAÍS, en Pekín y Shanghái la policía ha amenazado a los que estuvieron presentes en las concentraciones y está requisando los teléfonos móviles de los transeúntes en las zonas donde se produjeron, en busca de aplicaciones prohibidas en China, como Telegram o Twitter. En las grandes urbes se ha reforzado la seguridad de manera muy visible.
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