Biden pone fin a su silencio con llamadas a Merkel y a Johnson sobre la crisis en Afganistán
El mandatario contacta con varios líderes para coordinar la ayuda humanitaria
Acorralado por las críticas, incluso entre sus propias filas, por la caótica retirada de Afganistán, el presidente de EE UU, Joe Biden, ha tardado varios días en contactar con sus pares internacionales para evaluar los acontecimientos. No fue hasta el martes por la tarde cuando llamó al primer ministro británico, Boris Johnson, con quien acordó la celebración de una cumbre virtual del G-7 para la semana próxima. Este miércoles le tocó el turno a la canciller alemana, Angela Merkel, con quien repasó las labores de evacuació...
Acorralado por las críticas, incluso entre sus propias filas, por la caótica retirada de Afganistán, el presidente de EE UU, Joe Biden, ha tardado varios días en contactar con sus pares internacionales para evaluar los acontecimientos. No fue hasta el martes por la tarde cuando llamó al primer ministro británico, Boris Johnson, con quien acordó la celebración de una cumbre virtual del G-7 para la semana próxima. Este miércoles le tocó el turno a la canciller alemana, Angela Merkel, con quien repasó las labores de evacuación en curso y las necesidades de ayuda de la población más vulnerable tanto en Afganistán como en los países vecinos.
A diferencia de otros líderes internacionales, como el presidente francés, Emmanuel Macron, o la propia Merkel, que en los últimos días han mantenido intensos contactos diplomáticos, Biden parecía haber optado por el mutismo, del que salió el pasado lunes para dirigirse a la nación y defender con vehemencia su decisión de retirarse de Afganistán. Por eso, horas después de que su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, reconociera en rueda de prensa este martes que el presidente estadounidense no había llamado a ningún líder de otro país para comentar la situación en Afganistán, Biden telefoneó a Johnson. En su conversación, según la Casa Blanca, ambos hablaron de “la necesidad de una colaboración estrecha y continua entre los aliados y socios democráticos en Afganistán de ahora en adelante”, incluidas “las formas en que la comunidad internacional puede brindar asistencia humanitaria y apoyo a los refugiados y otros afganos vulnerables”.
No es casual que la primera llamada de Biden fuera a un socio privilegiado como el británico, pese a las duras críticas cosechadas en la sesión extraordinaria de la Cámara de los Comunes por los errores de cálculo en la ejecución de la retirada; tampoco que la segunda haya estado dirigida a la canciller Merkel, en las postrimerías de su carrera política. Biden es consciente del papel fundamental del Reino Unido, que, como Canadá, se ha comprometido a acoger en los próximos años a 20.000 refugiados afganos, los primeros 5.000 este año.
En concreto, ambos mandatarios estudiaron cómo “la comunidad internacional puede proporcionar más asistencia humanitaria y apoyo a los refugiados y otros afganos vulnerables”, agregó. El mismo mensaje transmitido a Merkel. Johnson y Biden “destacaron la valentía y profesionalidad de su personal militar y civil, que trabajan juntos en Kabul para evacuar” a los ciudadanos de ambos países y “de los afganos que ayudaron” a sus respectivas tropas durante la intervención aliada en el país centroasiático.
Frente al mutismo de Biden, desde el fin de semana se han multiplicado los contactos entre dirigentes europeos. Además de Biden y Johnson, Merkel, por ejemplo, ha hablado en los últimos días con el presidente Macron y el primer ministro italiano, Mario Draghi, así como con el responsable de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi. También con los mandatarios de Uzbekistán, Pakistán y Qatar.
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