Explosiones en la región prorrusa moldava de Transnistria elevan el temor a una intervención de Moscú
El Gobierno de Chisináu cree que los ataques buscan crear un pretexto para “agravar la situación” de esa parte de su territorio que escapa a su control
Una serie de ataques en la región moldava de Transnistria elevan la tensión en el este de Europa y alertan del riesgo de que el ataque ruso a Ucrania se extienda a otros países de la zona. Las explosiones en esta región separatista eleva el temor a que la ofensiva rusa pueda ampliarse a Moldavia, como vaticinó recientemente un general ruso. Dos antenas de repetición fueron destruidas durante la madrugada de este martes, apenas unas horas después de que se registrase un supuesto ataque contra el Ministerio de Seguridad de la autoproclamada república, no reconocida por la comunidad internacional...
Una serie de ataques en la región moldava de Transnistria elevan la tensión en el este de Europa y alertan del riesgo de que el ataque ruso a Ucrania se extienda a otros países de la zona. Las explosiones en esta región separatista eleva el temor a que la ofensiva rusa pueda ampliarse a Moldavia, como vaticinó recientemente un general ruso. Dos antenas de repetición fueron destruidas durante la madrugada de este martes, apenas unas horas después de que se registrase un supuesto ataque contra el Ministerio de Seguridad de la autoproclamada república, no reconocida por la comunidad internacional. No ha habido víctimas en ninguno de los casos.
Se desconoce quiénes han sido los autores materiales de los hechos, y las autoridades no han señalado aún ningún sospechoso. Sin embargo, desde Rusia ya apuntan a que se trata de un ataque que requiere la intervención de Moscú. “Lo que está sucediendo en Transnistria es una provocación con el objetivo de arrastrar a Rusia más adentro en sus operaciones militares en esta región”, afirmó el jefe del comité de la Duma Estatal para la Comunidad de Estados Independientes (CEI), Leonid Kaláshnikov.
Estas explosiones alimentan el temor a una escalada en el este de Europa con combates más allá del suelo ucranio. En el espacio que medió entre ambos incidentes, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió en una entrevista de que el riesgo de que se produzca una Tercera Guerra Mundial “es grave y real, no se debe subestimar”. Estas declaraciones suscitaron numerosas reacciones desde Norteamérica a Asia. El portavoz del Pentágono, John Kirby, afirmó que “no hay motivos para que el conflicto actual de Ucrania llegue a ese nivel”, mientras que el Ministerio de Exteriores chino subrayó que “todas las partes deben mostrar moderación y evitar que el conflicto se extienda”.
La Comisión Europea, que asegura estar observando de cerca la situación, ha mostrado su preocupación por los incidentes de Transnistria. “Lo ocurrido es especialmente preocupante en la actual situación y estos hechos van en detrimento de la seguridad y estabilidad de Moldavia”, aseguró un portavoz de Asuntos Exteriores comunitario, según informa desde Bruselas Manuel V. Gómez. El portavoz añadió que la UE sigue comprometida con la búsqueda de un acuerdo “amplio, pacífico y sostenible” sobre el conflicto basado en “la soberanía e integridad territorial de la República de Moldavia y sus fronteras reconocidas internacionalmente, con un estatus especial para la región de Transnistria”.
El Ministerio del Interior transnistrio informó el martes de dos explosiones en torno a las 7 de la mañana en un pueblo de la región de Grigoriopol. Las dos antenas más potentes, las que captaban las señales de radio de la Federación de Rusia, habían sido destruidas. Un día antes, en pleno festivo por la Pascua ortodoxa, la vacía sede del Ministerio de Seguridad fue atacada con un lanzacohetes. Nadie resultó herido.
Esta región separatista que pertenece a la pequeña república de Moldavía no había registrado ningún incidente hasta ahora. El vicecomandante del Distrito Militar Central ruso Rustam Minnekáyev dijo el pasado martes durante un encuentro con empresas armamentísticas que el objetivo del alto mando es lograr “el control total” del este y sur de Ucrania, y llegar a Transnistria, donde “hay casos de opresión contra la población de habla rusa”.
El presidente de la autoproclamada república de Transnistria, Vadim Krasnoselski, declaró que estos ataques podrían ser una iniciativa individual de células autónomas procedentes de Ucrania. “Me gustaría dirigirme al liderazgo ucranio para pedir que se investigue el movimiento ilegal de los grupos de combate específicos que han perpetrado ataques terroristas aquí”, afirmó antes de solicitar al Gobierno moldavo que no caiga en provocaciones. Según la agencia rusa Interfax, el ministro de Exteriores transnistrio, Vitali Ignátiev, también agregó que los datos preliminares sitúan a los organizadores en Ucrania.
El Gobierno moldavo ha mostrado su preocupación por estos hechos y las posibles repercusiones que pueden conllevar. “El propósito del incidente de hoy es crear pretextos para agravar la situación en torno a la seguridad de la región de Transnistria, que no está controlada por las autoridades constitucionales”, señaló la oficina de reintegración de aquel territorio en un comunicado.
La presidenta moldava, la proeuropea Maia Sandu, ha convocado este martes una reunión de su Consejo de Seguridad, mientras que su Servicio de Información y Seguridad ha pedido calma a los ciudadanos “y que se abstenga de difundir información de fuentes no verificadas, especialmente incitando al odio y la guerra”.
Miles de soldados rusos
En esta región, que ni siquiera Moscú reconoce, hay desplegado un contingente permanente de miles de soldados rusos desde que proclamase su independencia de Moldavia en 1992. El viceministro de Exteriores ruso, Andréi Rudenko, aseguró que la postura del Kremlin no ha cambiado y defiende “tanto la integridad territorial moldava como un estatus especial para la región”.
Moldavia, uno de los países más pobres de Europa, forma parte del tablero en la partida de Rusia y la Unión Europea y su población también está dividida. Las autoridades de Chisináu, como las de Ucrania y Georgia, solicitaron su adhesión al bloque comunitario a los pocos días de comenzar la ofensiva del Kremlin, aunque reconoce que no puede prescindir del gas ruso, cuya dependencia fue utilizada como un arma de presión por el Kremlin en la reciente crisis energética. Según los sondeos, la mitad de los moldavos reclaman su integración en la Unión, mientras que un tercio aboga por mirar a Moscú antes de comenzar los combates en Ucrania.
El portavoz de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, afirmó que el Kremlin “sigue muy de cerca estas preocupantes noticias”, aunque descartó cualquier contacto próximo con la presidenta moldava. Las autoridades de la región separatista han declarado la alerta roja “por amenaza terrorista” durante al menos 15 días. Entre otras medidas, desplegarán puntos de control en los accesos a sus localidades y cancelarán la celebración este 9 de mayo del Día de la Victoria.
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