La policía argentina detiene a la novia del hombre que intentó matar a Cristina Kirchner
La mujer de 23 años estuvo en la concentración frente a la casa de la vicepresidenta el día del atentado. La justicia argentina cree que el agresor no actuó solo
La policía federal argentina detuvo este domingo a la pareja del hombre acusado de intentar matar el pasado jueves con una pistola a la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. Brenda Elizabeth Uliarte, de 23 años, se encontraba en el mismo lugar que el atacante, Fernando Sabag Montiel, la noche del atentado. Las cámaras de seguridad del barrio y otras filmaciones de esa noche han permitido a la Justicia desarmar la ...
La policía federal argentina detuvo este domingo a la pareja del hombre acusado de intentar matar el pasado jueves con una pistola a la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. Brenda Elizabeth Uliarte, de 23 años, se encontraba en el mismo lugar que el atacante, Fernando Sabag Montiel, la noche del atentado. Las cámaras de seguridad del barrio y otras filmaciones de esa noche han permitido a la Justicia desarmar la coartada de la mujer, que había negado ver al atacante antes del intento de asesinato. Uliarte fue arrestada en una estación de tren mientras viajaba hacia el centro de la ciudad. Con su detención, la hipótesis de que el atacante no actuó solo toma impulso. El fin de semana, Uliarte había declarado en una entrevista televisiva que llevaba conviviendo con Sabag Montiel durante un mes, pero que no lo había visto los dos días previos al ataque. La investigación policial que rastreó los pasos de Sabag Montiel a través de cámaras de seguridad determinó que Uliarte había mentido: estuvo con él esa noche frente a la casa de Cristina Kirchner. La Justicia tomará su declaración este lunes.
La jueza a cargo del caso, María Eugenia Capuchetti, ha decretado el secreto sumario tras un domingo difícil en los tribunales. La investigación por el intento frustrado de magnicidio avanza a trompicones. La principal pista que tenía la Justicia era el teléfono que llevaba Sabag Montiel la noche del ataque, pero su contenido ha sido borrado. La jueza escuchó este domingo como testigos a los peritos que manipularon el teléfono del agresor para determinar por qué se reseteó al estado de fábrica. El móvil había sido retenido tras la detención del atacante el jueves por la noche. Después fue entregado al juzgado de Capuchetti. Los primeros que intervinieron sobre el teléfono, el viernes, eran agentes federales. La Justicia investiga ahora si los datos se borraron por impericia de los peritos o si lo pudo hacer otra persona de manera remota.
La revelación ha golpeado a uno de los fieles de la vicepresidenta Cristina Kirchner en el gabinete de Gobierno. El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, defendió el operativo de seguridad del jueves y dijo que la policía federal no había manipulado el teléfono. Pero puso su renuncia a disposición del presidente Alberto Fernández: “Lo primero que le dije al presidente es que yo estaba dispuesto, cuando él lo decidiera, a correrme”.
El domingo, la jueza también escuchó la declaración de uno de los amigos de Sabag Montiel, que horas después del atentado había sido entrevistado en televisión. “Creo que su intención original era matarla, lamentablemente no ensayó antes”, dijo sin pestañear Mario Pablo Borgarelli, que en su declaración tomó distancia del detenido y se presentó como “un conocido”. La frase que dijo en televisión resume la normalización del odio a la expresidenta en los últimos años, y da pistas sobre la vida del atacante antes del intento de asesinato: un corrillo de amistades y conocidos de Sabag Montiel en los canales de televisión ha descrito a una persona con relaciones, trabajo y un alquiler que pagaba todos los meses.
Brenda Uliarte, su pareja, había declarado a los medios de comunicación que convivía con él desde hacía un mes, que se conocían desde hace cuatro y que no sabía que tuviera un arma. También afirmó que nunca había escuchado a su novio hablar de Cristina Kirchner. “La verdad, no recuerdo menciones a la vicepresidenta. Se quejaba del dólar y la economía, como todos”, declaró a la cadena de televisión Telefe. “Estoy con mucho miedo porque nos quitan la posibilidad de trabajar y también porque nos están culpando de algo que no hicimos”, aseguró ante las cámaras. También afirmó que se había enterado del atentado por televisión y que se quedó “perpleja” tras la detención de su pareja, a quien definió como “un buen hombre” y un “trabajador”. La mujer negó luego haber visto la pistola que usó su novio el jueves y afirmó no saber nada del centenar de balas que se hallaron en un registro en su domicilio.
