Las elecciones locales en Bolivia apuntan a una victoria de la oposición en las principales ciudades
El MAS de Evo Morales se consolida en las zonas rurales y controlará la mayoría de los departamentos, según el escrutinio rápido
Alrededor de 5,5 millones de bolivianos acudieron este domingo a las urnas para renovar alcaldes y gobernadores en las primeras elecciones desde las presidenciales de octubre, cuando regresó al poder el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales. Los resultados del recuento rápido, realizado por una encuestadora privada, dibujan un horizonte mixto. Por un lado, el MAS conquista entre cinco y siete de las nueve gobernaciones –y probablemente la mayor parte de los munici...
Alrededor de 5,5 millones de bolivianos acudieron este domingo a las urnas para renovar alcaldes y gobernadores en las primeras elecciones desde las presidenciales de octubre, cuando regresó al poder el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales. Los resultados del recuento rápido, realizado por una encuestadora privada, dibujan un horizonte mixto. Por un lado, el MAS conquista entre cinco y siete de las nueve gobernaciones –y probablemente la mayor parte de los municipios rurales–, pero la mayoría de las principales ciudades bolivianas serán administradas durante los próximos cinco años por dirigentes opositores. Además, el peor enemigo del partido izquierdista, el ultraconservador Luis Fernando Camacho –líder de las protestas que terminaron en el derrocamiento de Morales a fines de 2019– gobernará Santa Cruz, la región más conservadora y rica del país.
En abril, habrá segundas vueltas electorales en varias regiones en las que los candidatos no han logrado victorias claras. No será el caso de Santa Cruz, ya que en ella Camacho ha obtenido más del 50% de los votos. Evo Morales se dio por seguro ganador en siete gobernaciones, tal como era su objetivo como jefe de campaña del MAS. “El voto por nosotros no solo es por los candidatos, sino por nuestras políticas económicas y programas sociales. Hemos creado el MAS para apoyar a los más humildes, a los pobres bolivianos”, declaró el expresidente la noche de las elecciones.
Una reciente disidente del MAS, Eva Copa, ganó la alcaldía en el bastión urbano del partido oficialista, la ciudad de inmigrantes aimaras El Alto, que colinda con la capital La Paz. Copa militaba en el MAS hasta un poco antes del comienzo de la campaña, pero rompió con él por no haber sido designada como candidata a dirigir el Gobierno municipal de esta ciudad. Compitiendo con la agrupación Jallala, logró un récord electoral: obtuvo el 67% de los votos y de nueve a diez concejales de un total de 11, probando sobradamente que la dirección socialista cometió un error al no tomarla en cuenta.
El nuevo alcalde de La Paz será Iván Arias, un exministro del Gobierno interino de Jeanine Áñez. La expresidenta también compitió en esta carrera, postulando a la Gobernación de su región natal, Beni, situada en el oriente del país. Le fue mal. Ocupó el tercer puesto, detrás de otros dos candidatos, uno de ellos oficialista.
Con estos resultados, la oposición al MAS se ha reconfigurado casi completamente. Las viejas figuras y organizaciones que protagonizaron la lucha política contra las sucesivas gestiones de Morales, en particular contra su deseo de reelegirse, han prácticamente desaparecido, y han sido reemplazadas por nuevos dirigentes que emergieron de la crisis política que vivió Bolivia el año pasado, aunque también haya algunos, como el alcalde entrante de Cochabamba Manfred Reyes Villa, que vienen de un pasado político más remoto. Se trata de dirigentes más conservadores y religiosos, que algunos analistas califican como “populistas de derecha”.
El partido del expresidente Carlos Mesa, que salió segundo tras Luis Arce en las pasadas elecciones presidenciales, mantiene algunas posiciones; posiblemente ganará la alcaldía de Santa Cruz de la Sierra, aunque la diferencia de su candidato con el segundo es muy pequeña y es necesario esperar los resultados oficiales.
La jornada electoral estuvo llena de problemas de organización, como no ocurría desde hacía mucho tiempo. Una cantidad no determinada pero importante de jurados electorales no se presentó en la mañana para abrir las mesas electorales, por lo que el inicio de la votación se postergó y se formaron largas colas que no respetaban las medidas de bioseguridad establecidas por el Tribunal Electoral. Pese a ello, el presidente de esta institución electoral, Salvador Romero, destacó que la jornada electoral fue “pacífica, en calma, con tranquilidad y también altamente participativa. Este es un elemento que favorece la democracia boliviana”. Solo se produjo un incidente en una pequeña ciudad de Santa Cruz, donde un grupo de personas quemó 14 urnas.
Romero también ha sido criticado por no haber montado un sistema para publicar resultados rápidos preliminares. A causa de ello, las cifras oficiales de la elección solo se conocerán en los próximos siete días. El Tribunal Electoral explicó que no quería introducir un mecanismo de conteo que no fuera enteramente confiable y que, entonces, creara confusión y desconfianza.