Trump no toca a los ‘dreamers’

La nueva normativa migratoria mantiene la protección contra las deportaciones que Obama dio a los jóvenes que habían inmigrando de forma irregular siendo unos niños

Una manifestación en Seattle contra el decreto migratorio de Trump, el pasado 17 de febrero.Karen Ducey (AFP)

El discurso de tolerancia cero frente a la inmigración irregular se topa con un fenómeno muy real en Estados Unidos, el de los miles de inmigrantes que fueron traídos de niños al país de forma irregular y que han crecido, estudiado y trabajado como cualquier otro estadounidense, los dreamers. Este colectivo, protegido de las deportaciones por la política migratoria de Barack Obama, seguirá disfrutando de la excepción si no tienen ningún delito pendiente, ...

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El discurso de tolerancia cero frente a la inmigración irregular se topa con un fenómeno muy real en Estados Unidos, el de los miles de inmigrantes que fueron traídos de niños al país de forma irregular y que han crecido, estudiado y trabajado como cualquier otro estadounidense, los dreamers. Este colectivo, protegido de las deportaciones por la política migratoria de Barack Obama, seguirá disfrutando de la excepción si no tienen ningún delito pendiente, según los documentos facilitados este martes por el departamento de Seguridad Interior.

La protección de los dreamers nace del bloqueo que la reforma migratoria de Obama sufrió en el Congreso, en 2012. Al no poder sacar adelante el plan, aprobó una orden ejecutiva que cancelaba las deportaciones de los jóvenes indocumentados que habían inmigrado como de niños. Entonces, se estimaba que había más de un millón de estudiantes susceptibles de acogerse a un plan que les ofrecía un permiso de trabajo y residencia durante dos años prorrogables. No era una carta blanca: DACA solo beneficiaba a aquellos casos previos al 1 de enero de 2010, que hubieran llegado al país antes de cumplir los 16 años y tuvieran menos de 30 años al solicitarlo.

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No meter la tijera en este capítulo del sistema migratorio estadounidense es a lo que Trump se refería la semana pasada cuando aseguró que el nuevo decreto “sería firme” pero tendría “mucho corazón”. “Vamos a ver esa situación”, dijo el presidente preguntado específicamente por los dreamers, “es una situación muy dura pero creo que va a acabar de forma feliz”.

Sin embargo, la detención de un dreamer hace unos días en California disparó las alarmas: Daniel Ramírez Medina, un joven de 23 años y padre de un hijo, fue arrestado por agentes de inmigración cuando iban a por su padre y se encontraba en casa con él. Los agentes argumentaron que Ramírez había dicho ser miembro de una banda, algo que su abogado niega. Era la primera detención de un dreamer. Casos así y el discurso de Trump y la orden ejecutiva aprobada a finales de enero han generado una gran sensación de inseguridad en colectivos como este, pese a que este martes hayan respirado un cierto alivio.

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