Un diputado de Bolsonaro, condenado a nueve años de cárcel por atentar contra la democracia

El Tribunal Supremo de Brasil adopta por 10 a uno un fallo contra Daniel Silveira, que supone un varapalo para el presidente

El diputado bolsonarista Daniel Silveira, condenado este miércoles por atentar contra la democracia, en una imagen de archivo.EVARISTO SA (AFP)

El Tribunal Supremo de Brasil condenó este miércoles por la noche a ocho años y nueve meses de cárcel al diputado bolsonarista Daniel Silveira, un ex policía indisciplinado, por atentar de manera continuada contra las instituciones democráticas. La mera condena, que fuera adoptada por una mayoría de 10 magistrados a uno supone un varapalo al presidente Jair Bolsonaro, que ha protagonizado frecuentes ...

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El Tribunal Supremo de Brasil condenó este miércoles por la noche a ocho años y nueve meses de cárcel al diputado bolsonarista Daniel Silveira, un ex policía indisciplinado, por atentar de manera continuada contra las instituciones democráticas. La mera condena, que fuera adoptada por una mayoría de 10 magistrados a uno supone un varapalo al presidente Jair Bolsonaro, que ha protagonizado frecuentes choques con la máxima corte. Los magistrados dejaron claro durante la sesión que el caso iba mucho más allá del parlamentario sentado en el banquillo y recalcaron que el fallo atañe a la defensa de la democracia y las instituciones, según informa el diario Folha de S. Paulo. Brasil celebra elecciones presidenciales y parlamentarias en seis meses mientras el presidente siembra dudas sobre el sistema de votación.

Silveira es un antiguo policía militar que acumuló decenas de sanciones durante sus años de servicio en el cuerpo y que logró ser elegido como diputado por Río de Janeiro a lomos de la ola que llevó a Bolsonaro a la presidencia.

El parlamentario estaba acusado de incitar públicamente a la violencia, al cierre del Congreso y del Supremo mediante una intervención militar a través de la difusión de un vídeo el año pasado. Pasó unos meses preso y recientemente se atrincheró en la sede de la Cámara de Diputados para que la policía no le pusiera una tobillera electrónica. Su defensa ha sostenido a lo largo del proceso que las palabras de Silveira estaban amparadas en la inmunidad parlamentaria. De hecho, el núcleo duro de los seguidores bolsonaristas lo considera un mártir de la libertad de expresión. Y el propio mandatario considera que el caso contra él es un ejemplo del autoritarismo de la corte.

Durante los últimos meses el mandatario ha rebajado el tono, pero anteriormente en diversas ocasiones ha alentado manifestaciones antidemocráticas de sus seguidores. Bolsonaro es además un defensor del régimen militar que llevó las riendas de Brasil entre 1964 y 1985.

Quedan seis meses para unas elecciones que se perfilan como las más polarizadas y reñidas de la historia reciente brasileña. Se espera un duelo épico entre dos viejos conocidos, Bolsonaro y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. En 2018 no pudieron medirse en las urnas porque el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) fue apartado de la carrera presidencial por unas condenas que al final han sido anuladas o archivadas.

Antes de la vista ya se esperaba que nueve de los 11 jueces del máximo tribunal votaran a favor de condenar a su señoría. La duda estaba en los dos magistrados nombrados por Bolsonaro. Los analistas creían que pedirían un aplazamiento de la vista o votarían en contra, pero no ha sido exactamente así. Uno de ellos, el jurista André Mendonça, dio la sorpresa al sumarse a la decisión mayoritaria, aunque solicitó una pena menor. Mendonça fue elegido por Bolsonaro para cumplir su promesa electoral de nombrar un juez terriblemente evangélico para el tribunal. El segundo juez nombrado por Bolsonaro votó a favor de la absolución con el argumento de que, aunque hubo ofensas, estas no suponen un delito.

Silveira, que perderá su escaño y no podrá presentarse a las elecciones de octubre, ha mantenido una actitud desafiante hasta el último minuto. Poco antes del inicio del juicio en la sede del Tribunal Supremo, en Brasilia, el diputado tomó la palabra en el pleno del Congreso —ubicado al otro lado de la plaza—. Desde la tribuna proclamó que el juez que ha dirigido el caso contra él “se cree un reyezuelo de Brasil” y es “un chico frustrado que solo tiene coraje detrás de una mesa”. Dicho esto, se encaminó hacia el Supremo acompañado por uno de los hijos del presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro, que no pudo entrar a la sesión debido a las restricciones derivadas de la pandemia.

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