Cronología de una insurrección: seis meses de bulos, un asalto al Capitolio y un ‘impeachment’

Un repaso a los hechos durante seis meses que desembocaron en el asalto violento al Congreso por parte de los seguidores de Donald Trump

Washington -
Trump se dirige a sus seguidores el 6 de enero en Washington, poco antes del asalto al Capitolio.JIM BOURG (Reuters)

El pasado 6 de enero, hordas de seguidores del expresidente Donald Trump asaltaron el Capitolio de Estados Unidos, cuando los congresistas se disponían a certificar definitivamente la victoria electoral de Joe Biden. Los sublevados buscaban evitar que prosperase un supuesto fraude electoral masivo, del que ningún juez ha hallado evidencia alguna, pero que Trump y sus aliados llevaban meses denunciando. El 13 de enero, la...

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El pasado 6 de enero, hordas de seguidores del expresidente Donald Trump asaltaron el Capitolio de Estados Unidos, cuando los congresistas se disponían a certificar definitivamente la victoria electoral de Joe Biden. Los sublevados buscaban evitar que prosperase un supuesto fraude electoral masivo, del que ningún juez ha hallado evidencia alguna, pero que Trump y sus aliados llevaban meses denunciando. El 13 de enero, la Cámara de Representantes aprobó el segundo impeachment a Trump por incitación a la insurrección. El Senado absolvió este sábado al expresidente al no lograr la mayoría de dos tercios necesaria para una condena (57 senadores votaron el veredicto de culpabilidad frente a 43 en contra). Lo que sigue es un repaso cronológico de los hechos que desembocaron en la insurrección:

9 de julio de 2020. El presidente Trump se niega a decir si aceptará el resultado de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Preguntado al respecto por el presentador de Fox News Chris Wallace, Trump responde: “No, no voy a decir sencillamente que sí. Tampoco voy a decir no”. El presidente lleva tuiteando desde mayo que el aumento del voto por correo, que se empieza a ver que crecerá dramáticamente por la pandemia, implicará fraude electoral.

17 de agosto. Con los sondeos en contra, Trump asegura que solo perderá las elecciones si estas se manipulan. “La única manera de que perdamos las elecciones es si estas se amañan, recordadlo”, dice en un mitin en Wisconsin. Repetiría esa misma afirmación siete días después, en la convención nacional republicana.

3 de septiembre. El presidente se niega a confirmar que asegurará un traspaso pacífico del poder. “Bueno, vamos a tener que ver lo que pasa”, responde a una pregunta directa de un periodista, en una rueda de prensa en la Casa Blanca.

29 de septiembre. Primer debate presidencial. Tras un verano de manifestaciones por la justicia racial, cuando el moderador le pide a Trump que condene las milicias de supremacistas blancos como los Proud Boys, el presidente les dice: “Dad un paso atrás y permaneced a la espera”, frase que la milicia violenta convertirá después en su eslogan. Trump añade que “alguien tiene que hacer algo sobre Antifa y la izquierda”. Termina el debate alertando sobre “el caos de la noche electoral”.

19 de octubre. El presidente se niega a denunciar la teoría conspiratoria de QAnon, que sostiene que las élites demócratas y progresistas son una secta de pedófilos y caníbales adoradores de Satán. “No sé nada de QAnon, lo que oigo es que están fuertemente en contra de la pedofilia, y yo estoy de acuerdo con eso”, dice en un evento electoral televisado. Preguntado sobre si cree que existe esa red, responde: “No lo sé y tampoco usted lo sabe”.

1 de noviembre. Trump elogia en Twitter a un grupo de sus seguidores en Texas que rodearon con sus coches a un autobús de la campaña de Biden que circulaba por la autopista, tratando de que frenara y se saliera de la calzada. “Amo Texas”, tuitea el presidente, junto con un vídeo de la acción. “Estos patriotas no hicieron nada malo”, vuelve a tuitear después.

3 de noviembre. Día de las elecciones. Se sabía desde hacía semanas que el resultado tardaría en conocerse y que los primeros datos del recuento serían más favorables para los republicanos, pues el voto por correo, que creció enormemente debido a la pandemia, había sido utilizado en mucha mayor medida por los demócratas. Sin embargo, el mismo día 4 al mediodía Trump hablaba en Twitter de “una gran victoria”. En las tres semanas siguientes a las elecciones publica 550 tuits, un 75% de los cuales está destinado a cuestionar la integridad de los comicios. El mismo 3 de noviembre, una cofundadora del Tea Party crea un grupo de Facebook llamado Stop the Steal (Detengamos el Robo), donde se comparten patrañas, a menudo burdamente manipuladas, que hacen pasar por pruebas de primera mano de fraude electoral. Facebook cierra la página cuando tiene ya miles de seguidores, que migran a otros foros. Se empiezan a celebrar eventos con el lema Stop the Steal.

