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Cristina Kirchner sufre su primer escrache con graves incidentes en Santa Cruz

La expresidenta y Alicia Kirchner, acorraladas por manifestantes violentos en casa de la gobernadora

La Policía reprimió a los manifestantes frente a la residencia de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner.Vídeo: Télam / REUTERS
Carlos E. Cué

Hasta ahora, los escraches –manifestaciones que abuchean a algún político de cerca y generan una fuerte tensión- los sufría con frecuencia Mauricio Macri, el presidente de Argentina. Lejos de esas imágenes de protesta, Cristina Fernández de Kirchner se movía entre aplausos de los suyos cada vez que acudía a algún lugar. Pero en Santa Cruz, la provincia de los Kirchner, que gobernó el fallecido Néstor y ahora dirige su hermana Alicia, las cosas se están complicando. La provincia está quebrada, algunos pensionistas y empleados públicos no cobran, la tensión sube y esta situación provocó que anoche la expresidenta y la gobernadora pasaran un momento muy duro en la vivienda oficial en Río Gallegos, la capital.

Con un escrache muy duro y a ratos violento, centenares de personas protestaron a la puerta e incluso intentaron entrar. Acorraladas, las mujeres tuvieron que ser rescatadas por la policía que disolvió a los manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos en medio de graves incidentes. Los Kirchner culpan de esta situación al Gobierno de Macri, al que ven detrás de una estrategia para lanzar el mensaje de que la crisis de Santa Cruz, epicentro del poder kirchnerista, es la prueba de que gobiernan mal.

Lo cierto es que la situación está lejos de resolverse y es la segunda vez que la gobernadora pasa horas encerrada con manifestantes en la puerta. Pero esta vez, además, estaba la expresidenta con ella. Y fue precisamente eso, que se supo rápidamente en una ciudad pequeña e inhóspita en plena Patagonia en la que cualquier movimiento se detecta enseguida, lo que animó a más gente a acudir, convocada a través de las redes sociales.

"Fue un ataque planificado", asegura Alicia Kirchner. "Quieren mi cabeza para la campaña electoral. Se pretende instalar que todo lo que ha sido el proyecto nacional que primero condujo Néstor y después Cristina ha sido malo".

Todo está mezclado en esta historia. Porque los Kirchner reprochan a Macri la represión de los manifestantes en otras protestas pero anoche tuvieron que recurrir a la policía federal, en manos del Ejecutivo central, para que impidiera que entraran en su casa. "Hacer una marcha, cortar una calle, todo está bien, pero querer entrar a una casa es una barbaridad. Rompieron vidrios y puertas, el cordón de la vereda, rompieron el nicho de gas. Éramos cinco mujeres solas con una bebé de 18 meses", se quejó.

Policías a las puertas de la residencia de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner.
Policías a las puertas de la residencia de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner.Télam

A su vez, los Kirchner apoyan la protesta de los maestros en todo el país, que reclaman un aumento de salarios superior al 18% que les ofrece el Gobierno de Macri. Pero en Santa Cruz, la gobernadora solo ofrece un 3% a sus propios profesores porque la provincia, que vive de las regalías del petróleo y ha sufrido la bajada del precio en los últimos años, además de una gestión muy criticada, no tiene dinero para más.

Santa Cruz, que fue la cuna de los Kirchner, donde empezó su poder político y donde se formaron casi todos los hombres de confianza de Néstor, los llamados "pingüinos" –por el frío de estas tierras- parece haberse convertido en el agujero negro de una familia que tuvo todo el poder en Argentina durante 13 años y ahora se enfrenta a graves acusaciones de corrupción en la justicia, donde le espera un auténtico calvario. A pesar de todo, la expresidenta conserva un fuerte apoyo popular, sobre todo en el conurbano de Buenos Aires, la zona más pobre de la capital, y se está planteando la posibilidad de presentarse a las elecciones de octubre como senadora.

Este tipo de imágenes durísimas, con un escrache de unas 600 personas a la puerta de una casa en la que estaba ella, contribuyen al fenómeno particular que se genera a su alrededor: una parte de los argentinos la detesta profundamente e incluso vota a Macri solo para que ella no vuelva y otra parte la adora con la misma pasión y la votaría incluso aunque estuviera en la cárcel. La expresidenta, que está en campaña y precisamente ahora estaba preparando un viaje a Europa, se sumó en las redes sociales a la hipótesis de que todo ha sido una estrategia de imagen, "una opereta", armada por el Gobierno para perjudicar su imagen. Mientras, el presidente condenó el ataque en twitter: "Muy grave el ataque a la residencia de la Gobernadora Kirchner. Repudiamos la violencia como método, siempre", escribió. Aún así, la llamada grieta parece profundizarse en Argentina,

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