Cientos de civiles y militares ucranios se refugian en una fábrica de Severodonetsk, el principal frente de guerra en Donbás
Ucrania ignora el ultimátum de Rusia que pedía la rendición a cambio de articular un corredor humanitario que facilitase la salida de ciudadanos de este reducto de resistencia
El Ejército ruso se prepara para dar la estocada final a la ciudad de Severodonetsk, en la provincia de Lugansk, donde todavía resisten las últimas unidades ucranias y a donde ha desplazado gran parte de su poder de fuego. Antes de ello, Moscú ha anunciado que abrirá este miércoles un corredor humanitario para la evacuación de los civiles atrincherados en la planta química de la empresa Azot, último enclave de la resistencia ucrania. Después de semanas de ataques, intensificados en los últimos días, el Ejército ucranio ha ido poco a poco perdiendo calles hasta refugiarse en una de las fábricas...
El Ejército ruso se prepara para dar la estocada final a la ciudad de Severodonetsk, en la provincia de Lugansk, donde todavía resisten las últimas unidades ucranias y a donde ha desplazado gran parte de su poder de fuego. Antes de ello, Moscú ha anunciado que abrirá este miércoles un corredor humanitario para la evacuación de los civiles atrincherados en la planta química de la empresa Azot, último enclave de la resistencia ucrania. Después de semanas de ataques, intensificados en los últimos días, el Ejército ucranio ha ido poco a poco perdiendo calles hasta refugiarse en una de las fábricas químicas, ubicada en un polígono industrial de las afueras de Severodonetsk, ciudad clave para el control del este del país y, en concreto, de la región oriental de Donbás.
El jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de Rusia, el coronel Mijaíl Mizintsev, ha señalado que el corredor estará abierto hacia la ciudad de Svatovo, a 74 kilómetros de distancia, en la autoproclamada República Popular de Lugansk. El Ejército ruso ha exigido la rendición de los soldados ucranios que aún están en la planta, junto con centenares de civiles, y ha fijado como ultimátum las 19.00 (hora española peninsular) de este miércoles.
Una nueva Mariupol
Todo apunta —como dijo el alcalde de Severodonetsk, Oleksandr Striuk, en una entrevista reciente con EL PAÍS— a que la sangrienta batalla por la ciudad va camino de convertirse en una nueva Mariupol donde cientos de soldados tratarán de resistir hasta el final.
Por el momento, la situación en la ciudad es dramática y las pocas imágenes que llegan del lugar pintan una ciudad destrozada donde es imposible la vida. Los tres puentes que salen de la urbe han sido destruidos, lo que dificulta enormemente la evacuación de los 12.000 civiles que aún viven allí, según cifras de su alcalde , que antes de la guerra contaba con más de 100.000 habitantes.
De ellos, unos 500 están refugiados en la planta de Azot, que está siendo bombardeada sin descanso. Según los separatistas prorrusos, casi 2.500 militares ucranios están atrincherados en la planta química.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido a sus soldados resistir en la batalla y ha asegurado que los combates que se están librando en la región de Donbás “darán una pista” sobre la continuación de la guerra con Rusia, según dijo en un vídeo publicado el martes. Las fuerzas rusas destinadas a la conquista de Severodonetsk probablemente estarán empantanadas durante días en la fábrica.
Días antes, Zelenski describió esta batalla como “feroz” y una de las más difíciles en la guerra que sostiene con Rusia. El presidente describió el lugar como “un pueblo fantasma que ha perdido a la mayoría de la gente, miles de vidas y absolutamente todas las perspectivas”. Según Zelenski, la batalla por el control de esta ciudad tiene una importancia mayor que la de Mariupol. “Esta es una batalla muy feroz, muy difícil. Probablemente una de las más difíciles de esta guerra. Agradezco a todos los que defienden esta posición. En gran medida, el destino de nuestro Donbás se está decidiendo allí”, dijo Zelenksi la semana pasada.
Por su parte, el jefe de la administración militar regional de Lugansk, el ucranio Serhii Haidai, informó de que Rusia había golpeado de nuevo la planta de Azot. “El puesto de control de la empresa resultó dañado”, escribió Haidai este miércoles en su página de Facebook. Según Haidai, “los bloques de gran altura ubicados más cerca del gigante químico están siendo destruidos. El enemigo es más débil en las batallas callejeras, por lo que abre fuego de artillería, arruinando casas” y otras instalaciones.
Todo apunta a que de consumarse el control de Severodonetsk, las fuerzas rusas intentarán la captura de Lisichanks, al otro lado del río Donets, donde la artillería ataca desde hace semanas y ha reducido a cascotes el centro de la población. La conquista de ambas ciudades supondría el control casi total de Donbás, una de las áreas más industrializadas de Ucrania, así como de las más densamente pobladas, a pesar de que solo constituye un 5% del territorio nacional. En 2013 suponía un 20% del PIB y un 10% de la población ucrania, en torno a cuatro millones y medio de personas. No obstante, la mayoría de ellos son rusos étnicos por la presencia histórica rusa en la región. Alrededor de un millón y medio la han abandonado desde que estalló la guerra.
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