Estados Unidos evita el primer impago federal de la deuda con un acuerdo político ‘in extremis’

Los demócratas sacan adelante por la mínima en el Senado una prórroga hasta diciembre que permitirá elevar el límite en 480.000 millones de dólares para satisfacer las obligaciones financieras

El líder de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell, este miércoles en el Capitolio.J. Scott Applewhite (AP)

El thriller del techo de la deuda, que ha colocado a Estados Unidos al borde de la primera suspensión de pagos federal de su historia, ha quedado momentáneamente aplazado tras la oferta del líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de suspender el límite durante dos meses, hasta primeros de diciembre, evitando así una crisis económica sin precedentes. Los senadores demócratas han aceptado la oferta republicana, que demuestra dos cosas: que la solución ofrecida es solo un parche y que la oposición marca ya la agen...

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El thriller del techo de la deuda, que ha colocado a Estados Unidos al borde de la primera suspensión de pagos federal de su historia, ha quedado momentáneamente aplazado tras la oferta del líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de suspender el límite durante dos meses, hasta primeros de diciembre, evitando así una crisis económica sin precedentes. Los senadores demócratas han aceptado la oferta republicana, que demuestra dos cosas: que la solución ofrecida es solo un parche y que la oposición marca ya la agenda legislativa e incluso la de la Administración de Biden, con la proa puesta a las elecciones de medio mandato de noviembre de 2022. El acuerdo, que permitirá elevar el límite en 480.000 millones de dólares hasta el 3 de diciembre, fue anunciado este jueves por el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, y aprobado en una votación que mantuvo en vilo hasta el último momento a la bancada demócrata.

La encarnizada negociación sobre el techo de la deuda ha coincidido además con la de los dos planes de infraestructuras que constituyen la espina dorsal de la agenda doméstica de Biden, y que no solo afrontan la resistencia de la oposición republicana, sino de parte de los demócratas. Todas las iniciativas avanzan pues a trompicones, de manera que la suspensión provisional del techo de la deuda supone, además de un parche, un alivio para la Administración demócrata. El acuerdo alcanzado este jueves implica que durante las próximas ocho semanas, un Congreso profundamente dividido afrontará el doble desafío de hallar un compromiso de gastos del Gobierno federal hasta septiembre de 2022, en partidas tan variadas como la educación, el control migratorio en las fronteras o la seguridad aeroportuaria, para evitar otro colapso del límite de la deuda.

Hasta ahora, los demócratas habían intentado suspender el techo de endeudamiento hasta diciembre de 2022 con el objetivo de evitar el debate durante la campaña para las legislativas de medio mandato; la propuesta fue aprobada la semana pasada por la Cámara de Representantes, pero dependía del voto del Senado. McConnell, como líder de los republicanos en la Cámara alta, ya había anunciado su rechazo a cualquier medida a largo plazo. En el Senado, para aprobar cualquier ley, se necesitan 60 votos del total de 100; actualmente, demócratas y republicanos empatan a 50 escaños. La de hoy se ha resuelto con 50 votos a favor y 48 en contra, lo que ha añadido suspense hasta el último minuto, gracias al mecanismo legislativo llamado de reconciliación, que permite sacar adelante una ley por mayoría simple.

La senadora Tammy Baldwin señaló este miércoles que aceptar la oferta de McConnell de aprobar un aumento del límite de la deuda lo suficientemente alto como para cubrir las obligaciones financieras del país hasta diciembre equivaldría a “una victoria temporal” de su partido. “Lo vemos como una victoria temporal con mucho trabajo pendiente por delante”, dijo Baldwin en declaraciones a la cadena de televisión CNN. Horas después, Schumer dio el plácet a la oferta republicana pero aún quedaban por delante muchas horas de incertidumbre y zozobra, hasta la votación definitiva.

El arranque de mandato no ha podido ser más arduo para el presidente Biden. Al fiasco de Afganistán o la enésima crisis fronteriza en la frontera, entre otros sobresaltos, se añade un Congreso en pie de guerra, donde cada proyecto de ley es defendido o atacado, según corresponda, con uñas y dientes. Respecto del límite de endeudamiento, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha venido advirtiendo que la falta de acuerdo abocaría al país a “una crisis recesiva” sin parangón. El propio Biden se ha visto obligado a bajar a la arena y este mismo miércoles presentó un frente común con los directivos de las principales empresas del país, entre ellas varios grandes bancos, en un intento casi desesperado de presionar a los republicanos para suspender, aun provisionalmente, el límite de endeudamiento.

“Nuestros amigos republicanos deben dejar de jugar a la ruleta rusa con la economía estadounidense”, declaró el presidente durante una reunión telemática con los altos ejecutivos. Yellen reiteró que a partir del 18 de octubre las arcas públicas “se quedarán casi sin efectivo y [este] se agotará rápidamente”, lo que situaría al país al borde de una “crisis financiera” como la de 2011, durante el mandato de Barack Obama, cuando Standard & Poor’s rebajó la nota de solvencia del país, aunque finalmente pudo evitarse el default.

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