La Eurocámara avisa de que quedan asuntos por resolver en el Brexit

El Parlamento certifica progresos en el divorcio pero detecta cinco áreas difusas del pacto

Un cartel en Belfast aboga por un Brexit sin frontera y con estatus especial para Irlanda del Norte.PAUL FAITH (AFP)

La tragicomedia del Brexit se encamina oficialmente a su segunda temporada, pero eso no significa que haya concluido la primera. El Parlamento Europeo, con derecho de veto sobre el pacto final, respalda el trascendente acuerdo de divorcio que alcanzaron la semana pasada Bruselas y Londres, pero alerta de que quedan asuntos clave por resolver. La tutela de la justicia comunitaria sobre los ciudad...

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La tragicomedia del Brexit se encamina oficialmente a su segunda temporada, pero eso no significa que haya concluido la primera. El Parlamento Europeo, con derecho de veto sobre el pacto final, respalda el trascendente acuerdo de divorcio que alcanzaron la semana pasada Bruselas y Londres, pero alerta de que quedan asuntos clave por resolver. La tutela de la justicia comunitaria sobre los ciudadanos europeos residentes en suelo británico y la garantía última de que no habrá frontera rígida entre Irlanda y su vecina Irlanda del Norte, perteneciente a Reino Unido, centran esas inquietudes.

El Gobierno británico está a punto de lograr su primer aprobado en el tortuoso proceso del Brexit. Tras seis meses de negociación, Bruselas y Londres hilvanaron el pasado viernes los detalles del divorcio. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE los ratificarán el próximo viernes, con una declaración de progresos suficientes que marcará el paso de la primera a la segunda fase de discusión. Y el Parlamento Europeo comparte el análisis, pero con una importante salvedad: quedan asuntos pendientes que deberán resolverse antes del abandono de Reino Unido (marzo de 2019). Si no se aclara la ambigüedad, la Eurocámara “se reserva todo el derecho” de aprobar o no el texto final.

La advertencia figura en una resolución que la institución tiene previsto aprobar este miércoles. El borrador, al que ha tenido acceso EL PAÍS, enumera cinco elementos difusos del texto pactado entre el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la primera ministra británica, Theresa May. Aunque la opinión de la Eurocámara no es vinculante en esta fase del proceso —solo puede aprobar o rechazar el texto definitivo de ruptura—, el negociador europeo, Michel Barnier, mantiene a los eurodiputados implicados en todo el recorrido para asegurarse ese respaldo.

Cinco incógnitas del divorcio

Futuras parejas. El acuerdo esbozado garantiza que podrán quedarse en Reino Unido, con los mismos derechos, las parejas estables de ciudadanos europeos o británicos (sea cual sea su nacionalidad), aunque aún no estén en el país, y sus futuros hijos. Pero no extiende el derecho a futuras parejas. Así, si una española con derechos plenos en Reino Unido se casa con un rumano tras el Brexit, este no tendrá protección especial.

Procedimientos gratuitos. Los trámites administrativos para garantizar los derechos deben ser gratuitos.

Tribunal europeo. Las decisiones de esta institución deben ser vinculantes para los ciudadanos afectados por el Brexit.

Libre circulación. Los británicos que se queden en el resto de la UE podrán circular libremente por todo el club.

Irlanda. Garantías legales de que no habrá frontera física.

La resolución tiene el apoyo garantizado porque nace con el visto bueno de casi todas las fuerzas políticas: populares, socialistas, liberales, verdes e izquierda minoritaria. Casi todas sus cuitas aluden al ámbito del que la Eurocámara ha querido hacer bandera: la protección de los 3,3 millones de ciudadanos comunitarios que habitan en Reino Unido y de los 1,2 millones de británicos residentes en otro país de la UE. La cámara legislativa exige que la equiparación de derechos con los británicos afecte también a las futuras parejas de los europeos residentes en Reino Unido (no solo a los futuros hijos), pide que todo el proceso administrativo para blindar ese estatus sea gratuito y aboga por reforzar el carácter vinculante de las decisiones del Tribunal de Justicia de la UE, hoy máxima instancia de decisión en los 28 países comunitarios, pero que perderá la tutela sobre Reino Unido una vez abandone la familia europea.

La Eurocámara pone también la lupa sobre el asunto más ambiguo —y delicado— del pacto alcanzado el viernes. Los eurodiputados quieren garantizar que “los compromisos realizados respecto a Irlanda del Norte con Irlanda sean plenamente exigibles por ley”. Es decir, que se garantice que verdaderamente no habrá frontera física entre ambos territorios (la violencia sacudió al Ulster hasta 1998), aunque para ello sea necesario que Londres asuma plenamente la legislación europea.

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“Estos elementos deberán abordarse en el acuerdo final de retirada. Será esencial para que podamos dar nuestro consentimiento”, advirtió el pasado viernes el presidente del comité encargado del Brexit en el Parlamento, Guy Verhofstadt. Otros miembros de ese grupo fueron aún más explícitos. “No hemos llegado a una solución; simplemente podemos decir que hay progresos suficientes”, puntualizó Elmar Brok, diputado alemán del Partido Popular Europeo. Gabriele Zimmer, también alemana pero de la izquierda minoritaria, añadió: “No hay automatismo en la siguiente fase; no sabemos si llegaremos con éxito al final”.

Cambio de cromos

Más allá del diagnóstico sobre el divorcio, la Eurocámara se adentra ya en las bases de la relación futura, que la cumbre de la UE también abordará el viernes. Los eurodiputados recalcan un mensaje que ya trasladó el Consejo al principio del proceso: que no aceptará un cambio de cromos entre el libre comercio con Europa que ansía Reino Unido y la cooperación en seguridad que ofrece —de manera tácita— como contrapartida. “No habrá elección a la carta; debe existir un equilibrio entre derechos y obligaciones”, avisó el socialdemócrata italiano Roberto Gualtieri, también miembro del comité parlamentario para el Brexit.

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