May defiende su participación en el ataque sirio ante las críticas de Corbyn

La primera minstra británica asegura en rueda de prensa que la intervención en Siria "lanza un mensaje claro de que la comunidad internacional no tolerará el uso de armas químicas”.

Theresa May, durante la conferencia de prensa. WILL OLIVER / POOL EFE.Vídeo: WILL OLIVER (POOL EFE)

Reino Unido participó con cuatro aviones Tornado en los bombardeos contra instalaciones del régimen sirio. La primera ministra británica, Theresa May, ha defendido este sábado la acción, alegando que esta fue “correcta y legal”. El líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, ha cuestionado la operación, afirmando que carece de base legal en el derecho internacional. Los principales partidos de la oposición reclamaron sin éxito la semana pasada que el Ejecutivo sometiera al juicio del Parlamento la p...

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Reino Unido participó con cuatro aviones Tornado en los bombardeos contra instalaciones del régimen sirio. La primera ministra británica, Theresa May, ha defendido este sábado la acción, alegando que esta fue “correcta y legal”. El líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, ha cuestionado la operación, afirmando que carece de base legal en el derecho internacional. Los principales partidos de la oposición reclamaron sin éxito la semana pasada que el Ejecutivo sometiera al juicio del Parlamento la participación británica en la ofensiva.

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Fue correcto y legal emprender acciones militares conjuntamente con nuestros más cercanos aliados para aliviar el sufrimiento humanitario, degradando la capacidad de armas químicas del régimen sirio”, declaró la primera ministra, Theresa May, horas después de que cuatro aviones Tornado británicos participaran en los bombardeos selectivos contra Siria, liderados por Estados Unidos, en respuesta al supuesto ataque con armas químicas en la ciudad de Duma. “Un conjunto significativo de información, incluida inteligencia, indica que el régimen sirio es responsable de este último ataque”, ha asegurado May.

La primera ministra ha anunciado que comparecerá en el Parlamento el próximo lunes, cuando este reasuma su actividad tras las vacaciones de Pascua, pero ha evitado concretar si someterá a votación con carácter retrospectivo su decisión de mandar a las Fuerzas Armadas a combate, que ha calificado como “la más grave” que puede tomar un mandatario. “Habríamos preferido seguir un camino alternativo”, reconoció May, “pero en esta ocasión no lo había”.

Los principales grupos de la oposición habían exigido a May, al frente de un Gobierno en minoría, que recabara el apoyo del Parlamento antes de emprender una acción militar que finalmente tomó a solas el Gobierno porque, en palabras de la primera ministra, “era absolutamente por el interés nacional de Reino Unido”. Pero May, a juzgar por sus declaraciones en la conferencia de prensa, no someterá su decisión a votación de la Cámara, sino que solo comparecerá y responderá a las preguntas de los diputados.

La delicada aritmética parlamentaria que arropa a May convertiría una votación en un ejercicio de alto riesgo para su Gobierno. El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, ha calificado los bombardeos de “legalmente cuestionables”. “La consecuencia de acciones unilaterales sin base legal por parte de cualquier país es que se incentiva a otros a hacer exactamente lo mismo y se reduce la capacidad de protestar cuando esto ocurre”, dijo Corbyn

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También los nacionalistas escoceses del SNP y el Partido Liberal Demócrata habían lanzado advertencias sobre los peligros de seguir a ciegas a “un errático presidente de Estados Unidos” —en palabras de Vince Cable, líder del partido centrista— sin recabar antes el respaldo del Parlamento.

El apoyo de los unionistas norirlandeses, que sostienen el Ejecutivo en minoría de May, podría no ser suficiente si un número significativo de diputados conservadores decidiera votar contra la intervención. El precedente de David Cameron, que no logró el apoyo de la Cámara para intervenir en Siria en 2013, pesa sobre una primera ministra que no se puede permitir muchas más derrotas parlamentarias.

Y pesa también el precedente del desastre en Irak, cuando el ex primer ministro laborista Tony Blair decidió entrar en la guerra basado en una inteligencia que se demostró falsa, todavía muy presente en la opinión pública británica. Solo un 22% de los británicos, según una encuesta realizada tras el ataque del pasado sábado en Duma, apoyaba participar en una acción militar con misiles en Siria, mientras un 43% expresaba su oposición.

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