La violencia desangra la ciudad argentina de Rosario

En lo que va de año se han registrado 21 homicidios, en su mayoría vinculados a ajustes de cuentas entre bandas criminales

Un policía detiene a un hombre sospechoso de haber participado en un homicidio en Rosario, Argentina, el pasado 12 de diciembre.Rodrigo Abd (AP)

El adolescente argentino William Agustín Rillos fue asesinado de un disparo en el pecho el martes frente a la puerta de su casa, en la ciudad de Rosario. El lunes, Óscar Alberto Sosa, de 63 años, recibió dos disparos letales en la cabeza. El sábado, Miguel Ángel Gómez, de 51 años, fue ejecutado tras descender del automóvil a pasos de su domicilio. Ese mismo día, Brian Tolosa, de 24 años, perdió la vida de un disparo en el tórax en medio de una discusión con su agresor. La semana pasada, Débora Andino, de 31 años y embarazada de seis meses, también falleció por disparos en la cabeza efectuados ...

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El adolescente argentino William Agustín Rillos fue asesinado de un disparo en el pecho el martes frente a la puerta de su casa, en la ciudad de Rosario. El lunes, Óscar Alberto Sosa, de 63 años, recibió dos disparos letales en la cabeza. El sábado, Miguel Ángel Gómez, de 51 años, fue ejecutado tras descender del automóvil a pasos de su domicilio. Ese mismo día, Brian Tolosa, de 24 años, perdió la vida de un disparo en el tórax en medio de una discusión con su agresor. La semana pasada, Débora Andino, de 31 años y embarazada de seis meses, también falleció por disparos en la cabeza efectuados por desconocidos. Son cinco de los 21 homicidios perpetrados en lo que va de año en Rosario, la tercera ciudad argentina y la más violenta. La mayoría de los crímenes están vinculados a ajustes de cuentas entre bandas del narco.

En 2021 se registraron en Rosario 241 asesinatos, uno cada 36 horas en promedio, la cifra más alta desde 2015. Pero este año ha arrancado aún peor en la ciudad natal de Lionel Messi: un crimen cada 31 horas. Las muertes violentas han estado acompañadas de amenazas hacia fiscales y policías que han despertado el repudio generalizado de la sociedad y nuevos pedidos para poner freno al crimen organizado.

“Hijo de puta, esto no va a quedar así”, le dijo el viernes pasado Lorena Verdún, viuda de uno de los grandes capos rosarinos, al fiscal Matías Edery al final de una audiencia en la que se dictó prisión preventiva contra ella y otros acusados. La viuda de Claudio Pájaro Cantero ya ha sido condenada a cinco años de cárcel por lavado de activos y tráfico de drogas, pero estaba en libertad porque la sentencia aún no es firme. Su situación cambió el pasado 18 de enero, cuando fue detenida por la policía durante el allanamiento a su domicilio, en el que encontraron un arma no declarada y una importante suma de dinero. El operativo incluyó una veintena de allanamientos en el barrio La Granada, entre ellos a la vivienda del hijo de Verdún, Uriel Luciano Lucho, en la que se encontraron más de veinte pistolas y municiones.

“No podemos ver las amenazas como un hecho aislado, de una persona que se vio cercada por una imputación penal. Es parte de algo mucho más complejo, que las instituciones de la provincia tienen que asumir seriamente y enfrentar. Quien amenaza integra un grupo que lleva veinte años en Rosario. Por eso el mejor apoyo para nosotros es que todos entendamos que hay que terminar con el crimen organizado y que no hay crimen organizado sin participación estatal. En Santa Fe, nosotros eso lo mostramos con pruebas”, declaró a medios locales el fiscal Luis Schiappa Pietra, quien integra junto a Edery la Unidad de Investigación de Delitos Complejos.

El Pájaro Cantero, asesinado en 2013, era el líder de la banda criminal Los Monos, la más sanguinaria de Rosario. Tras su muerte, en un ajuste de cuentas, otros integrantes de la familia han mantenido con vida la organización, aunque la mayoría de sus integrantes están encarcelados o son investigados por la justicia.

“Hay que profundizar investigaciones contra el crimen organizado en sus diversas formas, desde la violencia que se ve en las calles y es generada por los grupos mafiosos que venimos investigando, hasta los delitos contra el medio ambiente, de género y los circuitos financieros ilícitos”, agregó Schiappa Pietra.

La violencia comenzó a crecer en Rosario a finales de la década de los noventa, cuando arrancaba también el boom de la soja que se exporta desde los puertos de esta ciudad, situada 300 kilómetros al oeste de Buenos Aires. Hoy, Rosario tiene la mayor tasa de homicidios de todo el país, cerca de 20 por cada 100.000 habitantes, cuando la media del país es inferior a 7 por cada 100.000. “Los homicidios están concentrados en algunos barrios, en el 15% del territorio, pero el fenómeno de venta de drogas abarca toda la ciudad porque hay clientela de clase media, de clase alta, y el dinero se canaliza a través de estructuras financieras tradicionales que están en otros barrios”, dice el exministro de Seguridad santafesino Marcelo Saín.

Para Saín, la violencia de Rosario tiene como base estructural una sociedad atravesada por prácticas ilegales y en la que está legitimado resolver los conflictos de forma violenta. Los delincuentes no temen en exhibirse en las redes armadas, como ocurrió el año pasado cuando Lucho Cantero, de 19 años, se mostró con armamento junto al rapero Zaramay. La fragmentación de las bandas criminales a partir de 2013 y la ausencia de control de la policía sobre el territorio explican, a su juicio, gran parte de los crímenes.

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