El abogado de Cristina Kirchner, Gregorio Dalbón, había sostenido horas antes de la detención de Brenda Uliarte esa misma hipótesis que apunta a que el ataque no fue obra solo del principal sospechoso. El letrado aseguró que el intento de asesinato se preparó y que otras personas conocían las intenciones del agresor, aunque no señaló a nadie en concreto. “Puedo adelantar que hay más personas implicadas”, insistió Dalbón, que precisó que no se trata de “personas públicas, son como era este chico”, en alusión al hombre acusado del ataque contra la vicepresidenta argentina, de 69 años, del que resultó ilesa y del que ni siquiera se dio cuenta.
Dalbón criticó además que el móvil del sospechoso sufriera, ya en manos de los investigadores, un daño que aparentemente impide acceder a la información que contenía. “Es increíble que se equivoquen y se pierdan datos tan importantes como los que surgen del teléfono de un asesino en esta causa”, dijo el abogado, al anunciar que presentará una denuncia por negligencia.
Simbología nazi y contenido erótico en internet
Sabag Montiel, de 35 años, tenía antecedentes con la policía por posesión de arma blanca. El 17 de marzo de 2021 fue detenido por circular en un coche sin matrícula y llevar un gran cuchillo. También lucía tatuajes de odio, de ideología nazi, unas ideas que reproducía en redes sociales. Junto a Brenda Uliarte, habían aparecido más de una vez en entrevistas callejeras de televisión quejándose contra el Gobierno y los subsidios del Estado.
“Antes tenía un plan social, pero prefiero salir a trabajar. Me parece que cobrar los planes sociales es fomentar la vagancia”, dice Uliarte en una de ellas. Sabag Montiel y ella vendían algodón de azúcar en la calle Corrientes, la arteria principal del circuito teatral de Buenos Aires. En redes sociales, Uliarte también se hacía llamar Ámbar, pseudónimo bajo el cual vendía contenido erótico. El contenido de su cuenta de Instagram ha sido borrado. Quedan, sin embargo, algunas historias que subió el domingo por la tarde: el discurso que el diputado ultraderechista, Javier Milei, dio el sábado en el Congreso durante una sesión en condena contra el ataque sufrido por la vicepresidenta: “Hubo muertos ayer, hubo muertos hoy, y habrá muertos mañana. Y la política se sigue mirando el ombligo”, dijo Milei .“Dejamos claro nuestro repudio a la violencia, pero no aceptamos este show dantesco de la política”, dice al final del vídeo, que Uliarte acompañó con un mensaje al diputado: “¡Fuerza, león!”.
El intento de magnicidio ocurrió cuando Kirchner firmaba autógrafos y saludaba a sus seguidores el jueves por la noche en la puerta de su edificio en el acomodado barrio de Recoleta, donde cientos de manifestantes se congregan desde hace dos semanas para respaldarla en medio de un juicio contra ella por presunta corrupción por el que podría ser condenada hasta a 12 años de cárcel.
Aunque el agresor apuntó con su arma a la cabeza de la vicepresidenta y apretó dos veces el gatillo, el arma no funcionó. Sabag Montiel llevaba cinco balas en el cargador, no había echado hacia atrás la corredera de la pistola semiautomática. Los investigadores no saben si se trata de un error o si en realidad no pretendía matar a Cristina Kirchner. Advertidos por los manifestantes, que ayudaron a reducir al atacante, los guardaespaldas de la vicepresidenta la protegieron y redujeron al hombre, cuyas motivaciones se desconocen aún. El atacante se ha negado a declarar y solo ha aceptado un abogado de oficio.
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