Los gigantes de la Red plantan batalla en medio del colapso de las libertades en Hong Kong

La popular aplicación TikTok se retira del territorio autónomo, mientras Facebook y Twitter deciden no entregar los datos de usuarios que solicite China a través de la nueva ley de Seguridad Nacional

Legisladores de la oposición demócrata levantan papeles en blanco como protesta durante una reunión parlamentaria para tratar sobre la nueva Ley de Seguridad Nacional.Vincent Yu (AP)

La jefa del Gobierno autónomo de Hong Kong, Carrie Lam, asegura que la nueva Ley de Seguridad Nacional en el enclave es “relativamente benévola”. Pero desde su entrada en vigor hace una semana, la medida ya ha dejado sentir su efecto mucho más rápida y profundamente de lo que ...

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La jefa del Gobierno autónomo de Hong Kong, Carrie Lam, asegura que la nueva Ley de Seguridad Nacional en el enclave es “relativamente benévola”. Pero desde su entrada en vigor hace una semana, la medida ya ha dejado sentir su efecto mucho más rápida y profundamente de lo que anticipaban sus críticos, que denuncian que la medida pone fin al régimen de libertades de la antigua colonia británica.

Las bibliotecas públicas retiran libros de contenido “sensible”. Las pegatinas de colores con lemas en favor de las protestas y contra Pekín en establecimientos simpatizantes del movimiento se sustituyen por otras en blanco, o han desaparecido. Y este martes, mientras Lam comparecía ante los medios en el complejo de edificios del Gobierno, varias empresas tecnológicas anunciaban que debido a la preocupación sobre las implicaciones de la ley en los derechos humanos no cooperarán con las autoridades hongkonesas, al menos de momento, para entregar los datos que se les requieran sobre sus usuarios. Una de ellas, la china TikTok, ha anunciado su retirada del territorio autónomo.

La aprensión parece ser, estos días, el sentimiento dominante en Hong Kong. Numerosos simpatizantes de las protestas del año pasado han borrado sus cuentas de las redes sociales, o las han trasladado a aplicaciones consideradas más seguras. Los abogados dudan a la hora de aconsejar a sus clientes cómo mejor evitar ser penalizado bajo alguno de los cuatro supuestos que castiga la ley, impuesta desde Pekín y redactada en términos muy amplios: terrorismo, separatismo, subversión contra los poderes del Estado y confabulación con fuerzas extranjeras.

Al menos un antiguo líder estudiantil y joven político, Nathan Law, ha optado por el exilio. Su formación, Demosisto, cofundada por el también antiguo líder estudiantil Joshua Wong, anunció que se disolvía el día que la ley entró en vigor, el 30 de junio. Al día siguiente, en las manifestaciones de protesta del 1 de julio, las autoridades afirmaban que simplemente repetir “Liberad Hong Kong, revolución de nuestra era”, o portar banderas con ese mensaje, violaba la ley. En el primer juicio por supuesta violación de la ley, los jueces denegaron la fianza al acusado, en silla de ruedas, al no tener seguridad de que no fuera a escapar del enclave. Al contrario de lo que era práctica habitual en el sistema jurídico de Hong Kong, la nueva ley estipula que debe rechazarse por principio, a menos que exista la absoluta certeza de que el sospechoso no huirá.

“Suspendemos la consideración de peticiones del Gobierno sobre datos de los usuarios de Hong Kong a la espera de una valoración en profundidad de la ley de Seguridad Nacional”, que incluirá consultas con expertos sobre derechos humanos, ha indicado Facebook. La decisión de la red social incluye también a su aplicación de mensajería instantánea, WhatsApp. “La libertad de expresión es un derecho humano básico. Apoyamos el derecho de las personas a expresarse sin temer por su seguridad”, ha agregado la tecnológica.

En un sentido similar se han pronunciado otras grandes redes sociales muy populares entre los simpatizantes de las protestas. Telegram se convirtió el año pasado en la opción preferida de los manifestantes para comunicarse, gracias a sus opciones para crear grupos muy numerosos y de encriptación. Muchos de ellos abrieron también cuentas en Twitter ―buena parte, cerradas ahora por temor a la ley― para intentar amplificar su voz en el escenario internacional. Esta red social ha indicado que “como muchas otras organizaciones de interés público, líderes y entidades de la sociedad, y otras empresas del sector, tenemos graves preocupaciones tanto sobre el desarrollo como sobre la intención de esta ley”. Telegram se ha manifestado en términos similares.

Google y la aplicación para organizar videoconferencias Zoom, cuyo uso se ha disparado en todo el mundo durante la pandemia, también dejarán de colaborar con las autoridades hongkonesas. Microsoft, dueña de LinkedIn ―que a diferencia de sus rivales sí opera en China tras aceptar sus condiciones de censura―, también ha anunciado que “interrumpe” la consideración de las peticiones de las autoridades hongkonesas.

