Trump encaja otro golpe con el fracaso de su candidata a gobernadora de Arizona
Kari Lake, una de las negacionistas más destacadas del triunfo de Biden en 2020, pierde tras una ajustada contienda ante la demócrata Katie Hobbs
Las sorpresas siguen llegando a casi una semana de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, en las que estaban en juego no solo el control de ambas cámaras del Parlamento, sino también el puesto de gobernador en 36 Estados. Los demócratas se han hecho con ese cargo clave en Arizona, un sólido bastión republicano que se convirtió en un Estado morado (en los que se alterna el poder entre ambos partidos) desde que...
Las sorpresas siguen llegando a casi una semana de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, en las que estaban en juego no solo el control de ambas cámaras del Parlamento, sino también el puesto de gobernador en 36 Estados. Los demócratas se han hecho con ese cargo clave en Arizona, un sólido bastión republicano que se convirtió en un Estado morado (en los que se alterna el poder entre ambos partidos) desde que Donald Trump se peleó con la familia del influyente senador John McCain. El expresidente, que ha sido considerado uno de los grandes perdedores de la contienda del día 8, puede sumar ahora la derrota de su candidata a gobernadora de Arizona, Kari Lake.
Lake, expresentadora de Fox News, debutó en la política abanderando iniciativas radicales y rechazando que Joe Biden hubiera ganado la elección presidencial en 2020. La candidata trumpista ha sido derrotada por Katie Hobbs, la exsecretaria de Estado local. Su triunfo ha sido declarado por la agencia Associated Press. Su ventaja es de menos de 19.400 votos con el 98% escrutado.
Hobbs hizo campaña presentándose como la alternativa moderada frente a la línea dura de Lake. La cara de los informativos nocturnos de la cadena conservadora durante 20 años fue una presencia frecuente en los mítines que Trump dio en Arizona durante la campaña. Sobre el escenario prometía continuar el muro fronterizo y movilizar tropas de la Guardia Nacional a los límites con México para arrestar y enviar a migrantes a campos como los que puso en marcha el polémico sheriff Joe Arpaio en Phoenix. También llamó a Hillary Clinton “una mujer asquerosa” que “debería estar en prisión”. El día de la elección, Lake amenazó al grupo de reporteros que la seguía: “Voy a ser su peor jodida pesadilla durante los próximos ocho años [dos mandatos como gobernadora]... Vamos a reformar los medios”.
Lake no ha dado ninguna señal de estar dispuesta a admitir su derrota. En la noche del lunes, respondió descartando el fin de la carrera: “La gente de Arizona reconoce la basura cuando la ve”. Antes había cargado contra los funcionarios electorales por el retraso en el conteo y aseguró, sin pruebas, que estos favorecían a los demócratas. Como ha pasado en otras elecciones del oeste del país, el voto por correo ha favorecido a los candidatos del partido de Biden.
A la derrota de Lake, se une la de la otra gran apuesta de Trump en Arizona: Blake Masters, quien pretendía arrebatar el puesto en el Senado al demócrata Mark Kelly. La reelección de este senador garantiza a los demócratas los 50 asientos que les otorgan el control de esa cámara sin esperar a los resultados de la segunda vuelta en Georgia, cuyo desenlace podría concederles un escaño más. Incluso si los republicanos obtienen ese asiento y ambos partidos quedan igualados, los demócratas cuentan con el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, también presidenta del Senado.
Por otra parte, el partido de Trump acaricia el control de la Cámara de Representantes, a solo un escaño de la mayoría de 218 asientos. Pero a falta de concluir el conteo de votos en Estados clave, como California, los demócratas los siguen de cerca con 205 escaños. Esta escasa ventaja y el dominio demócrata del Senado complica el proyecto republicano de bloquear la acción legislativa del Gobierno de Biden. Los congresistas suelen votar menos en bloque que los senadores en cuestiones que afectan a los distritos que representan, o bien por creencias personales.
El cambio de 2020
Hobbs será la quinta gobernadora mujer de Arizona y la primera demócrata desde que Janet Napolitano dejó el cargo en 2009. La región fue gobernada desde entonces por los republicanos. Era un leal territorio para los candidatos de derechas a la presidencia de Estados Unidos. Lo ganaban cada cuatro años desde 2000. En 2020, sin embargo, todo cambió. Trump montó en cólera cuando la cadena Fox News adjudicó el Estado a los demócratas la noche electoral. Hobbs, como secretaria de Estado, era la encargada de supervisar los votos de esa contienda. Siempre rechazó las teorías de la conspiración del círculo cercano al expresidente, quienes gritaban a los cuatro vientos que se había cometido un fraude en su contra. No aportaron ninguna prueba para respaldar la acusación. Candidatos como Lake y Masters hicieron campaña basándose en esta gran mentira.
El triunfo de Hobbs tiene como telón de fondo la defensa del voto y de la democracia, una de las narrativas más fuertes en este ciclo electoral y que ha favorecido a los demócratas y a los republicanos moderados. Hobbs sustituirá a Doug Doucey, un republicano que ya no podía ser reelegido. El gobernador se enfrentó a la furia de Trump argumentando que no existían pruebas de las acusaciones de fraude. Doucey se negó a alimentar lo que se ha llamado como La gran mentira, convirtiéndose en un traidor a ojos del trumpismo. El expresidente intentó que Doucey no firmara los documentos que avalaban la apretada victoria de Biden por 10.400 votos en el Estado. Las cámaras de televisión captaron el momento en el que en el móvil de Doucey sonaba la llamada entrante de Trump, con el himno Saludo al jefe (Hail to the Chief). El gobernador silenció el teléfono y firmó los papeles.
Antes de las elecciones de noviembre de 2020, en Arizona se desató una batalla por el alma del Partido Republicano. Trump apoyó a Lake y otros candidatos similares, mientras que Mike Pence, quien fue su vicepresidente, visitó el Estado apoyando a empresarios y aspirantes menos vociferantes. En julio ambos coincidieron en sendas giras, escenificando la división que vivía el partido tras el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Cuando el conteo de votos comenzó a dar la ventaja a Hobbs, Meghan, hija de John McCain, dijo con sorna: “Parece que sí necesitaba a esos republicanos simpatizantes de McCain que presume de que ya no existen”. Algunos miembros del candidato presidencial republicano en 2008 ayudaron a conseguir fondos para Hobbs. La congresista Liz Cheney pagó propaganda en contra de Lake.
Los demócratas, en cambio, mostraron unidad. Cuando Hobbs anunció su intención de convertirse en la candidata, nadie se presentó a las primarias. Sus constantes apariciones en televisión defendiendo el recuento en Arizona elevaron su perfil nacional, lo que le permitió recaudar millones de dólares para su campaña. Antes de entrar en política, había sido una trabajadora social en favor de los jóvenes sin techo y de las mujeres víctimas de violencia machista en Phoenix, la ciudad más poblada de Arizona.
Hobbs intentó llevar una campaña sin sobresaltos. Hizo eventos públicos acartonados y ciñéndose al guion. Se negó a debatir con Lake con la convicción de que su rival convertiría el encuentro en un carnaval de mentiras sobre las elecciones de 2020. La estrategia parece haberle dado resultado. Arizona será azul los próximos cuatro años. Texas se convertirá desde enero en el único Estado fronterizo con México que es controlado por los republicanos.
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