“Tememos que nos eliminen de la sociedad”
Una de las cinco jóvenes que iniciaron las protestas contra los talibanes cuenta sus miedos y sus objetivos
Es una de las cinco valientes. Las cinco amigas que el 17 de agosto, apenas 48 horas después de que los talibanes tomaran Kabul, se manifestaron frente al Palacio Presidencial de Afganistán. “Esperábamos que las activistas levantaran la voz por nosotras, pero cuando nos dimos cuenta de que nadie hacía nada, decidimos correr el riesgo”, relata ahora en una cafetería cercana a su domicilio, al oeste de la capital. Ellas abrieron el camino para ...
Es una de las cinco valientes. Las cinco amigas que el 17 de agosto, apenas 48 horas después de que los talibanes tomaran Kabul, se manifestaron frente al Palacio Presidencial de Afganistán. “Esperábamos que las activistas levantaran la voz por nosotras, pero cuando nos dimos cuenta de que nadie hacía nada, decidimos correr el riesgo”, relata ahora en una cafetería cercana a su domicilio, al oeste de la capital. Ellas abrieron el camino para las protestas que han venido después.
El 4 de septiembre repitieron la convocatoria y lograron reunir a un centenar de mujeres. “Los talibanes nos rodearon y nos empujaron contra la pared. Pasamos mucho miedo”, admite a la vez que muestra el vídeo que grabó y la foto de una de las jóvenes que resultó herida. Otras mujeres también se han manifestado en Herat, Nimruz y Mazar-i-Sharif. “Tememos que nos eliminen de la sociedad. No me creo sus promesas, solo intentan dar buena imagen al mundo”, dice.
Yalda (un apodo para proteger su identidad) nació el año en que los fundamentalistas tomaron el poder a finales del siglo pasado. Su familia, como millones de afganos, optó por exiliarse en Pakistán y no volvieron hasta 2004. Ha crecido y se ha formado en un clima de libertad y esperanza. “Sólo sabía de los talibanes por lo que me había contado mi madre, pero ahora de repente, todos tenemos miedo de perder nuestros derechos”, señala. De momento, se ha quedado sin trabajo porque la empresa en la que trabajaba cerró y se fue del país cuando llegaron los milicianos.
La declaración de apoyo al Emirato Islámico de un grupo de mujeres islamistas le causa incredulidad. “¿Cómo pueden respaldar a los talibanes? Aquí nunca hemos tenido ese tipo de hiyab (pañuelo). ¿De dónde han salido?”, se pregunta al ver las imágenes de la asamblea. “Cómo nos vestimos es nuestra elección, no nos lo dicta ningún país extranjero; solo queremos defender nuestro derecho a la educación, el trabajo y la participación política”, resume.
Es consciente de la desigualdad de la lucha. “No tenemos armas ni la fuerza física. Nuestro poder son las redes sociales para enseñar sus abusos al mundo”, dice temerosa de que un apagón pueda dejarlas aisladas. Ahora, tras la prohibición de las manifestaciones y la creciente violencia con que se reprimen, están buscando otras vías de protesta “a través del arte o las canciones”. Pero asegura que no van a cejar. “Es nuestra vida y vamos a defenderla”, concluye.
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