Rusia amplía la represión contra la disidencia con nuevas detenciones de opositores
Las autoridades detienen a dos disidentes y realizan registros en oficinas y casas de activistas críticos con el Kremlin
El activista opositor Andréi Pivovárov ya estaba en el asiento de un avión el lunes por la noche cuando las fuerzas de seguridad rusas irrumpieron en la aeronave, que ya se encontraba en la pista de despegue en el aeropuerto de San Petersburgo, para detenerle. Ya este martes, horas más tarde de la detención, las autoridades rusas iniciaron una serie de registros y búsquedas en las oficinas y casas de otros políticos y activistas críticos con el Kremlin y arrestaron en su dacha a las afueras de Moscú a otro político opositor, Dmitri Gudkov, acusado de delitos económicos.
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El activista opositor Andréi Pivovárov ya estaba en el asiento de un avión el lunes por la noche cuando las fuerzas de seguridad rusas irrumpieron en la aeronave, que ya se encontraba en la pista de despegue en el aeropuerto de San Petersburgo, para detenerle. Ya este martes, horas más tarde de la detención, las autoridades rusas iniciaron una serie de registros y búsquedas en las oficinas y casas de otros políticos y activistas críticos con el Kremlin y arrestaron en su dacha a las afueras de Moscú a otro político opositor, Dmitri Gudkov, acusado de delitos económicos.
Encarcelado ya Alexéi Navalni, el crítico más destacado contra el presidente Vladímir Putin, el Kremlin ha intensificado sus represalias contra la oposición y las maniobras para marginar a la disidencia antes de las cruciales elecciones parlamentarias de septiembre para ayudar a despejar el camino de Rusia Unida, el partido apoyado por el poder.
Pivovárov, que se disponía a viajar a Varsovia de vacaciones cuando la policía le sacó del avión, dirigía Rusia Abierta, una organización fundada por el oligarca exiliado Mijaíl Jodorkovski -que tras pasar diez años encarcelado, vive desde 2015 en Londres- y que ha promovido durante años la política local y construido redes de entidades civiles por todo el país. Rusia Abierta fue declarada hace cuatro años “organización indeseable”.
La semana pasada, pese a que Rusia Abierta se ha reconstruido varias veces para sortear las trabas y etiquetas, Pivovárov y su equipo decidieron cerrar la organización ante el temor de que la nueva legislación que prepara el Parlamento pusiera en peligro a sus empleados y voluntarios. Entre otras cosas, la iniciativa planea incrementar las penas para las personas relacionadas con estas organizaciones denominadas “indeseables”, una forma del Gobierno ruso de acorralar a la disidencia. “Ahora, desafortunadamente, cualquier estructura relacionada con la oposición está oprimida: se la etiqueta como indeseable, extremista y agente extranjero para sofocarla”, comentaba por teléfono Pivovárov a EL PAÍS horas antes de su arresto. “La opresión de las organizaciones políticas está en marcha. La apisonadora pasó por todas las organizaciones independientes, después de las organizaciones de derechos humanos y los medios independientes”, lamentó. Pivovárov explicó que tras la “autoliquidación” de Rusia Abierta pretendía trabajar de forma individual e independiente.
Pivovárov, que ha sido trasladado a la ciudad de Krasnodar, donde se le ha abierto un caso penal, puede enfrentarse hasta a seis años de cárcel, acusado de colaborar con una “organización indeseable” y por varias publicaciones en las redes sociales, un delito por el que el Gobierno ha cerrado una treintena de grupos. La UE ha exigido a Rusia su liberación inmediata.
El político Dmitri Gudkov, del Partido de los Cambios, una formación política no registrada y antiguo diputado estatal de Rusia Justa (socialdemócrata), está acusado de impagos del alquiler de un local comercial hace cuatro años, según ha explicado su padre, el también político opositor y exagente del KGB Guennadi Gudkov.
Amnistía Internacional (AI), que ha condenado los arrestos, ha advertido contra las nuevas iniciativas del Gobierno ruso para acallar a la disidencia. “Este es un movimiento atrevido del Kremlin dentro de su receta de usar la ley sobre organizaciones “indeseables” para atacar a los críticos”, critica Natalia Zviagina, directora de AI en Moscú.