Un juez de EE UU considera que desestimar el ‘caso Flynn’ sería abuso de poder
El exmagistrado John Gleeson estima que la Administración de Donald Trump “ha realizado un acto altamente irregular para beneficiar a un aliado político del presidente”
En el inicio de la indagación de la trama rusa, el ex consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn se declaró culpable de mentir al FBI y empezó a colaborar con la investigación. El fiscal, en un escrito presentado a principios de diciembre de 2018, calificó su cooperación de “sustancial” y recomendó que no recibiera pena de cárcel. Pero según la sugerencia de un exfiscal de la mafia y juez federal retirado de Nueva York supervisando el caso, Flynn cometió perjurio y su declaración de culpabilidad de mentir al FBI sobre ...
En el inicio de la indagación de la trama rusa, el ex consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn se declaró culpable de mentir al FBI y empezó a colaborar con la investigación. El fiscal, en un escrito presentado a principios de diciembre de 2018, calificó su cooperación de “sustancial” y recomendó que no recibiera pena de cárcel. Pero según la sugerencia de un exfiscal de la mafia y juez federal retirado de Nueva York supervisando el caso, Flynn cometió perjurio y su declaración de culpabilidad de mentir al FBI sobre sus contactos con los rusos no debería de ser desestimada, por lo que el efímero asesor -duró menos de un mes en el puesto- de Donald Trump debería de ser castigado.
Para el antiguo juez federal John Gleeson, desestimar el caso Flynn es “un abuso de poder” con el que el Gobierno de Estados Unidos “ha realizado un acto altamente irregular para beneficiar a un aliado político del presidente” Donald Trump. Gleeson considera que se debe denegar la petición de la Administración porque existe una “prueba contundente de abuso flagrante del poder de la fiscalía”.
El pasado mes de enero, Flynn pidió retirar su declaración de culpabilidad, alegando que los fiscales federales actuaron de “mala fe” al violar su parte del acuerdo y pedir una condena de prisión. Los fiscales dijeron en un principio que Flynn tenía derecho a no ir a prisión porque había colaborado con el Gobierno, pero la relación con el teniente general retirado se volvió muy tensa en los meses anteriores a retirar de su declaración y al contratar a nuevos abogados que presentaron acusaciones contra el Gobierno.
En una disertación de 82 páginas, el juez experto en la mafia recomienda “respetuosamente” que el peso de la ley caiga sobre Flynn y se tenga en cuenta el hecho de que cometió perjurio (algo que el propio inculpado ya ha reconocido). El mes pasado, el Departamento de Justicia presentó una moción para desestimar el caso, con el argumento de que el FBI no tenía fundamentos para interrogar a Flynn y que sus declaraciones durante la entrevista no eran pertinentes a la investigación de las relaciones entre Rusia y el equipo de campaña de Trump.
¿De qué se le acusa a Flynn? En diciembre de 2016, durante la transición presidencial, Flynn habló con el embajador ruso Serguéi Kislyak sobre las sanciones que Obama había impuesto a Rusia y sobre una votación prevista en el Consejo de Seguridad de la ONU condenando los asentamientos israelíes. En enero de 2017, el FBI le entrevistó sobre ello y él mintió, como luego admitiría. Al retirar los cargos contra Flynn, el Departamento de Justicia estimó que la investigación contra el exgeneral de 61 años carecía de “base legítima” y que sus declaraciones “a pesar de haber sido falsas no tenían importancia”, de acuerdo a lo establecido en documentos judiciales.
Tras haber participado en la campaña de Donald Trump, Flynn mantuvo contactos confidenciales con el embajador ruso en Washington, Serguéi Kislyak, entre la elección del magnate republicano y su llegada a la Casa Blanca. Ya convertido en asesor de seguridad nacional del mandatario, Flynn fue interrogado el 24 de enero de 2017 por el FBI como parte de la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales, pero ocultó sus contactos con Kislyak. Rápidamente tuvo que renunciar por mentirle también al vicepresidente, Mike Pence, y acordó declararse culpable de perjurio. El año pasado cambió de abogado y de estrategia de defensa, presentándose como una víctima de manipulación política.