La UE no sanciona el fichaje de Durao Barroso por Goldman Sachs

Los expertos que han examinado el caso creen que el expresidente de la Comisión Europea pecó de falta de juicio pero no incumplió las normas

El expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. EFE

El Comité de Ética de la UE ha concluido que el fichaje por Goldman Sachs del expresidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, no incumple ninguna norma comunitaria, pero considera que no mostró “el debido juicio” que cabría esperar de “alguien que ocupó tan alto puesto durante tantos años”. "No hemos encontrado base suficiente para establecer que hubo violación de la obligación de integridad y discreción", señala el documento hecho publico este lunes.

La marcha de Barroso a uno de los mayores bancos de inversión del mundo tras haber dirigido los destinos de la Unión Euro...

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El Comité de Ética de la UE ha concluido que el fichaje por Goldman Sachs del expresidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, no incumple ninguna norma comunitaria, pero considera que no mostró “el debido juicio” que cabría esperar de “alguien que ocupó tan alto puesto durante tantos años”. "No hemos encontrado base suficiente para establecer que hubo violación de la obligación de integridad y discreción", señala el documento hecho publico este lunes.

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La marcha de Barroso a uno de los mayores bancos de inversión del mundo tras haber dirigido los destinos de la Unión Europea dejó un sentimiento inicial de incredulidad que pronto se transformó en ira: una plataforma de exfuncionarios y grupos de la sociedad civil recogieron 200.000 firmas exigiendo acabar con los privilegios del líder portugués, entre los cuales citaban la pensión de 7.500 euros que cobra cada mes de las arcas comunitarias y que podrá seguir recibiendo.

Bruselas no acogió de buen grado que Barroso, presidente de la Comisión durante una década, cruzara la puerta giratoria. Ante la posibilidad de que se valiera de su influencia en la institución para fines privados, la Comisión anunció que le retiraba su consideración protocolaria de expresidente, lo que le hizo perder el acceso privilegiado a sus instalaciones y ser tratado como un lobista más.

La ley tampoco le daba margen mucho más allá. Barroso cumplió escrupulosamente con el periodo de 18 meses que establecen las normas comunitarias antes de desembarcar en su nuevo puesto de trabajo como presidente no ejecutivo de Goldman Sachs. El nombre de la entidad financiera va indisolublemente unido al pufo de las hipotecas basura en Estados Unidos y a la crisis de deuda griega, cuyo montante real ayudó a ocultar. “Goldman Sachs puede ser considerado a la vanguardia del capitalismo agresivo pero mientras respete la ley, el hecho de aceptar un puesto en el banco no es ilícito”, defiende el documento.

Las múltiples críticas de eurodiputados y Gobiernos, con el Ejecutivo francés a la cabeza, llevaron a Bruselas a pedir al Comité de Ética que estudiara el caso hace dos meses. Una vez el informe llegó a manos del actual presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, este comunicó a su antecesor la decisión de los expertos. Que Barroso salga indemne no quiere decir que aprueben su forma de actuar, pero el asunto puede quedar en una mera reprimenda. El Comité de Ética afea a Barroso que no midiera las críticas y el eventual daño que podía causar no solo a su imagen, sino a la de la Unión Europa. Todo ello en un momento especialmente sensible, con el proyecto comunitario puesto permanentemente en cuestión por las fuerzas populistas y el Brexit aún reciente.

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El Comité de Ética no ha entrado a juzgar si el reglamento que regula la actividad de los antiguos representantes comunitarios es lo suficientemente estricto, y se ha limitado a aplicarlo. Antes de tomar su decisión, los expertos escucharon la versión del propio Barroso, que argumentó que su cargo era el de asesor y no el de lobista. Para garantizarlo, la autoridad ética europea recibió su compromiso escrito de que no realizará labores de lobby en nombre de Goldman Sachs. Solo en caso de que se detectaran este tipo de prácticas, violaría las normas y se plantearía la cuestión de si debe o no seguir recibiendo la pensión que le abona Bruselas.

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