El carvativir, las “gotas milagrosas” que promociona el Gobierno venezolano

La Academia de Medicina advierte sobre la inexistencia de fundamentos clínicos de este antiviral utilizado para el tratamiento del coronavirus

Nicolás Maduro enseña un frasco del medicamento Carvativir, en pasado 24 de enero en Caracas.JHONN ZERPA (AFP)

Nicolás Maduro anunció hace semanas la creación del carvativir, un antiviral fabricado por el Gobierno y presentado como “milagroso” por sus presuntas propiedades en el tratamiento de coronavirus. Los medios de comunicación estatales informaron de que ha podido comprobarse la efectividad del carvativir en pacientes con covid-19 luego de un estudio de nueve meses de duración. El principio activo del carvativir es el isotomol y el carvacol, substancias incoloras emanadas de aceites esenciales de plantas como el tomillo y el ...

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Nicolás Maduro anunció hace semanas la creación del carvativir, un antiviral fabricado por el Gobierno y presentado como “milagroso” por sus presuntas propiedades en el tratamiento de coronavirus. Los medios de comunicación estatales informaron de que ha podido comprobarse la efectividad del carvativir en pacientes con covid-19 luego de un estudio de nueve meses de duración. El principio activo del carvativir es el isotomol y el carvacol, substancias incoloras emanadas de aceites esenciales de plantas como el tomillo y el orégano.

Luego de dos meses, Maduro ha ordenado la masificación y distribución gratuita del carvatirir en los hospitales y centros de salud pública, y se ha referido a la medicina como “las gotitas milagrosas de José Gregorio Hernández”, en referencia al médico venezolano, símbolo de la fe cristiana en el país, próximo a ser beatificado por el Vaticano. Hace poco se hizo viral un video en el cual la policía administra varias dosis de este supuesto fármaco a unos presos en el retén de Caraballeda. Su propiedad intelectual, se afirma desde el Gobierno, será protegida mediante patentes, y los resultados que determinan “su tremenda carga antiviral”, presentados ante la Organización Mundial de la Salud.

“Hicimos experimentos masivos con los pacientes que estaban en el Poliedro de Caracas y en el Hospital de Coche”, relató Maduro. “Diez gotas debajo de la lengua cada cuatro horas. Este antiviral ha sido utilizado como parte de los tratamientos aplicados en Venezuela a pacientes afectados con la covid-19, con muy buenos resultados. El carvativir pasó todos los estudios, y ha mostrado una efectividad de cien por ciento contra el virus”.

Los anuncios de Maduro fueron recibidos con indiferencia por la comunidad científica local y los medios internacionales. En las redes sociales, la oposición se burla con frecuencia del carvativir. Las reacciones hicieron enojar a Maduro, quién en una cadena se quejó de “la campaña de odio revanchista y mentiras” contra su Gobierno y “la mezquindad contra Venezuela y los científicos venezolanos”.

Es poco lo que se sabe en torno al proceso que hizo posible el carvativir. El producto, promocionado por la propaganda chavista, trae consigo la opacidad clásica de los años del madurismo. El portal de investigación Armando.info revela en un documentado reportaje que el laboratorio que terminó el producto, Labfarven, es completamente desconocido, y tuvo la personalidad jurídica de una compañía que importaba repuestos de autos poco antes.

El fundamento de los componentes del carvativir, sin embargo, es completamente pertinente. En un texto publicado en el portal de la Academia Nacional de Medicina, el doctor Rafael Rangel-Aldao se detiene a comentar la naturaleza bioquímica y farmacológica del arbacol, la substancia activa del carvativir.

“Los extractos de tomillo tienen el potencial terapéutico para el Coronavirus, la influenza y otros virus patógenos y afecciones virales respiratorias”. Pero para el doctor Rangel-Aldao, como para otros científicos consultados, es prudente esperar por mayores datos. “Los principios de este medicamento deben tener cierta actividad contra el virus, pero no hay ninguna publicación científica, ni nacional ni internacional, que demuestre la eficacia del carvativir”.

“El carvacol y el isotomol presentan un amplio espectro de acción como antinflamatorios, antioxidantes, antibacterianos, anticancerígenos y fungicidas, con una alta solubilidad en agua y una muy baja toxicidad”, afirma Miraya Goldwasser, investigadora de la Escuela de Química de la Universidad Central de Venezuela y Presidenta de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales.

“Sin embargo, los datos disponibles hasta el momento sobre la actividad de estos aceites esenciales se basan en estudios “in vitro”, prosigue la doctora Goldwasser. Sin negar que pueda tener sus beneficios coadyudantes, “la academia venezolana saluda todo esfuerzo que se haga por mejorar las perspectivas del tratamiento al coronavirus. A mí me desconcierta que el gobierno se empeñe en llamar a esas gotas “milagrosas”, o “de José Gregorio Hernández”, sabiendo que eso no es cierto. Conseguir un agente que sea potencialmente activo contra cualquier patógeno no equivale a la culminación de un medicamento. Eso es apoyarse en las creencias de la gente manipulando el fervor religioso”.

“Es cierto que el carvativir no es un veneno, es un producto inocuo. Quizás pueda ser bueno para atender algún quebranto”, afirma la doctora Gioconda San Blas, bioquímico, bióloga molecular e investigadora emérita del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). “No conocemos nada sobre el estudio que hizo posible el carvativir. No hay archivos científicos ni publicaciones conocidas. No tenemos la literatura sobre su concepción y eso es fundamental para calibrarlo”.

En medio de la polémica, la Academia de Medicina terminó publicando un breve comunicado en el cual afirma que “esta academia no tiene conocimiento de estudio alguno que demuestre la efectividad de este u otro tratamiento “natural” para la covid 19″, y trae a colación una consideración sobre la Organización Mundial de la Salud sobre el respecto : “aunque algunos remedios occidentales, tradicionales o caseros, pueden proporcionar confort y aliviar los síntomas de la covid 19, no hay evidencia científica o irrefutable de que puedan prevenir o curar la enfermedad”.

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