La ajustada batalla por la presidencia polaca se dirime en la ultraderecha

La distancia entre el mandatario ultraconservador Andrzej Duda y el liberal Rafal Trzaskowski es mínima ante los comicios de este domingo

Bosak, durante un acto electoral en Varsovia el 20 de junio.AGENCJA GAZETA (Reuters)

Krzysztof Bosak calla la respuesta que podría inclinar la balanza electoral el próximo domingo en Polonia. Entrevistado en una sala de reuniones de su oficina, en la sexta planta de un céntrico edificio de Varsovia, el hasta hace diez días candidato a la presidencia del país por la formación de extrema derecha, Konfederacja, prefiere no revelar su voto. Tras una primera vuelta que concedió ...

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Krzysztof Bosak calla la respuesta que podría inclinar la balanza electoral el próximo domingo en Polonia. Entrevistado en una sala de reuniones de su oficina, en la sexta planta de un céntrico edificio de Varsovia, el hasta hace diez días candidato a la presidencia del país por la formación de extrema derecha, Konfederacja, prefiere no revelar su voto. Tras una primera vuelta que concedió el 43,5% de los apoyos al mandatario actual, el ultraconservador Andrzej Duda, y dejó en segundo puesto al liberal Rafal Trzaskowski (30,5%), Bosak se reserva su opinión para no modelar la de sus votantes. En total, 1,3 millones personas (el 6,8%) que definirán el resultado el día 12. “No quiero orientarlos, que sean ellos los que decidan”, afirma consciente de que una parte de su electorado puede sentirse atraída por la política económica del candidato opositor, mientras otra se encuentra más próxima a los postulados del dirigente.

A tres días de las presidenciales, los comicios que fueron aplazados en mayo en medio de una crisis sanitaria sin precedentes (la covid-19 deja más de 36.000 contagios y 1.528 muertos en el país), la carrera entre Duda —apoyado por el gobernante Ley y Justicia (PiS) del ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski— y Trzaskowski —alcalde de la capital y candidato de la centroderechista Coalición Cívica (KO)— se presenta muy ajustada. La irrupción tardía de este último en la contienda a mediados de mayo revolucionó una campaña que en plena pandemia parecía un camino de rosas para el actual presidente, convertido de facto en el único contendiente visible debido a las limitaciones impuestas por el virus. Ahora, la media de encuestas elaborada por el portal Politico otorga a ambos el 50% de los apoyos y dependiendo de qué empresa realice el sondeo, la ventaja recae de un lado o del otro. Aunque la diferencia en la anterior votación fue de 13 puntos, el candidato en tercer lugar, Szymon Holownia (13,9%), un presentador de televisión y activista independiente que movilizó al electorado más desencantado con los partidos políticos, ya ha anunciado su respaldo a Trzaskowski.

“El cuarenta por ciento de los votantes de Bosak [que quedó cuarto] quiere apoyar al candidato de KO. Su electorado es diverso. Hay algunos nacionalistas incondicionales, radicales y personas de extrema derecha que podrían votar por Duda. Y también hay fundamentalistas del libre mercado que rechazan al presidente y su política social. Trzaskowski ya ha dicho abiertamente que comparte la orientación de mercado de algunos de ellos, en una clara señal de que deberían apoyarlo”, comenta Piotr Buras, director de la oficina de Varsovia del think tank paneuropeo European Council on Foreign Relations (ECFR).

Duda, por su parte, ha apelado al voto de la corriente nacionalista conservadora: “Esa es la razón por la que arreció sus ataques contra el colectivo LGTB [llegó a referirse a ellos en un mitin como una ideología más destructiva que el comunismo]”, opina Filip Pazderski, analista del Instituto de Asuntos Públicos.

“Los homosexuales no son una amenaza, lo que es una amenaza es su programa político”, matiza Bosak en referencia a las reivindicaciones para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo o la adopción por parte de estas parejas. Nacido en 1982, el hoy portavoz de su partido en el Sejm (Congreso) se define como un patriota polaco conservador, partidario de los estados soberanos y crítico con la Unión Europea que rehúye las etiquetas —”no hay lugar en los medios para nuestras ideas”— y, dice, también los extremos. Sin embargo, mantiene un duro discurso antinmigración en el que llega a acusar al PiS de haber practicado “una política de fronteras abiertas”. “Para este Gobierno el conflicto librado contra la UE en política migratoria ha sido bastante cómodo, porque de cara a la opinión pública lo ha hecho verse como un Ejecutivo que protege el país, pero la realidad es que ha permitido entrar a un número importante de personas”, declara. Bosak censura también que Duda no haya hecho “nada” durante su mandato por “acercarse a los movimientos nacionalistas” y rechaza su política impositiva: “Prometió bajar los tributos y no lo ha hecho”.

Konfederacja nació en 2019 para competir en las elecciones europeas, pero se quedó a las puertas de la Eurocámara. En octubre, la formación obtuvo 11 escaños en Congreso. “Si el partido quiere tener un espacio propio en la vida política polaca debe hacerlo en contra del PiS”, opina Pazderski. El analista señala que una parte de la formación es “muy crítica con la política exterior de Ley y Justicia, incluida su relación con Estados Unidos, ya que aboga por un papel más fuerte de Polonia”.

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“Será una segunda vuelta difícil y diría que no sabremos nada hasta que se haya contabilizado el último voto”, considera Dorota Heidrich, directora adjunta del Instituto de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Varsovia. “Kaczynski hará todo lo posible para que Duda gane. Su derrota supondría el fin del dominio del PiS”, afirma.

Pese a que las atribuciones del presidente son limitadas en Polonia, el mandatario tiene la potestad de veto legislativo. Desde su llegada al poder en 2015, la agenda reformista del Gobierno, coincidiendo en el mismo año con la elección de Duda como presidente, ha alejado a Polonia de los postulados de la Unión Europea, que acusa al PiS de socavar el Estado de derecho en el antiguo país comunista. Trzaskowski, un europeísta, políglota y cosmopolita, hijo de un músico de jazz, se ha autoproclamado el candidato del cambio y ha convertido la afirmación “estamos hartos” en el lema no oficial de su campaña.

“Duda ya ha movilizado a la mayoría de su electorado y sus reservas son pequeñas”, afirma Buras. Unos 8,4 millones de personas votaron al actual mandatario en la primera vuelta, 400.000 más que las que apoyaron a Ley y Justicia en las últimas elecciones al Congreso. “Hay un cierto techo de cristal para la hegemonía del PiS”, añade el analista. “La gran pregunta es qué harán los votantes de Bosak”, enfatiza por su parte Pazderski.

Mientras, el diputado de la ultraderecha mantiene la equidistancia: “Se trata de una elección entre un falso amigo, Duda, y un enemigo abierto, Trzaskowski”. El alcalde de Varsovia, dice, los llegó a tachar de “racistas”. ¿Y con qué partido se identifica en España? “Con Vox”, responde, “aunque todavía no conozco a ninguno de sus integrantes personalmente. Todavía”, insiste confiado.

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