Estados Unidos solo ha concedido asilo a dos personas en la frontera sur desde marzo

Los datos, publicados por ‘The Washington Post’, revelan que Trump ha eliminado casi por completo el sistema de asilo durante la pandemia del coronavirus

Los Ángeles -
Una mujer cruza el puente sobre la frontera entre San Diego y Tijuana.Mike Blake (Reuters)

Estados Unidos solo ha permitido quedarse en el país a dos personas solicitantes de asilo en la frontera sur desde el 21 de marzo. El dato, aún no oficial y publicado en exclusiva este miércoles por The Washington Post, supone la confirmación de que la frontera sur de EE UU ha sido ...

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Estados Unidos solo ha permitido quedarse en el país a dos personas solicitantes de asilo en la frontera sur desde el 21 de marzo. El dato, aún no oficial y publicado en exclusiva este miércoles por The Washington Post, supone la confirmación de que la frontera sur de EE UU ha sido cerrada de facto a la inmigración por motivos humanitarios. La Casa Blanca ha utilizado la crisis sanitaria y económica provocada por la covid-19 para acabar definitivamente con el sistema de asilo del país.

Con el argumento de proteger la salud de los norteamericanos, el Gobierno de Estados Unidos ha convertido en norma en la frontera sur la expulsión inmediata a México y Centroamérica de decenas de miles de solicitantes de asilo. Desde que se puso en marcha, el 21 de marzo, hasta el 8 de abril había expulsado en caliente a 10.000 personas sin escuchar su petición de asilo. Hasta esta semana ya son 20.000 los devueltos bajo esta provisión legal, conocida como Título 42. Ha sido el último escalón en el endurecimiento progresivo de las condiciones bajo las que se puede pedir refugio en el país.

Antes, el sistema había sido prácticamente sellado con la política de permanecer en México (MPP, por sus siglas en inglés). Bajo este protocolo, pactado con México, el vecino del sur ha aceptado quedarse con decenas de miles de migrantes que penan por las ciudades fronterizas mientras esperan comparecer por videoconferencia en un juzgado de EE UU para exponer su caso de asilo. En abril de 2019, la Agencia de Fronteras (CBP) tenía en sus instalaciones en la frontera a casi 20.000 personas detenidas. El pasado abril eran menos de 100.

Durante décadas y hasta la llegada de Trump, cualquier persona podía presentarse en un punto fronterizo de Estados Unidos y pedir refugio. Esa persona pasaba una entrevista preliminar para valorar si tenía “miedo creíble”, según la terminología legal, de volver a su país. De ser así, esa persona permanecía en territorio de EE UU hasta que su caso era escuchado por un juez de inmigración. El sistema se ha visto en ocasiones desbordado con cientos de miles de peticiones, pero siempre ha funcionado. La Administración Trump atacó desde el principio el sistema de asilo con el argumento de que era un agujero legal por el que se colaban masivamente indocumentados que luego no se presentaban al juzgado.

La última estadística muestra que Estados Unidos solo ha realizado 59 entrevistas entre el 21 de marzo y este miércoles. De esas personas, 54 han sido rechazadas y tres están pendientes de respuesta. En 2018, EE UU concedió refugio a 38.687 personas, de las cuales 13.248 eran solicitantes de asilo que iban a ser deportados.

La crisis del coronavirus no solo ha servido a Trump para sellar las entradas por la frontera sur, sino también para reducir significativamente la inmigración legal a Estados Unidos, un objetivo declarado durante la campaña electoral de 2016 y que apenas había podido poner en marcha. El pasado 20 de abril, Trump anunció en Twitter que se proponía “suspender la inmigración a Estados Unidos”. La amenaza se concretó en una orden que, de nuevo con la excusa de proteger a los estadounidenses de la pandemia, suspendía durante dos meses la tramitación de permisos de residencia permanente (green card) para ciertos casos, en especial familiares directos de residentes.

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