Navalni denuncia que su salud se ha deteriorado tras sufrir “abusos” en prisión

La dirección de la colonia penal donde está recluido el opositor ruso afirma que su condición es “estable y satisfactoria”

Navalni, el pasado 20 de febrero, en un tribunal de Moscú.KIRILL KUDRYAVTSEV (AFP)

El destacado opositor ruso Alexéi Navalni asegura que su salud se ha deteriorado en prisión. El activista, que el año pasado sobrevivió a un grave envenenamiento, explica que sufre un fuerte dolor de espalda y tiene una pierna totalmente entumecida, y que las autoridades de la colonia penal (...

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El destacado opositor ruso Alexéi Navalni asegura que su salud se ha deteriorado en prisión. El activista, que el año pasado sobrevivió a un grave envenenamiento, explica que sufre un fuerte dolor de espalda y tiene una pierna totalmente entumecida, y que las autoridades de la colonia penal (un tipo de cárcel en la que los reclusos deben generalmente trabajar) donde está preso no le brindan la atención médica que necesita. “Lo que está sucediendo es un abuso”, afirma el crítico más feroz contra el Kremlin en una carta que ha entregado a sus abogados. La dirección penitenciaria dice que su condición es “estable y satisfactoria”.

Navalni, de 44 años, condenado el pasado febrero a más de tres años en una colonia penal por un polémico caso antiguo que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ya consideró “arbitrario e injusto” en 2017, acusa a la Administración rusa de tratar de “arruinar” conscientemente su salud. El opositor lleva en distintas instituciones penitenciarias desde el pasado 17 de enero, cuando fue arrestado nada más regresar a Rusia desde Alemania, donde recibió tratamiento hospitalario tras sufrir el pasado agosto en Siberia un ataque con lo que especialistas alemanes, franceses, suecos y de la Organización Para el Control de las Armas Quimicas (OPAQ) han identificado como una neurotoxina de uso militar diseñada en la antigua Unión Soviética. El opositor culpa directamente al presidente ruso, Vladímir Putin, de ordenar su asesinato, y Estados Unidos y la UE afirman que el ataque no pudo producirse sin el conocimiento del Kremlin, que ha negado su participación en lo ocurrido.

Hace dos semanas fue trasladado desde una cárcel de Moscú a la colonia penal IK-2 de la región de Vladímir (unos 100 kilómetros al este de la capital), que tiene fama de ser muy severa y someter a los reclusos a aislamiento psicológico. Navalni, que fue instalado primero en una zona de cuarentena, denuncia que en el centro penitenciario, además de negarle el acceso a un especialista, le están privando del sueño, ya que le despiertan cada hora para comprobar que no se ha fugado: el opositor, pese a que volvió a Rusia consciente de que le arrestarían a su llegada, está catalogado como un reo con “riesgo de fuga”.

Sus abogados, que han podido verle este jueves después de varios días de reclamaciones a las autoridades, explican que la salud del opositor corre “verdadero peligro”. Una de sus defensoras, Olga Mijailova, explica que el miércoles los médicos de la colonia penal IK-2 en la localidad de Pokrov trasladaron a Navalni a un hospital para hacerle pruebas, pero después de unas horas le devolvieron a la prisión. “Su estado de salud es extremadamente desfavorable”, dijo Mijailova después de reunirse con Navalni. “Está experimentando un fortísimo dolor en la espalda”, añadió la abogada, que explicó que la pierna derecha del opositor se ha adormecido hasta el punto de que no puede apoyarla ni caminar bien. “La tiene en un estado terrible”, apuntó a la televisión independiente Dozh.

Mientras, el Servicio Penitenciario de la región de Vladímir ha asegurado que el conocido activista anticorrupción fue examinado el miércoles y que su condición es “estable y satisfactoria”, según informa la agencia de noticias estatal Tass.

Navalni estuvo en coma más de 20 días tras ser atacado con una sustancia conocida como Novichok y tuvo que estar varios meses haciendo tratamientos de rehabilitación para volver a caminar. Sus síntomas neurológicos, ha contado en varias entrevistas, fueron muy duros. Hace un mes, ya en la cárcel de Matrosskaya Tishina de Moscú, empezó a tener dolores, pero pidió a su equipo jurídico y a su familia que no lo hicieran público. Ahora, después de que las autoridades penitenciarias negasen durante varios días el acceso al opositor a sus asesores legales, lo han hecho público, explica Mijailova: “Temíamos por su salud y por su vida”.

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La esposa de Navalni, Yulia Naválnaya, apeló al presidente ruso, Vladímir Putin, para que lo liberara en una publicación de Instagram este jueves encabezada por una fotografía de la pareja. “Quienes conocen a Navalni saben que no se quejará hasta el final. Perdurará, tratará de hacer bromas y de lidiar consigo mismo”, dice Naválnaya, que afirma que los funcionarios de la colonia penal se han negado incluso a permitir que los abogados le entreguen un documento con las instrucciones de su especialista de cabecera con algunos ejercicios para tratar de aliviar el dolor que sufre. Tampoco le han entregado otros medicamentos recetados por su médico personal. Solo le han dado ibuprofeno y un ungüento, afirman sus allegados.

El encarcelamiento de Navalni, unido al descontento social por la situación actual, provocó el pasado enero las mayores protestas en Rusia en una década. Pero con el opositor en prisión y sus principales aliados en arresto domiciliario y miles de arrestos y la dura represión de los participantes, sus asesores determinaron que aguardarían a un mejor momento para volver a movilizarse. Siempre con las elecciones parlamentarias del próximo otoño en mente. Ahora, planean una nueva y gran manifestación para mantener el pulso a las autoridades, que sigue con su política de detenciones.

La pandemia, mordaza contra la oposición

Mientras Navalni está en la colonia penal, el Kremlin ha logrado acallar también a sus principales aliados. En los últimos días, la justicia rusa ha prolongado las medidas de arresto domiciliario a su hermano, Oleg; su número dos, Liubov Sobol; y una decena más de sus principales asesores dentro de Rusia. Están acusados de violar las reglas de seguridad contra la pandemia de coronavirus en lo que ya se conoce como “caso sanitario”.

La Fiscalía asegura que hicieron comentarios y publicaciones en las redes sociales promoviendo una protesta en Moscú, a la que, dicen, asistieron 19 personas que debían haber estado en aislamiento por ser positivos en la covid-19, lo que puso en riesgo a otros. Sus abogados argumentan que es una estratagema para amordazarles.

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