La oposición a Maduro busca recomponer su estrategia y reactivar a sus bases

Guaidó intenta capitalizar la alta desmovilización de las legislativas con una consulta para pedir elecciones presidenciales con garantías

Juan Guaidó, este lunes, en Caracas.YURI CORTEZ (AFP)

La oposición al Gobierno de Nicolás Maduro tiene un mantra con el que ha construido su estrategia y defendido el desafío contra el chavismo lanzado en 2019 por Juan Guaidó. “La Asamblea Nacional es la única institución legítima de Venezuela”. Ese es el argumento esgrimido para sostener cada uno de sus pasos, empezando por la proclamación del dirigente opositor como presidente interino y la edificación de una suerte de a...

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La oposición al Gobierno de Nicolás Maduro tiene un mantra con el que ha construido su estrategia y defendido el desafío contra el chavismo lanzado en 2019 por Juan Guaidó. “La Asamblea Nacional es la única institución legítima de Venezuela”. Ese es el argumento esgrimido para sostener cada uno de sus pasos, empezando por la proclamación del dirigente opositor como presidente interino y la edificación de una suerte de aparato gubernamental en la sombra, cuyo poder no ha pasado de ser simbólico pese al amplio respaldo internacional. El Parlamento era, desde las elecciones parlamentarias de 2015, el único bastión controlado por las fuerzas críticas con Maduro. Ya no. Tras la votación del pasado domingo, en la que el chavismo recuperó el control del legislativo, la gran mayoría de la oposición, que rechazó concurrir a esos comicios, quedará formalmente fuera de la Cámara a partir de enero. A pesar de las acusaciones de fraude y a una abstención del 70%, Guaidó pierde su principal plataforma política y se ve abocado a recomponer la estrategia. Este martes pidió a sus seguidores “alzar la voz” y “transformar cada espacio en una protesta”.

El rival de Maduro, hostigado por la justicia afín al régimen, se queda sin la protección que le daba la Asamblea Nacional. Y el hecho de que muchos de sus aliados internacionales no reconozcan al próximo Parlamento no tiene un impacto decisivo en la política real de Venezuela. El impulso que lo sostenía en el día a día -más allá del respaldo de Washington, Bruselas y varios países de la región-, llegaba de la calle y de una intensa etapa de movilizaciones que se prolongó durante casi todo 2019. Ese entusiasmo se apagó con el paso tiempo por las expectativas frustradas y, ya en los últimos meses, sufrió los efectos de un largo y estricto confinamiento por la pandemia de coronavirus. Una serie de errores tácticos acabaron por desgastar a Guaidó.

Fuentes de la oposición explican a EL PAÍS que su objetivo consiste ahora acabar con ese repliegue y tratar de reactivar a sus bases, acercarse de nuevo a los millones de venezolanos decepcionados y desmovilizados, que en buena medida constituyen ese 70% de electores que el domingo decidió no votar. Aun así, asumen que la intensidad del pulso con el Gobierno, que fue cotidiano desde hace dos años y tuvo varios golpes de efecto, será menor.

A esos retos se añaden el malestar por las tensiones y divisiones interinas. La oposición a Maduro es un bloque muy amplio de partidos con sensibilidades e incluso posiciones ideológicas distintas. Nunca, con contadas excepciones, actuó como un frente unitario. A estas elecciones se presentaron, tras pactar con el oficialismo, algunos dirigentes de perfil moderado como Timoteo Zambrano o Henri Falcón. Su presencia era testimonial, ya que ninguno de ellos tenía la fuerza suficiente para competir con los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela, encabezados por Diosdado Cabello. Henrique Capriles fue el único líder de peso que, alejándose de Guaidó, se planteó participar, pero finalmente desistió.

En este contexto, una de las primeras citas con la que la oposición busca recomponerse internamente es una consulta popular, que no tiene efecto legal alguno, pero con la que Guaidó intenta demostrar que no ha perdido su empuje. Esa convocatoria esencialmente telemática, que plantea tres preguntas sobre el rechazo de las últimas legislativas y el apoyo de la población a unas elecciones presidenciales con garantías, parecía condenada a fracasar hace pocos días por la apatía general. Sin embargo, el clima después de los comicios parlamentarios es algo distinto.

Las fuerzas antichavistas buscas movilizar también a los millones de venezolanos que en los últimos años se fueron del país en busca de oportunidades. Y la urna electrónica, que se abrió el lunes y se cerrará el sábado, quedó colapsada. Tanto es así que Freddy Guevara, dirigente afín a Guaidó y a Leopoldo López, pidió a los migrantes que voten a través de la página web de la consulta en lugar de hacerlo por Telegram. El propio Guaidó llamó a votar de forma presencial el día 12 en los puntos habilitados. “Una inmensa mayoría rechazo el fraude, ahora nos expresamos en las calles.... Cada espacio debemos transformarlo es uno de protesta, Alzamos la voz ahora, no permitas que se normalice la tragedia, por el contrario recuperemos la normalidad luchando”, manifestó.

Las consecuencias de esta iniciativa son exclusivamente simbólicas, pero forman parte del comienzo de ese proceso de recomposición. Mientras tanto, Maduro exhibió este martes en una conferencia de prensa el triunfo del chavismo en las parlamentarias y volvió a mostrar desinterés por las críticas al proceso electoral lanzadas desde el extranjero. El sucesor de Hugo Chávez, de hecho, se revolvió contra sus rivales en la región y acusó abiertamente, sin presentar ninguna prueba, al presidente colombiano, Iván Duque, de planear su asesinato el día de las elecciones.

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