A menudo, las redes sociales restringen en mercados locales determinados mensajes que infringen las normas del país anfitrión, pero no las de la compañía tecnológica. Durante el segundo semestre del año pasado, en plena efervescencia de las protestas contra Pekín, Facebook bloqueó 394 mensajes en Hong Kong, frente a solo ocho en la primera mitad del año, según el informe de transparencia de la compañía.

Signal, otra popular aplicación de mensajería encriptada, señalaba que “anunciaríamos nosotros también que dejamos de colaborar, pero es que nunca empezamos a entregar los datos de nuestros usuarios a la policía de Hong Kong. Tampoco tenemos datos de usuarios que entregar”.

A las reticencias generales que ya suscitaba la ley se ha añadido, desde anoche, la publicación en el boletín oficial hongkonés de precisiones sobre su aplicación, que otorgan amplios poderes a la Policía y eliminan el control judicial que existía hasta ahora en determinadas situaciones. Entre otras prerrogativas, la medida permitirá a este cuerpo llevar a cabo registros dentro de propiedad privada sin necesidad de una orden judicial. También será posible interceptar comunicaciones de sospechosos, congelar sus bienes o restringir sus movimientos.

Asimismo, las precisiones otorgan el poder de prohibir mensajes que violen la Ley de Seguridad Nacional, aunque se hayan enviado desde fuera de Hong Kong o el servicio que los distribuye no se encuentre dentro del territorio autónomo chino. Quienes envíen mensajes ofensivos y rehúsen eliminarlos, pueden ver que se les incauta el aparato que hayan utilizado.

En su rueda de prensa, Lam defendió las precisiones, que aseguró que se han adoptado para limitar el poder de la policía, no para aumentarlo. “Si no las pusiéramos por escrito, las competencias y el poder de la policía serían casi absolutos”, aseguró. “Precisamente porque sentíamos que debemos proteger y respetar los derechos humanos, creamos estas reglas de aplicación de la ley… para estipular en qué circunstancias se pueden adoptar, y quién puede aprobarlo”.

Según explicaba el exdecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Hong Kong, Johannes Chan, en un seminario organizado por esta institución sobre la nueva ley el fin de semana, el Gobierno central está legítimamente preocupado por la seguridad nacional en el enclave, pero es necesario que la medida respete los principios del sistema legal local, basado en la separación de poderes, el Estado de derecho y el respeto a los derechos. “La paz puede verse amenazada por la violencia y la inestabilidad”, apuntó, “pero también puede verse amenazada por el miedo y la opresión”.

Segunda salida de TikTok de un mercado

La popularísima aplicación de vídeos cortos TikTok, propiedad de la china Bytedance, ha ido más allá. La 'app' ha anunciado su retirada de Hong Kong, de 7,4 millones de habitantes, en su segunda salida a toda prisa en cuestión de días de un mercado que aspiraba a conquistar. Y con la amenaza de hacerlo de un tercero: el secretario de Estado de EE. UU, Mike Pompeo, ha apuntado la posibilidad de prohibirla en Estados Unidos.

TikTok, en realidad, es la versión internacional de otra aplicación, Douyin, solo disponible dentro del mercado chino. No son intercambiables: ni un residente de la China continental puede acceder a TikTok sin los programas necesarios para saltarse la censura de su país, ni un residente fuera de China puede bajarse Douyin. Al implantar esta separación, Bytedance aspiraba a hacerse con el mercado extranjero sin las servidumbres nacionales. La fórmula había funcionado; TikTok es hoy una 'app' popularísima entre los jóvenes de todo el mundo, con cerca de 800 millones de usuarios. Y su empresa matriz asegura que no proporciona los datos de sus clientes al gobierno chino.

La semana pasada, pese a todo, el Gobierno indio la incluyó en una lista de 59 'apps' que ha prohibido en medio de tensiones fronterizas con Pekín, y con el argumento de proteger la seguridad nacional: Nueva Delhi había recibido denuncias, aseguraba, de que los datos de los usuarios indios se exportaban sin permiso hacia servidores chinos. El golpe ha sido muy duro para la 'app', que tenía en ese país su principal mercado: calcula que perderá en torno a 6.000 millones de dólares.

Ahora, la compañía ha anunciado la salida de Hong Kong. Una marcha que parece más encaminada a proteger su implantación en otros países. No era un mercado sustancioso para la marca: su segmento potencial, los jóvenes, apoyan mayoritariamente las protestas contra Pekín, y no suelen descargarse aplicaciones relacionadas con China. Pero al salir del territorio autónomo evita tener que enfrentarse con Pekín, en caso de rechazar la entrega de datos. O, en caso de proporcionarlos, arriesgarse a ser percibida como demasiado cercana a su gobierno entre sus usuarios extranjeros, en un clima de crecientes suspicacias internacionales hacia el gobierno de Xi Jinping.



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