La cumbre de la UE en Sofía evita dar perspectiva de adhesión a los Balcanes

Macron pide mejoras en la región y una reforma de la UE antes de hablar de nuevos ingresos al club comunitario

El presidente de Kosovo, Hashim Thaci, firma un acuerdo ocn la UE en Sofia, este jueves. Virginia Mayo (AP)

Quince años después del último encuentro conjunto entre los líderes de la Unión Europea y los socios de los Balcanes, la perspectiva de adhesión de estos países no ha mejorado un ápice. Incluso hay señales de retroceso. Los gobernantes europeos concluyeron este jueves la cumbre con los países balcánicos occidentales sin dar expectativas de una pronta entrada en el club comunitario, a pesar de que la Comisión Europea considera factible ...

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Quince años después del último encuentro conjunto entre los líderes de la Unión Europea y los socios de los Balcanes, la perspectiva de adhesión de estos países no ha mejorado un ápice. Incluso hay señales de retroceso. Los gobernantes europeos concluyeron este jueves la cumbre con los países balcánicos occidentales sin dar expectativas de una pronta entrada en el club comunitario, a pesar de que la Comisión Europea considera factible que haya nuevos ingresos en 2025. Los líderes se declaran convencidos de que el futuro de estos países está en el seno de la UE. Pero sus palabras los traicionan.

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“Si hablamos de números, el PIB y la población de estos países son asumibles. Pero el volumen de problemas per cápita es muy superior al de Francia o Alemania”, deslizó en conferencia de prensa el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pese a concluir que “no hay plan B” a la adhesión. La reunión finalizó con una foto de familia con la ausencia de Mariano Rajoy. El presidente español no acudió por la participación en esa cita de Kosovo, al que España no otorga estatus de país.

La UE se enfrenta a un dilema en su relación con los socios balcánicos (Serbia, Montenegro, Albania, Macedonia, Bosnia y Kosovo). Por un lado, las carencias que presentan en corrupción, cumplimiento del Estado de derecho, tráfico de armas y crimen organizado espantan a un club europeo que aún no ha sido capaz de digerir bien las incorporaciones más recientes. Rumania y Bulgaria, las últimas en acceder a la familia comunitaria, en 2007, aún están sujetas a un mecanismo de evaluación de sus estructuras de Estado de derecho concebido en principio para un periodo breve. Y la falta de agilidad que muestra en ocasiones la UE para funcionar con 28 miembros disuade a la hora de ampliar el grupo.

El líder europeo que más claramente lo expresa es el presidente francés, aunque los grandes países (salvo Italia) comparten su postura. “No podemos abrir una negociación con estos países sin condiciones en ámbitos como la migración o la lucha contra la corrupción. Tienen que mejorar muchos aspectos antes. Y la UE no podrá iniciar este proceso si no se reforma antes”, alertó Emmanuel Macron. El dirigente francés, pese a todo, admite los riesgos de que esos países se abran más a Rusia y a Turquía, que intentan beneficiarse de ese vacío europeo. Las cifras son rotundas: el 73% del comercio de los Balcanes se hace con la UE. Y la inversión comunitaria en la región alcanza el mismo porcentaje. A Bruselas, pese a todo, le cuesta capitalizar esa presencia.

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