Japón acude a elecciones con Abe como gran favorito

Si logra la victoria, el conservador se convertirá en el primer ministro más duradero desde la posguerra

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, durante un mitin, este sábado en Tokio.KIM KYUNG-HOON (REUTERS)

Japón celebra este domingo unas elecciones anticipadas que pueden confirmar al primer ministro, el conservador Shinzo Abe, como el jefe de gobierno más duradero de la historia reciente del país. Las encuestas conceden a su partido, el Liberal Demócrata (PLD) una ventaja de más del doble frente a sus perseguidores más inmediatos. La única incógnita, en principio, es si la coalición que lidera el PLD conseguirá mantener la súper mayoría de dos tercios que ahora disfruta.

Todo parece apuntar a que l...

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Japón celebra este domingo unas elecciones anticipadas que pueden confirmar al primer ministro, el conservador Shinzo Abe, como el jefe de gobierno más duradero de la historia reciente del país. Las encuestas conceden a su partido, el Liberal Demócrata (PLD) una ventaja de más del doble frente a sus perseguidores más inmediatos. La única incógnita, en principio, es si la coalición que lidera el PLD conseguirá mantener la súper mayoría de dos tercios que ahora disfruta.

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Todo parece apuntar a que la apuesta de Abe le dará resultado. Un sondeo del diario Nikkei esta semana le concede el 38% de la intención de voto, frente al 15% del Partido Constitucional Demócrata y el 10% del Partido de la Esperanza, los rivales que más se le acercan. Ello le dejaría con cerca de 300 escaños en la Cámara Baja, de 465 asientos.

El primer ministro convocó elecciones el mes pasado, más de un año antes de lo previsto, con el argumento de que el envejecimiento de la población y la escalada de tensión en Corea del Norte hacían necesario un mandato fuerte para que Tokio pudiera tomar decisiones trascendentes. Este viernes repetía esa idea en un mitin: “Estas son unas elecciones sobre cómo podemos defendernos de la amenaza norcoreana”, declaraba.

Aunque detrás de la convocatoria hay otro cálculo político. Tras meses de descensos en las encuestas debido a una serie de escándalos sobre posible favoritismo —que le hicieron retroceder a una aprobación popular de apenas un tercio—, su firmeza en la crisis norcoreana y la mejora económica habían vuelto a impulsar el apoyo a Abe por encima del 50%.

Mientras tanto, el Partido Demócrata, hasta ahora el principal de la oposición, se hundía en las encuestas tras un cambio de líder y toda una serie de divisiones internas. Era un buen momento, a ojos del primer ministro, para asegurarse la reelección y garantizar un mandato hasta 2021. En el poder por segunda vez desde 2012, ello le garantizaría ser el primer ministro más duradero de la posguerra.

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Aunque en el primer momento se encontró con el desafío de un nuevo partido, el Partido de la Esperanza (Kibo no To). Su fundadora, Yuriko Koike, también de ideas conservadoras, había propinado una derrota significativa a la coalición en el Gobierno al imponerse en las elecciones locales en Tokio este verano y convertirse en la gobernadora de la metrópolis.

En el inicio de campaña, el Partido de la Esperanza subió como la espuma. Aunque Koike no se ha presentado ella misma como candidata en estas elecciones y su ideología conservadora no es muy diferente de la de Abe, ofrece propuestas como el fin de la energía nuclear. También promete la cancelación de la próxima subida del impuesto sobre el consumo, una de las medidas que Abe prevé para reducir el déficit fiscal, aunque muy impopular entre los votantes.

Pero su decisión de no presentarse ella misma, su incapacidad para aunar a la oposición y una cierta imagen autoritaria creada durante la campaña ha perjudicado a su partido.

Sí ha crecido, hasta el punto de convertirse en el segundo grupo por intención de voto, el nuevo Partido Constitucional Democrático, encabezado por Yukio Edano e integrado por antiguos legisladores del ala más progresista del Partido Demócrata.

Abe aboga por continuar con su laxa política monetaria y de gasto fiscal, que considera imprescindible para reanimar una economía japonesa que no termina de mostrar una sólida recuperación.

Según la encuesta de Nikkei, el LDP podría hacerse con entre 210 y 306 escaños en la Cámara Baja, de 465 asientos, mientras que su aliado Nuevo Komeito rondaría la treintena. Para lograr la mayoría de dos tercios, necesita 310 diputados.

Con esa mayoría, y un horizonte de mandato de cuatro años, Abe podría, en algún momento, plantear uno de sus grandes sueños políticos: la convocatoria de un referéndum para reformar la Constitución pacifista nipona. Es un asunto que divide profundamente a la sociedad japonesa: según las encuestas, un 37% se encuentra a favor, mientras que un 40% está en contra de tocar la Carta Magna.

El desarrollo de la jornada electoral puede verse afectado por la llegada de un tifón a las costas japonesas que amenaza con fuertes lluvias.

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