5 de noviembre. Primera aparición pública en televisión del presidente desde la noche electoral. “Si cuentas los votos legales, gano con facilidad”, dice. “Están tratando de amañar unas elecciones, y no podemos permitir que suceda”.

7 de noviembre. Los principales medios dan por ganador a Joe Biden. Los medios utilizan sus modelos estadísticos, perfeccionados a lo largo de años, para declarar cuándo uno de los candidatos es matemáticamente ganador en cada Estado, y finalmente a nivel nacional. Este es el momento en que normalmente se da una elección por decidida, aunque falten días para la certificación oficial por parte de las autoridades de cada Estado. Este mismo día, Rudy Giuliani, en una estrambótica rueda de prensa en un establecimiento de jardinería en Pensilvania, habla de fraude electoral. Es el primero de una serie de eventos similares que el equipo de Trump celebra en diversos Estados donde los resultados han sido ajustados. “Esta es la crisis constitucional más grave que ha vivido nuestra nación. Solo seremos el faro de esperanza para el mundo si estamos dispuestos a ponernos en pie con valentía e integridad y defender nuestra república”, tuitea el exconsejero de Seguridad Nacional Michael Flynn. “Esto es básicamente una nueva revolución estadounidense”, dice la abogada Sidney Powell.

12 de diciembre. Se celebran por todo el país eventos de Stop the Steal. Algunos se vuelven violentos. “¡Guau! Miles de personas formando en Washington DC para Stop the Steal. ¡No sabía de esto, pero les veré!”, tuitea Trump.

19 de diciembre. Trump empieza a construir los apoyos y a animar a sus seguidores para que se congreguen en una gran manifestación en la capital del país el 6 de enero, coincidiendo con la ceremonia de certificación en el Congreso de la victoria electoral de Joe Biden, que constituye el último paso en la proclamación oficial del ganador de unas elecciones presidenciales. “Estadísticamente imposible haber perdido las elecciones de 2020”, tuitea el presidente. “Gran protesta en DC el 6 de enero. ¡Acudid, será salvaje!”, escribe. Es el primero de una serie de tuits en los siguientes días en los que difunde la convocatoria.

6 de enero de 2021. Por la mañana, el presidente y sus aliados siguen animando a sus seguidores a acudir a la manifestación para “detener el robo”. “Pelead. Por Trump”, tuitea la congresista radical Marjorie Taylor Greene. Al mediodía, Trump se dirige a la multitud congregada, desde un escenario montado junto a la Casa Blanca. Habla durante más de una hora. Sus arengas a la multitud dieron la vuelta al mundo: “Nunca recuperaréis nuestro país si sois débiles, debéis mostrar fuerza y ser fuertes”; “Peleamos, peleamos como el demonio, y si no peleáis como el demonio, ya no os quedará un país”; “Vamos a caminar por la avenida de Pensilvania y vamos a ir al Capitolio”. También dice, como han recordado sus abogados defensores en el juicio: “Todo el mundo aquí caminará hacia el Capitolio para hacer que, pacífica y patrióticamente, se escuchen sus voces”. Sus seguidores, antes incluso de que finalice el discurso, empiezan a marchar hacia el Capitolio. A las 13.00, los primeros manifestantes superan la resistencia policial y logran irrumpir violentamente en el Capitolio. Pronto abren numerosas entradas más por las que más y más asaltantes entran al edificio. A las 14.24, cuando los asaltantes llevan más de una hora en el interior del Congreso y se han hecho fuertes, el presidente no menciona la insurrección y arremete en Twitter contra el vicepresidente Pence, que se encuentra oculto dentro del Capitolio donde, como presidente del Senado, debía participar en la certificación del resultado electoral. “Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que debía haberse hecho para proteger a nuestro país y nuestra Constitución”, escribe Trump. A las 16.17 difunde una declaración grabada en vídeo, en la que insiste en sus acusaciones de fraude electoral. ”Debéis iros a casa, debemos tener paz. Os queremos, sois muy especiales”, les dice a los sublevados que llevan más de tres horas en el Capitolio. A las 18.01 publica otro tuit: “Estas son las cosas y eventos que pasan cuando una sagrada victoria electoral por goleada es arrebatada de manera tan brusca y agresiva a grandes patriotas que han sido tratados mal e injustamente durante demasiado tiempo. Váyanse en paz y amor. Recuerden este día siempre”.

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