Una consulta popular como salida a la crisis en Colombia

Ante el estallido social, el exprocurador Fernando Carrillo propone convocar a la ciudadanía en torno a 10 reformas sociales que obtengan legitimidad en las urnas

Un manifestante agita una bandera durante las protestas contra el Gobierno de Iván Duque, en Cali, el pasado 17 de junio.LUIS ROBAYO (AFP)

El exprocurador Fernando Carrillo Flórez insiste en su propuesta de convocar una consulta popular en Colombia para fortalecer la democracia y conceder la palabra a los ciudadanos. El que fuera embajador en España considera que, a diferencia de Chile, Colombia no necesita una Asamblea Constituyente para superar la profunda crisis reflejada en un estallido social que comenzó el pasado 28 de abril, pero sí requiere acudir a la ciudadanía para buscar una salida que legitime reformas de calado.

“Todo es...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El exprocurador Fernando Carrillo Flórez insiste en su propuesta de convocar una consulta popular en Colombia para fortalecer la democracia y conceder la palabra a los ciudadanos. El que fuera embajador en España considera que, a diferencia de Chile, Colombia no necesita una Asamblea Constituyente para superar la profunda crisis reflejada en un estallido social que comenzó el pasado 28 de abril, pero sí requiere acudir a la ciudadanía para buscar una salida que legitime reformas de calado.

“Todo esto que ha venido sucediendo tiene a la democracia colombiana asediada, arrinconada”, advierte Carrillo en diálogo con EL PAÍS. “Esta crisis se soluciona con reformas sociales, y con más democracia. Y el punto de convergencia son las urnas, para que sean todos los colombianos los que voten estas reformas”. Una crisis social no se desactiva con medidas de orden público, enfatiza. En un país profundamente polarizado, asemeja el mecanismo de la consulta con una vacuna contra el autoritarismo, por un lado, y el populismo, por otro.

Carrillo ha sido ministro de Justicia y del Interior, embajador en España, parte del movimiento de la séptima papeleta que desembocó en la Constitución de 1991 y uno de los miembros de la Asamblea Constituyente que la redactó. Hasta el pasado enero estuvo al frente de la Procuraduría, el organismo encargado de combatir la corrupción e investigar las faltas disciplinarias de los servidores públicos. Ahora, en un año previo a elecciones, se encuentra volcado en promover una consulta que aglutine a la ciudadanía en torno a diez propuestas sociales que se conviertan en una brújula para el próximo Congreso y el próximo Gobierno. “La clave está en sumar a toda la sociedad colombiana”, valora Carrillo, que ha ido consiguiendo apoyos de organizaciones sociales y académicas al tiempo que trabaja en una plataforma tecnológica para recibir las propuestas de los jóvenes.

Más información

Los casi dos meses de protestas contra el Gobierno de Iván Duque han dejado 24 muertes confirmadas y 11 en verificación, según la Fiscalía, mientras Human Rights Watch reporta por lo menos 34 fallecidos –con evidencias sólidas de que miembros de la policía habrían matado a una veintena de manifestantes o transeúntes–. Pero el balance del llamado paro nacional no se puede limitar a las cifras de muertos, desaparecidos, policías heridos o pérdidas económicas –que según algunos analistas pueden superar los 15 billones de pesos–, apunta Carrillo. “Esto fue el clamor de la ciudadanía, fue un grito con una pretensión específica: reformas sociales”, insiste. El deterioro de los derechos sociales y económicos se ha visto agudizado por la pandemia y sus efectos en la pobreza, la desigualdad y la discriminación. Los esfuerzos deben orientarse entonces a materializar el descontento principalmente de los jóvenes en reformas aplazadas por muchas décadas. “La mejor forma de hacer eso, en un país tan dividido, donde hay tanta crisis de representatividad, son las urnas”, reitera.

La consulta es uno de los mecanismos de participación contemplados en la Constitución, y el que representa un camino más expedito frente a las posibilidades de un referendo o un plebiscito. Puede darse en el corto plazo, la primera semana de diciembre, antes de que comience formalmente la campaña para las elecciones legislativas y presidenciales. “Es una iniciativa ciudadana, de la sociedad civil, que no tiene color político, no es de derecha ni de izquierda ni de centro”, apunta el exprocurador. “Las preguntas van a salir de la deliberación ciudadana”, añade. Lo vislumbra como un triángulo que incluye la universidad, el saber académico y las plataformas de diálogo social; en otra punta están los ciudadanos, encabezados por los jóvenes y los estudiantes que han sido los más afectados por la crisis. Y en la tercera los empresarios, muchos con disposición a meterse la mano al bolsillo para financiar las reformas necesarias para superar este delicado momento.

Sus promotores –con Carrillo como rostro más visible– plantean varios asuntos como resultado de la reflexión que han hecho las universidades públicas y privadas. Sus puntos abarcan las oportunidades para los jóvenes y el desempleo juvenil. Las reformas educativa, de la salud y rural, así como también la reforma a la justicia, que califica como “uno de los grandes cuellos de botella de Colombia”. La ruptura de la brecha entre el campo y la ciudad. Una renta básica, los temas ambientales y aquellos relacionados con la diversidad. “Colombia es un país que le abrió la puerta en el 91 a los afros, indígenas y campesinos, pero no se han desarrollado esos temas de manera concreta”, sostiene Carrillo. A esa agenda se añade la reforma de la fuerza pública y la garantía del derecho a la protesta que reclaman las calles. Todo en el marco de la reactivación económica, y la necesidad de financiar esos cambios.

“Colombia está inmersa en una tormenta perfecta que de no resolverse acertadamente puede llevarse por delante la democracia. El populismo y el autoritarismo acechan, la polarización no cesa, el país se desangra, la pobreza crece, el desempleo no disminuye”, escribía en este periódico cuando las protestas habían cumplido su primer mes. “La violación a los derechos humanos ha puesto a Colombia en el ojo de la comunidad internacional. La pandemia profundizó los problemas y hoy somos más vulnerables. Crece la desconexión entre la sociedad y la política, mientras el liderazgo social se expresa en las calles”, señalaba al argumentar su propuesta.

“Hoy la democracia es deliberativa, es de construcción y de liderazgo colectivo. Colombia no necesita ni caudillos, ni mesías ni más candidatos presidenciales. Tenemos 30 candidatos y no hay una sola idea práctica hasta el momento, distinta a esta, para unir a la sociedad colombiana”, defiende Carrillo sobre una iniciativa que, aclara, descarta su postulación presidencial. “Hagamos una consulta, unámonos alrededor de una idea y abramos el año 2022 con un mandato clarísimo, social, de reforma, para el Congreso que se elige en marzo y para el presidente que se elige en mayo”.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.


Sobre la firma

Más información

Archivado En