La milenial que ha hecho historia al conquistar la alcaldía de Boston

Michelle Wu, hija de inmigrantes taiwaneses de 36 años, es la primera persona que sin ser blanca gana las elecciones para regir la ciudad en 200 años

Michelle Wu celebra su victoria en las elecciones a la alcaldía de Boston (EE UU).JOSH REYNOLDS (AP)

Michelle Wu cree que “todo es posible”. Lo dijo el martes por la noche en inglés, mandarín, español y francés. Quería incluir a todos en el discurso de su victoria en las elecciones municipales de Boston. Wu, hija de inmigrantes taiwaneses de 36 años, abogada educada en Harvard y madre de dos alumnos de la escuela pública, se convirtió en la primera mujer y en la primera persona que sin ser blanca alcanza en 200 años la alcaldía de una ciudad orgullosa de sus tradiciones. Con su estilo fresco y directo y su sonrisa amplia representa una histórica bofetada a esas tradiciones: sus conciudadanos ...

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Michelle Wu cree que “todo es posible”. Lo dijo el martes por la noche en inglés, mandarín, español y francés. Quería incluir a todos en el discurso de su victoria en las elecciones municipales de Boston. Wu, hija de inmigrantes taiwaneses de 36 años, abogada educada en Harvard y madre de dos alumnos de la escuela pública, se convirtió en la primera mujer y en la primera persona que sin ser blanca alcanza en 200 años la alcaldía de una ciudad orgullosa de sus tradiciones. Con su estilo fresco y directo y su sonrisa amplia representa una histórica bofetada a esas tradiciones: sus conciudadanos nunca hasta ahora habían elegido a una persona nacida y criada lejos de la capital de Massachusetts (en Chicago, como la mayor de cuatro hermanos). También es la más joven en ocupar este cargo en más de 100 años.

Empujada por el apoyo de los mileniales izquierdistas y por los votantes asiáticos, latinos y negros, Wu, protegida de la senadora Elizabeth Warren, derrotó cómodamente a la concejal Annissa Essaibi George en una elección cuyo recuento aún está en marcha (las proyecciones más fiables le dan un 64% de los sufragios). Ambas se sitúan en la órbita demócrata y ambas se clasificaron en unos comicios previos en los que se escogía a los candidatos más votados, independientemente de su partido.

El mensaje progresista de Wu, una de las escasas buenas noticias en un martes particularmente nefasto para los demócratas (que han dicho adiós a Virginia y a punto han estado de perder en su feudo de Nueva Jersey), prometía sanidad infantil universal, transporte público gratuito, control de los alquileres para poner coto a la gentrificación y un agresivo pacto verde de alcance municipal. Con esas propuestas, su candidatura se ha convertido durante la larga campaña en Boston, vigésimo segunda ciudad de Estados Unidos por población (unos 700.000 habitantes), en sinónimo de que otra forma de hacer política es posible.

En la noche de la victoria, la ganadora compareció rodeada de una decena de sus voluntarios. Portaban carteles morados que decían simplemente “Wu!”, sílaba que ha incitado a la movilización en una ciudad mutante que, como muchas otras en este país, ha registrado cambios demográficos de palpables consecuencias políticas: en una de las regiones con más abolengo (sobre todo, irlandés) de la Costa Este, el porcentaje de población negra ha pasado del 40% en 1990 al 53% en 2017.

El segmento asiático americano es, por su parte, el que más está creciendo electoralmente en Estados Unidos, pese a lo cual está claramente infrarrepresentado. De las 100 grandes ciudades del país solo siete tienen alcaldes que pertenecen a ese grupo de población, según el Asian Pacific American Institute for Congressional Studies.

En su presentación en la web de la municipalidad de Boston, donde ha ejercido de concejal desde hace ocho años, la nueva alcaldesa se define así: “Por su pasado como dueña de un restaurante, asesora jurídica, y tutora de su hermana pequeña, Wu conoce de primera mano las barreras con las que tienen que lidiar las familias y las comunidades”. Con ese mensaje de proximidad, ha conquistado una ciudad impaciente porque resuelva los problemas más urgentes: nombrar a un nuevo jefe de policía, renovar un sistema educativo defectuoso o detener la epidemia de los opiáceos, que ha golpeado particularmente la ciudad de Boston.

Essaibi George, su contrincante, representaba una cara más continuista de la política municipal bostoniana. Basó su campaña en un pragmatismo centrista y acusó repetidamente a Wu de ganarse simpatías a base de promesas irrealizables. Contaba con el apoyo de los sindicatos y de las clases trabajadoras irlandesas, así como con el respaldo del anterior alcalde, Martin J. Walsh, quien, tras ocho años con el bastón de mando, abandonó la ciudad para trabajar en la Administración de Joe Biden como secretario de Trabajo. Por ese motivo, la toma de posesión de Wu se ha visto adelantada de enero al 6 de noviembre.

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