Un cuarto de siglo entre rejas por un crimen que no habían cometido en Nueva York

Un juez deja en libertad a tres afroamericanos por la ocultación de pruebas durante el proceso

Un enrejado de una prisión en Estados Unidos.David Madison (Getty)

Un error judicial ha costado a tres hombres inocentes pasar casi un cuarto de siglo en prisión por un crimen que, según pruebas no presentadas durante el juicio, no cometieron. Un juez del distrito de Queens (Nueva York) ha anulado este viernes las condenas de los tres presuntos autores de un doble homicidio perpetrado en 1996 en ese distrito, y amonestado a los fiscales del caso por retener pruebas que sembraban serias dudas sobre la responsabilidad de los reos, condenados a penas que oscilaban entre los 50 años de cárcel y l...

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Un error judicial ha costado a tres hombres inocentes pasar casi un cuarto de siglo en prisión por un crimen que, según pruebas no presentadas durante el juicio, no cometieron. Un juez del distrito de Queens (Nueva York) ha anulado este viernes las condenas de los tres presuntos autores de un doble homicidio perpetrado en 1996 en ese distrito, y amonestado a los fiscales del caso por retener pruebas que sembraban serias dudas sobre la responsabilidad de los reos, condenados a penas que oscilaban entre los 50 años de cárcel y la cadena perpetua.

En vísperas de la Navidad de 1996, el dueño de un negocio de cambio y su guarda de seguridad, un policía fuera de servicio, fueron asaltados por un grupo de hombres, que les dispararon y mataron. Varios días después, y tras una caza al hombre sin cuartel, fueron arrestados tres hombres y posteriormente juzgados por separado. Los tres ingresaron en la cárcel, de donde salieron este viernes tras el fallo del juez de Queens que desmonta el caso.

Según la sentencia, los fiscales nunca entregaron los informes policiales en los que los investigadores vinculaban el doble asesinato con otros autores, miembros de una banda de delincuentes local. Los relatos de cinco testigos, a los que no tuvo acceso la defensa de los acusados, contradecían las confesiones de los reos, que a su vez arrojaron detalles equivocados sobre el lugar del crimen y que, para sus abogados, fueron obtenidas por coacción.

“Lo logramos”, exclamó Rohan Bolt, de 59 años, a la salida de la cárcel de Green Haven, el Estado de Nueva York. A su lado, y levantando el puño en señal de victoria, salían también Gary Johnson, de 46, y George Bell, de 44, los tres afroamericanos. Con lágrimas en los ojos, abrazaron a sus familiares, y Bolt pudo acariciar por primera vez a sus nietos, explica en su edición digital el diario The New York Times.

“La oficina del fiscal del distrito ocultó deliberadamente a la defensa información fidedigna sobre la implicación de terceros”, explicó en una vista virtual Joseph A. Zayas, el juez de Queens, que subrayó la dejación de funciones de la fiscalía, “por abdicar completamente de su responsabilidad en la búsqueda de la verdad” probablemente porque sabía que esas pruebas inéditas habrían supuesto exonerar a los detenidos y tener que volver a empezar.

Bolt, Johnson y Bell podrán dormir en sus casas, con sus familias, desde este viernes, pero la fiscal del distrito de Queens, Melissa Katz, no considera aún que los hombres sean inocentes. Aunque apoyó la revocación de las condenas ante la evidencia de las nuevas pruebas, su oficina planea revisar el caso en un plazo de 90 días antes de decidir si deben ser juzgados de nuevo.

Los abogados de los tres hombres denuncian que la oficina de la fiscal Katz tardara meses en acceder a decretar la liberación de sus defendidos, incluso después de revisar las pruebas en las que el juez Zayas basa su fallo. La defensa considera que Katz “niega a los hombres toda la justicia que merecen” aunque el caso haya sido desmontado. Katz creó una unidad especial para reevaluar posibles errores judiciales el año pasado.

El de los tres afroamericanos de Queens no sería el primer error judicial en EE UU, cuya justicia atesora una larga lista de clamorosos fallos. En 2015, un preso de origen mexicano fue exonerado tras pasar 20 años en prisión por una violación que no cometió. En 2019, el Estado de California pagó 21 millones de dólares a un hombre inocente que pasó 39 años entre rejas por dos crímenes que no perpetró. Son solo dos ejemplos de una larga lista en la que abundan los afroamericanos y miembros de otras minorías.

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