El fiscal de La Haya acusa al presidente de Kosovo de crímenes de guerra y contra la humanidad
Los jueces decidirán ahora si hay pruebas suficientes para confirmar los cargos contra Hashim Thaçi
La fiscalía del Tribunal Especial para Kosovo ha acusado este miércoles al presidente del país, Hashim Thaçi, de crímenes de guerra y contra la humanidad, supuestamente cometidos entre 1998 y 1999, durante el conflicto que enfrentó al Ejército de la entonces República Federal de Yugoslavia y la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), apoyada p...
La fiscalía del Tribunal Especial para Kosovo ha acusado este miércoles al presidente del país, Hashim Thaçi, de crímenes de guerra y contra la humanidad, supuestamente cometidos entre 1998 y 1999, durante el conflicto que enfrentó al Ejército de la entonces República Federal de Yugoslavia y la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), apoyada por la OTAN. Los cargos contra Thaçi incluyen el asesinato de cerca de un centenar de personas de diversos orígenes, entre ellos, albaneses, serbios y de la comunidad romaní. Otros nueve miembros de ELK acompañan al mandatario en el pliego acusatorio, hecho público por los fiscales en un gesto poco frecuente, “ante los repetidos esfuerzos del político de obstruir la justicia”. Los jueces decidirán ahora si hay pruebas suficientes para confirmar los cargos.
Es la primera acusación formal del Tribunal Especial para Kosovo, y junto al presidente kosovar, que formó parte del ELK, aparece su colega Kadri Veseli, líder del Partido Democrático de Kosovo, fundado en 1999 como el brazo político de dicho grupo armado. En un comunicado oficial, la fiscalía señala que los crímenes incluyen a otras ocho personas señaladas a su vez por tortura, persecución y desaparición forzada. Luego añade lo siguiente: “Creemos que Thaçi y Veseli han llevado a cabo una campaña secreta contra el Tribunal, y han obstruido su labor para asegurarse de que no tendrán que comparecer ante la justicia. Con ello, ambos han puesto sus intereses por delante del imperio de la ley, de las víctimas de sus crímenes y de todo el pueblo de Kosovo”.
De 52 años, Thaçi fue una figura prominente en el seno de la lucha entre los kosovares de origen albanés y Serbia, de la que formaba parte como provincia. El conflicto entre ambas partes tuvo carácter étnico y costó la vida a unas 10.000 personas y convirtió en refugiados a cerca de un millón. Si bien el factor desencadenante fue la represión militar serbia, en 2011 un informe del Consejo Europeo acusó a los rebeldes de traficar con los órganos de sus prisioneros serbios. El mismo estudio señaló que varios jefes y miembros del ELK participaron en abusos, violaciones y asesinatos de civiles de otras etnias, y de albaneses que se declararon no nacionalistas. Como sucedió en otras repúblicas yugoslavas, los sospechosos de haber cometido crímenes son considerados héroes por sus seguidores en cuanto son señalados por la justicia internacional. Thaçi fue primer ministro de su país en 2008, tras la declaración unilateral de independencia. Antes de llegar a la presidencia, ostentó la cartera de Asuntos Exteriores y el cargo de viceprimer ministro.
La noticia de su acusación llega justo cuando Thaçi tenía previsto desplazarse a Washington para ver al presidente serbio, Alexander Vucic, en una cita organizada por Richard Grenell, enviado especial para los Balcanes del presidente estadounidense, Donald Trump. Tras conocer la noticia, el presidente ha cancelado su visita y en su lugar asistirá el primer ministro kosovar, Albin Kurti. La reunión fue anunciada este mismo mes de junio y tiene como objetivo buscar un acuerdo entre Kosovo y Serbia, que no mantienen relaciones formales desde 2008. Belgrado sigue considerando a Kosovo una de sus provincias, y los portavoces serbios de la presidencia han subrayado que las conversaciones “serán de índole económica”. La mejora del contacto entre ambos países es una de las condiciones impuestas por la UE si pretenden aspirar a ser un día uno de sus miembros.
El Tribunal Especial para Kosovo se constituyó en 2015, dos décadas después del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY), y ha interrogado desde entonces a centenares de testigos. Ambas cortes tienen su sede en La Haya (Países Bajos), si bien la segunda, que ha juzgado a los principales responsables de genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad perpetrados en Serbia, Croacia y Bosnia-Herzegovina, gestiona ya las últimas apelaciones desde el denominado Mecanismo Residual para los Tribunales Internacionales.