_
_
_
_

Mauricio Macri desperoniza el museo de la Casa Rosada

Juan Domingo Perón pasa a ser un presidente más en el recorrido por los 200 años de historia argentina

Una de las nuevas salas del Museo de la Casa Rosada.
Una de las nuevas salas del Museo de la Casa Rosada.Ricardo Ceppi

La deskirchnerización de las instituciones oficiales argentinas avanza a gran velocidad. Tras la sede del Ejecutivo y el interior del mayor centro cultural del país, ahora le tocó el turno al museo anexo a la Casa de Gobierno, hasta ahora conocido como Museo del Bicentenario. El presidente argentino, Mauricio Macri, reinauguró el espacio con un cambio de nombre, Museo de la Casa Rosada, y con un cambio de guión, en el que el peronismo perdió el lugar protagonista que ostentaba. "Acá verán recuerdos de todos los presidentes, con seriedad, con ecuanimidad, respetando la diversidad", destacó el mandatario en el discurso de reapertura.

Más información
Macri quita los cuadros de Chávez y Kirchner de la Casa Rosada
Mauricio Macri deskirchneriza el emblemático Centro Cultural Kirchner
Mauricio Macri quita los retratos de Perón, el Che y Allende de la Casa Rosada

"(Museo del Bicentenario) era un nombre de fantasía. Al ser un museo de sitio el nombre debe ser Casa Rosada", argumentan fuentes oficiales. La institución original data de 1958, pero se popularizó en 2011, con la gran ampliación realizada en la rehabilitación de las galerías de la antigua aduana Taylor. De las fotografias de hace cinco años han desaparecido varios objetos icónicos, entre ellos el automóvil fabricado en Argentina "Justicialista Grand Sport" modelo 1953, un emblema del expresidente Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974), y el traje de gala de su segunda mujer, Eva Duarte, Evita.

El cuadro de gran formato de Perón y Evita dejó de exhibirse en el centro del edificio para quedar enmarcado en el recorrido cronológico por los 200 años de historia argentina. No hay excepciones: los distintos jefes de Estado del país aparecen uno tras otro, acompañados por una selección de sus objetos personales, como escritorios, vajillas y trajes y vídeos explicativos. Incluso los dictadores ocupan el mismo espacio -aunque acompañados de referencias críticas- en el nuevo museo, que ha agrupado el periodo en el que se sucedieron cuatro golpes de Estado bajo el rótulo "La República condicionada" (1955-1983).

El martes se cumplieron 50 años de uno de esos golpes militares, el que derrocó al mandatario radical Arturo Illia en 1966. En el acto de reapertura del museo, Macri lo definió como "un hombre excepcional" y "honesto". "En este momento, viendo espectáculos tan bochornosos, es que queremos reafirmar los valores de don Arturo", dijo el presidente argentino, en clara alusión a los casos de corrupción que devoran al kirchnerismo.

Macri junto a la vitrina dedicada al expresidente Arturo Illia (1963-1966).
Macri junto a la vitrina dedicada al expresidente Arturo Illia (1963-1966).Presidencia

Solo el mural de David Alfaro Siqueiros Ejercicio plástico (1933) ha resistido a la remodelación, realizada durante los casi dos meses que el museo permaneció cerrado. Los doce años de gestión kirchnerista han quedado reducidos a la mínima expresión: una vitrina en la que se conservan el traje, los mocasines y un bolígrafo bic de Néstor Kirchner (2003-2007), una fotografía suya y otra de su viuda y sucesora en el cargo, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Por el contrario, ganaron espacio mandatarios argentinos que habían sido relegados en el guión museístico previo, como Bartolomé Mitre (1862-1868) y Julio Argentino Roca (1880-1886 y 1898-1904).

Los cambios se enmarcan dentro de la decisión de Macri de borrar las huellas de los iconos heredados. En febrero, ordenó descolgar de la sede de Gobierno los retratos al óleo de Kirchner y el venezolano Hugo Chávez (1999-2013), hitos simbólicos del gobierno que lo antecedió. Tiene pensado hacer lo mismo con los del Che Guevara, Juan Domingo Perón y Salvador Allende, entre otros casi 40 cuadros de "próceres latinoamericanos" colocados por la expresidenta Cristina Fernández.

El monumental Centro Cultural Kirchner mantiene su nombre, pero no queda rastro alguno de la sala que su viuda montó en honor al expresidente, con fotografías y testimonios de familiares y allegados: en su lugar, puede verse un homenaje al escritor Jorge Luis Borges. El muñeco gigante de Zamba, el popular dibujo que recrea episodios históricos en la televisión pública, que estaba en Tecnópolis fue destruido y la cartelería de la serie infantil se envió a un depósito. También tienen los días contados los actuales billetes -entre los que figura uno con la imagen de Evita- que serán reemplazados en los próximos meses por animales autóctonos. Cada gesto ha generado polémica, pero las críticas de los simpatizantes kirchneristas han ido apagándose con el paso de los meses.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_