Uno de los vicepresidentes de la Constituyente engaña a Chile con un falso cáncer

Rodrigo Rojas Vade, que renunció a su cargo tras una investigación del diario chileno ‘La Tercera’, fue uno de los líderes de las revueltas de octubre de 2019 con un discurso basado en su supuesta lucha contra la enfermedad

Rodrigo Rojas, ahora exvicepresidente de la Constituyente de Chile, en una imagen de archivo. En video, las declaraciones del líder político sobre su falso diagnóstico.Foto: MARTIN BERNETTI/AFP | Vídeo: EPV

Era un manifestante cualquiera de las protestas en la Plaza Italia de Santiago de Chile, el epicentro de las revueltas sociales que arrancaron en octubre de 2019. Rodrigo Rojas Vade poco a poco se transformó en uno de los líderes de las manifestaciones, con un discurso basado en su propia historia: la lucha contra una leucemia que lo llevó ...

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Era un manifestante cualquiera de las protestas en la Plaza Italia de Santiago de Chile, el epicentro de las revueltas sociales que arrancaron en octubre de 2019. Rodrigo Rojas Vade poco a poco se transformó en uno de los líderes de las manifestaciones, con un discurso basado en su propia historia: la lucha contra una leucemia que lo llevó en la ruina y que dejaba al descubierto las desigualdades del sistema de salud en el país. Como uno de los rostros conocidos de la movilización chilena postuló a la convención constitucional, que tiene la misión de redactar una nueva Constitución para Chile, en un momento de crisis política, institucional, económica y social.

El 16 de mayo pasado fue uno de los 27 electos por la Lista del Pueblo, el grupo de independientes de izquierda que irrumpió por sorpresa en la constituyente, instalándose como uno de sus principales fuerzas. Pelao Vade ­­­–como se hizo conocido popularmente– estuvo a pocos votos de ganar la presidencia del órgano, pero se transformó en uno de los siete vicepresidentes. A dos meses de asumir, una investigación del periódico La Tercera reveló el gran engaño: nunca estuvo enfermo de cáncer.

“Siento que me tengo que retirar. No tengo nada más que hacer en la convención”, le aseguró al diario. Este sábado por la tarde, subió un vídeo a Instagram donde aseguró: “Quiero decir la verdad, mi verdad, porque ya no puedo ni quiero sostener esto. La enfermedad que yo tengo no es cáncer, es un diagnóstico que no pude reconocer hace ocho años por el estigma que tiene la sociedad sobre él”, explicó Rojas Vade, sin contar detalles sobre el mal que lo aquejaría. Este domingo, luego de casi 24 horas de indignación ciudadana, por lo que ha sido catalogado como uno de los principales fraudes de la historia electoral chilena, la convención constitucional aceptó la renuncia a la vicepresidencia. “Empatizamos con el dolor que esta situación ocasiona”, manifestó la mesa del órgano, compuesto por 155 miembros. La presidenta de la convención, Elisa Loncon, aseguró que se abordará oficialmente la situación de Rojas Vade: “Se va a actuar de la manera más justa”, dijo.

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El engaño de Rojas Vade ha impactado a la sociedad chilena desde diferentes frentes. De partida, a los pacientes oncológicos, sus familias, a los médicos especialistas, a quienes trabajan por los enfermos de cáncer de todas las edades y a los que han perdido a seres queridos a causa de esta enfermedad. “Esta mentira no tiene justificación. El cáncer no tiene colores políticos, no le interesa de qué familia vengas. Duele, daña, mata, te endeuda. Ver a un hombre fingir no tener cejas ni pelo por una supuesta quimioterapia. Nosotras sí perdimos pelo y parte del cuerpo, amigas”, escribía en Twitter la Corporación Valientes, de mujeres con cáncer de mama y metastásico.

Rojas Vade se hizo conocido por protestar mientras supuestamente sufría una leucemia linfocítica aguda mixta, uno de los cánceres más graves que existen y que ataca la sangre y la médula ósea. De acuerdo con la versión inicial de este exoperador de vuelos para la aerolínea Latam, cuando arrancaron las revueltas en octubre de 2019 acababa de abandonar el tratamiento, aunque los médicos consultados en la investigación de La Tercera aseguran que los pacientes que padecen esta enfermedad no resisten ni un mes la falta de medicamentos. “No lucho contra el cáncer. Lucho para pagar la quimio. Salud digna para Chile”, decía el cartel con el que aparece en la fotografía que lo hizo conocido en las redes sociales hace casi dos años. Desde entonces, el hombre iba a protestar cada viernes con el torso desnudo, sin cejas ni pelo en su rostro y cabeza. Llegaba al epicentro de las protestas en Santiago de Chile con parches, mascarillas –antes de la covid-19– y hasta catéter. Se transformó en un líder y en un icono de la lucha de la llamada primera línea, el grupo de manifestantes que se enfrentaba a Carabineros en las semanas álgidas de la protesta. Parecía siempre dispuesto a enfrentar a la policía y lo retrataba a través de las fotografías en las redes sociales.

Durante casi dos años contó su historia en diferentes espacios. Abrió un blog donde contaba detalles de su tratamiento. Se llamaba Cáncer, realidad sin filtro, que ahora ha cerrado. La investigación de La Tercera recuerda que en Instagram subió fotos de sus exámenes, hospitalizaciones y las heridas de su cuerpo, usando siempre el #cancerfighter (luchador contra el cáncer). Manifestó tener una deuda con una clínica privada de unos 480.000 dólares a causa de su enfermedad. Como alguna vez relató que se sometió a una prueba clínica en el Hospital Vall d’ Hebron de Barcelona ­­–donde se realizó un estudio hematológico y no oncológico, según el periódico–, en la entrevista publicada le preguntaron cómo se llamaba su médico tratante y respondió: “Emm, es Josep... lo tengo aquí. Déjame buscarlo, es el Pelao Josep”. Luego del triunfo de la opción Apruebo en octubre de 2020 –la opción de reemplazar la Constitución actual, cuya columna fue redactada en 1980 en la dictadura de Augusto Pinochet–, fue uno de los fundadores de la Lista del Pueblo, que se formó con miras a las elecciones de convencionales. En el marco de su propia campaña, habló en diversas oportunidades del cáncer que supuestamente padecía hace ocho años. Luego, al resultar electo, en su declaración de intereses y patrimonio manifestó tener una deuda con un banco chileno por unos 35.000 dólares “por financiamiento de tratamiento quimioterapéutico contra el cáncer”.

El engaño de Rojas Vade a los chilenos impacta a la convención constituyente, un órgano que tiene hasta julio de 2022 para presentar una propuesta de Constitución al país, que deberá someterse a un plebiscito. Pero el mayor daño lo provoca a la posibilidad de reconciliar a la ciudadanía con la política en un momento decisivo para Chile, donde se produce un proceso de cambios acelerados en medio de una profunda crisis de confianza hacia las instituciones democráticas.

La Lista del Pueblo, la agrupación de origen de Rojas Vade, está en proceso de desintegración, luego de que su candidato a la presidencia, Diego Ancalao, quedó fuera de carrera cuando el Servicio Electoral detectó 23.000 firmas de respaldo fraudulentas, respaldadas en una notaría cerrada en 2018 y cuyo notario falleció a comienzos de 2021. En contra del modelo neoliberal, de izquierda y sin vínculos con los partidos, la irrupción de la Lista del Pueblo hace cuatro meses fue aplaudida por parte de la opinión pública por su aporte a renovación de la política, en un momento donde el prestigio de los partidos de todos los colores está en el suelo.

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