“Lo que el régimen de Maduro pretende es partirte el espíritu”

El disidente, que denuncia haber sido torturado durante cuatro años en una cárcel de Caracas, confía en que las sanciones acaben con el Gobierno venezolano: “La oposición no lo logrará”

Lorent Saleh, el pasado lunes en Madrid.JAIME VILLANUEVA

La tortura que sufrió en una de las siete celdas de La Tumba, como se conoce al sótano ubicado cinco pisos bajo tierra de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en Caracas, lo llevó al borde de la desesperación, “a confundir el sueño y la vigilia”, a dudar si era “una persona digna”. El opositor Lorent Saleh pasó dos años y un mes en aquel lugar, donde el régimen chavista confina a presos emblemáticos.

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La tortura que sufrió en una de las siete celdas de La Tumba, como se conoce al sótano ubicado cinco pisos bajo tierra de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en Caracas, lo llevó al borde de la desesperación, “a confundir el sueño y la vigilia”, a dudar si era “una persona digna”. El opositor Lorent Saleh pasó dos años y un mes en aquel lugar, donde el régimen chavista confina a presos emblemáticos.

Lo abandonó en octubre de 2016 para ser trasladado al Helicoide, otra de las prisiones donde el Estado recluye a los disidentes. Finalmente, fue liberado por decisión del Gobierno de Nicolás Maduro el pasado 12 de octubre. Obligado a abandonar Venezuela, Saleh, que fue uno de los galardonados con el Premio Sájarov en 2017, se ha refugiado en España, donde denuncia las torturas que sufrió, habla del régimen y se afana en desprenderse de la imagen de joven militarista con la que algunos le asociaban antes de ser detenido y encarcelado.

“Lo que el régimen pretende es doblegarte, partirte el espíritu”, rememora con gesto serio y tono pausado el opositor, nacido hace 30 años en San Cristóbal, ciudad cercana a la frontera colombiana. Enumera algunos de los métodos con los que funcionarios que le custodiaban buscaban este propósito: malos tratos, aislamiento total, luz blanca continuada en la cara después de que lo sentaran esposado en una silla. “Allí aprendí lo sofisticadas que pueden ser las técnicas de tortura”, asegura en una conversación el pasado lunes en Madrid.

Saleh, destacado líder estudiantil, participó en protestas contra el régimen en 2010 por las que fue imputado por diversos delitos y se le ordenó presentarse regularmente ante un juzgado. Sin embargo, se trasladó a Colombia, donde fue detenido por las autoridades y devuelto a Venezuela. Días después, en septiembre de 2014, le encerraron en La Tumba.

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Colombia defendió que Saleh fue expulsado por realizar proselitismo político cuando tenía un visado de turista, algo prohibido por la legislación nacional. Pero el suceso generó una catarata de reacciones, incluida la del expresidente y senador colombiano Álvaro Uribe, que denunció que el opositor había sido entregado sin garantías “a la dictadura”.

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“Aquello no fue legal: ni fue una deportación, ni una extradición ni una expulsión”, argumenta Saleh, que defiende que fue entregado por el entonces presidente Juan Manuel Santos a Maduro por petición de este último. Ese episodio se produjo en medio de las negociaciones de Colombia con la guerrilla de las FARC, en las que Venezuela actuó, junto con Chile, como país “acompañante”.

Saleh fue acusado de conspiración a la rebelión, pero nunca hubo juicio. Él rechaza los cargos. Cuenta que la meditación y la lectura fueron sus aliados durante la reclusión. Católico practicante, dudó de su fe, pero ahora afirma que la prisión acabó por reforzarla. “El régimen te hace dudar, y pensar ¿qué tan malo soy?”. 

El opositor afirma que intentó quitarse la vida cuatro veces. “Tenía que presionarlos, qué otra cosa iba a hacer. Por entonces ya había subido el coste político de tenerme en prisión: no lo suficiente como para liberarme, pero sí como para no dejarme morir”, afirma en referencia a la creciente presión y aislamiento internacional sobre Venezuela. “La Tumba es la expresión de la violencia y el terror del Estado venezolano”, sostiene.

Presión internacional

Tras su liberación, Saleh, que se define como “liberal” y “de la línea más dura” contra el régimen, ha transmitido al presidente español, Pedro Sánchez, que ve necesario intensificar las sanciones contra los dirigentes más destacados de Venezuela. Saleh apoya también que la Corte Penal Internacional (CPI) actúe contra los máximos dirigentes por crímenes de lesa humanidad. Luisa Ortega Díaz, ex fiscal general de Venezuela, ha acusado al Gobierno ante la CPI de ser responsable de más de 8.000 asesinatos entre enero de 2015 y junio de 2017. También han acudido al tribunal varios países de Latinoamérica, la Organización de Estados Americanos y Canadá.

El opositor venezolano considera que, de producirse en algún momento una condena, se abriría “una grieta dentro del chavismo” y tal vez contra Maduro. Saleh no ve otra opción: “La oposición no tumbará al régimen”. Cuando se le plantea un escenario en el que ni las presiones internacionales ni un tribunal muevan a cambios al Gobierno, Saleh responde que “la oposición nunca se ha planteado la lucha armada”, una opción que considera "legítima, pero no pertinente”. "Maduro ha dado golpes de Estado continuados”, argumenta.

“Con voluntad política no hacen falta tanquetas”

G. C.

A Lorent Saleh le persigue una imagen de joven con afanes militaristas, algo que él rechaza. “Son los propagandistas del régimen quienes se encargan de mentir para mostrarme así”, afirma el expreso político. En 2014, poco antes de entrar en la cárcel, el opositor publicó un post en Facebook con una cita y foto del dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez, que participó en un golpe de Estado y controló el país entre 1952 y 1958.

“La prueba de mi pacifismo y antimilitarismo es esto”, replica Saleh mientras descubre un brazo para mostrar un pequeño tatuaje de un símbolo anarquista junto al codo. Porque con “diálogo” y “voluntad política internacional”, añade, “no hacen falta fragatas. Ni tanquetas”. Y añade: “Desde el resentimiento no se puede hacer política. Eso es lo que han hecho ellos. El rencor, el resentimiento y el odio desatan fuerzas que son difíciles de contener”

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