Los efectos del cierre de la Administración estadounidense

La parálisis puede dejar sin sueldo a 850.000 empleados públicos y golpear al ciudadano

Washington -
Un mensaje anuncia el cierre, este sábado, de la Biblioteca del Congreso, en WashingtonJose Luis Magana (AP)

El paisaje este sábado en el National Mall, la explanada del centro de Washington, se asemejaba al de un sábado cualquiera. Gente haciendo cola para entrar en los museos nacionales, personal de seguridad vigilando los monumentos a iconos de la historia estadounidense. Apenas era visible el cierre de la Administración federal por la falta de acuerdo en el Senado para aprobar nuevos fondos dada la división en asuntos migratorios entre demócratas y republicanos. Pero, si se mantiene la...

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El paisaje este sábado en el National Mall, la explanada del centro de Washington, se asemejaba al de un sábado cualquiera. Gente haciendo cola para entrar en los museos nacionales, personal de seguridad vigilando los monumentos a iconos de la historia estadounidense. Apenas era visible el cierre de la Administración federal por la falta de acuerdo en el Senado para aprobar nuevos fondos dada la división en asuntos migratorios entre demócratas y republicanos. Pero, si se mantiene la clausura, el lunes los museos no abrirán sus puertas y se empezarán a visualizar con fuerza las consecuencias de la falta de fondos ordinarios en otras muchas ramas del Gobierno estadounidense.

Los servicios básicos, como la seguridad, no se ven afectados, pero los menos esenciales sí. Unas primeras consecuencias fueron el cierre ya este sábado de la Biblioteca del Congreso, en Washington, y del centro en honor al reverendo negro Martin Luther King, en Atlanta.

Museos públicos

“Me parece muy injusto que la gente tenga que pagar las consecuencias de que el Congreso esté roto”, decía Emily Christenson, de 39 años, tras salir con sus dos hijos del Museo de Historia Natural. Se alegra de haber podido entrar a la instalación. La organización Smithsonian ha anunciado que, si no se halla una solución en el Congreso, el lunes no abrirá sus 19 museos gratuitos en Washington ni el zoo de la ciudad. Es lo mismo que ocurrió en 2013 cuando hubo un cierre de Gobierno de 16 días con el demócrata Barack Obama en la Casa Blanca.

Monumentos y parques nacionales

Una de las imágenes más impactantes del shutdown de 2013 fueron las vallas colocadas en las entradas de los monumentos de Washington y en parques naturales en todo el país. La decisión fue impopular. Furiosos por el cierre del memorial a la Segunda Guerra Mundial en la capital estadounidense, un grupo de veteranos, muchos en silla de ruedas, apartaron las vallas. En 1995, durante el cierre que afectó a la Administración de Bill Clinton, también se cerraron los parques.

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Mike y Jennifer, una pareja de turistas de Florida de 29 y 27 años respectivamente, se alegraban este sábado de poder acceder al interior del templo en homenaje al expresidente Abraham Lincoln. “Me hubiese enfadado muchísimo si todo estuviera cerrado y tuviéramos que alterar nuestros planes”, decía ella.

Se desconoce qué ocurrirá el lunes, si se mantiene el cierre de la Administración, pero el Gobierno de Donald Trump ha avanzado que no querría que se repitieran las imágenes de 2013. El Departamento de Interior ultima un plan para mantener abiertos los monumentos y parques naturales, pero sin apenas personal de seguridad (dado que no cobrarían) y cerrando puestos de servicio, como lavabos.

Empleados públicos

Durante el cierre del Gobierno de 2013, alrededor de 850.000 empleados federales “no esenciales” tuvieron que quedarse en sus casas sin sueldo durante los 16 días que duró la parálisis. Más adelante, cobraron su salario de forma retroactiva pero la ausencia de pagos complicó el día a día de muchos de ellos. La parálisis costó 6,6 millones de días de trabajo al Gobierno y una pérdida económica de 20.000 millones de dólares a EE UU, según una estimación de Moody's Analytics

Se prevé que un número similar de trabajadores se verá afectado ahora, aunque el impacto varía por departamentos. “Hay mucho trabajo importante que es considerado no esencial. Es injusto que empleados que trabajan duramente tengan que estar de baja porque el Congreso no puede llegar a un acuerdo”, lamenta Emily Tewes, una trabajadora de 29 años de una agencia federal.

Por ejemplo, el 90% de los empleados del Departamento de Educación se quedarán el lunes en sus casas pero eso no afectará al pago de becas. La paralización gubernamental conlleva que las tareas de recuperación de áreas afectadas por desastres naturales quede frenada, haya menos personal de Hacienda, sea más difícil comprar un arma por la demora en recibir un permiso federal o el 61% de los trabajadores del Centro de Control y Prevención de Enfermedades se quede en sus casas, lo que puede ser perjudicial en medio de una de las peores gripes en años.

Personal esencial

El cierre de Gobierno no afecta a policías y agentes de fronteras, prisiones federales, Seguridad Social, inspecciones agrícolas, bomberos, el servicio postal o al sueldo del presidente, su equipo y los congresistas. Los soldados también siguen en activo pero sin cobrar y se cerrarán oficinas que no son primordiales.

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