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“Será Alberto Fernández quien mandará en Argentina, no Cristina”

El historiador y periodista argentino publica en España su libro sobre el peronismo y la Triple A

Enric González
El historiador argentino Marcelo Larraquy posa luego de la entrevista con EL PAÍS, en el barrio de Recoleta, Buenos Aires.
El historiador argentino Marcelo Larraquy posa luego de la entrevista con EL PAÍS, en el barrio de Recoleta, Buenos Aires.Gustavo Bosco
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“Se equivocan quienes creen que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner tomará el mando. Será el presidente, Alberto Fernández, quien mandará, no Cristina; ella se quedará con el Senado y quizá algunos sectores de la Justicia”. Marcelo Larraquy (Buenos Aires, 1965), periodista e historiador, se ha especializado en el peronismo contemporáneo, al que ha dedicado la mayoría de sus diez libros. Ahora publica en España López Rega, el peronismo y la Tiple A, una obra que apareció ocho años atrás en Argentina y que, con un estilo ágil y un enorme volumen de documentación, retrata los años más negros del movimiento fundado por Juan Domingo Perón.

Según Larraquy, el peronismo “es siempre sorpresa, porque posee una gran capacidad para reinventarse”. “Se divide, se reconcilia… Es un juego de leales y traidores que al final se unen. Tiene una enorme capacidad de supervivencia, fruto de los 17 años de clandestinidad, e igual que se autodestruye, después se regenera”.

El libro sobre López Rega y la guerra sucia que, a partir de 1973, enfrentó a la ultraderecha peronista y los sindicatos, de un lado, con los Montoneros y las Juventudes peronistas, del otro lado, ahonda en los días siniestros que siguieron al retorno de Perón desde Madrid. Perón se había apoyado en las Juventudes y los Montoneros para forzar su vuelta del exilio. Había homenajeado a Ernesto Che Guevara como “el mejor de los nuestros”. Pero el golpe de Estado en Chile y el recrudecimiento de la guerra fría en Latinoamérica le obligaron a desplazarse a la derecha y desprenderse de los revolucionarios. Utilizó para ello a su antiguo secretario, José López Rega, el Brujo, un devoto del esoterismo convertido en ministro de Bienestar Social y en fundador de la Alianza Anticomunista Argentina, la Triple A, un conjunto de escuadrones parapoliciales, responsable de la muerte de al menos 700 personas y de miles de casos de tortura.

“El general Perón sigue siendo una bandera, con todos sus claroscuros: ha sobrevivido al mal recuerdo de su retorno, ha sobrevivido a la historia”, explica Larraquy. “El kirchnerismo intentó desprenderse de su figura, pero no pudo. Los peronistas le han perdonado. Quienes nunca le perdonarán”, sigue, “son los antiperonistas, que se equivocan al creer que el peronismo no es un movimiento democrático. Lo es. La base del peronismo está precisamente en el voto popular, y el drama de los antiperonistas radica en que el viejo Partido Justicialista sigue ganando elecciones”.

El historiador explica la victoria electoral peronista por el fracaso de la gestión de Mauricio Macri y por su empeño en mantener la grieta, la famosa fractura que divide a la sociedad argentina y acabó engulléndole a él. También la explica por el hecho de que “las clases populares siempre vieron al peronismo como una tabla de salvación y un símbolo de esperanza”. “No es nostalgia”, dice, “porque el caudal de votantes históricos va reproduciéndose. La militancia siempre está ahí, pegada al barrio, y hay un nuevo votante, joven, al que el kirchnerismo ofreció una cierta épica. ¿Qué épica ofrecía el liberalismo de Macri?”.

El antiperonismo está ahora convencido de que Alberto Fernández será un simple títere de la antigua vicepresidencia. “Es algo que han inventado para aterrorizarse a sí mismos”, explica Larraquy, “y supone un desconocimiento profundo de cómo funciona el peronismo, una estructura vertical que tiene arriba al líder y abajo al puntero [caudillo de barrio], y en la que manda quien gana elecciones”.

El historiador compara la actual situación con la de 2003, cuando el presidente interino, Eduardo Duhalde, entonces el peronista más poderoso, patrocinó la elección de Néstor Kirchner convencido de que podría mantener el poder en la sombra. “Duhalde inventó a Néstor, pero en cuanto Néstor alcanzó la presidencia acabó con el duhaldismo”, subraya. “Creo que Alberto Fernández, un hombre mucho más cercano a Néstor Kirchner que a Cristina, apostará por la transversalidad y la heterogeneidad”, indica, “será un peronista de equilibrios internos y se concentrará en las cuestiones económicas”.

Acerca del populismo latinoamericano, Larraquy hace dos consideraciones. La primera, sobre Argentina: “Es un país con un 35% de pobreza, no se puede esperar que funcione como Suiza”. La segunda, sobre el conjunto del continente: “Las democracias convencionales carecen de elasticidad y no son capaces de comprender y canalizar las demandas sociales, como se ha demostrado en Chile”.

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