Un arca de Noé ecologista en París

Esculturas de animales recogen propuestas de los ciudadanos ante la Cumbre del Clima

Uno de los dos buques con las esculturas ecologistas, a su llegada a la Torre Eiffel.IAN LANGSDON

Una particular embarcación llegó el pasado fin de semana a los pies de la Torre Eiffel, abriéndose paso entre los famosos bateaux mouches que navegan por el Sena. Es el arca del Noé del clima, la del siglo XXI, creada para concienciar a todos sobre los efectos del calentamiento global. Unas coloridas esculturas de 140 rinocerontes, leones, orangutanes, peces, aves y hasta insectos han embarcado a bordo del proyecto encargado por la ministra francesa de Medio Ambiente, Ségolène Royal, e ideado por el artista Gad Weil. Los animales r...

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Una particular embarcación llegó el pasado fin de semana a los pies de la Torre Eiffel, abriéndose paso entre los famosos bateaux mouches que navegan por el Sena. Es el arca del Noé del clima, la del siglo XXI, creada para concienciar a todos sobre los efectos del calentamiento global. Unas coloridas esculturas de 140 rinocerontes, leones, orangutanes, peces, aves y hasta insectos han embarcado a bordo del proyecto encargado por la ministra francesa de Medio Ambiente, Ségolène Royal, e ideado por el artista Gad Weil. Los animales recorrerán el resto de Francia para recabar las ideas de pequeños y grandes en defensa del medio ambiente. Regresarán a París a tiempo para la Cumbre del Clima de noviembre y diciembre (COP21), donde transmitirán las propuestas a los mandatarios presentes.

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Es un proyecto a la vez simbólico y concreto, según recalcó la ministra Royal a la llegada del arca —en realidad, dos buques— a París. “Es importante que se dirija a los niños porque debemos proteger el planeta por ellos. Con esta iniciativa les damos la oportunidad de actuar y de retomar el llamamiento de los animales”, indicó la número tres del Gobierno francés, encargada de la movilización de la sociedad civil ante la cumbre de diciembre.

Los primeros turistas y parisienses pudieron ya acercarse ayer a los animales, instalados por un día junto al imponente hotel de los Inválidos. “Es una idea fantástica, y con esos colores llaman mucho la atención”, señaló Amanda Nguyen, una joven estudiante de bellas artes, de paseo con los pequeños Louise y Antoine, a los que cuida. La familia granadina Delgado, de visita a París durante el fin de semana, también se encontró a las figuras por sorpresa y aprovechó para sacarse unas fotos entre risas. “Todo lo que sirva para llamar la atención sobre lo que funciona está bien”, destacó Juan Antonio, el padre.

Una gigantesca jirafa azul de tres metros de alto —el resto de las esculturas miden 2,10x2,60 metros— lidera la expedición, flanqueada por una paloma violeta sobre una rama de olivo y por una llama roja. Weil ha seleccionado a los animales siguiendo un criterio didáctico, con especies amenazadas como el atún rojo o la ballena, y también lúdico y poético. Entre las curiosidades, una de las estatuas junta al zorro con la cigüeña, un guiño a la fábula de La Fontaine.

Las siluetas de los animales, trazadas por el dibujante Kristian, toman vida a través de un material transparente especial, el altuglas, un metacrilato que se puede reciclar hasta el infinito. Cada figura toma uno de los siete colores primarios del arcoíris y sus cuerpos están marcados por unas estrías, símbolo de su lucha contra el calentamiento global y por su supervivencia. Las esculturas están compuestas por dos paneles de este material colorido, separados por un hueco de 25 centímetros, el espacio suficiente para colocar la cabeza y verse reflejado en el interior del animal.

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Las dos embarcaciones llegaron el sábado por la mañana al corazón de París, tras un viaje de unas horas desde su taller de Gennevilliers, en la periferia noroeste de París, donde Weil y su equipo llevan meses trabajando. Tras recorrer el Sena con paradas elegidas junto a los principales monumentos, los animales se instalan esta semana en el jardín botánico del Museo Nacional de Historia Natural (Jardin des Plantes). A continuación, viajarán a las grandes ciudades del país, antes de regresar a la capital francesa a tiempo para el inicio de la Cumbre del Clima, del 30 de noviembre al 10 de diciembre, investidos ya como “embajadores” de los ciudadanos.

Allí invadirán la principal plaza de las instalaciones de Le Bourget, donde se celebrará la cumbre y se espera la asistencia de jefes de Estado y diplomáticos de 195 países. Los organizadores instalarán una pantalla gigante en la que proyectarán las propuestas de los ciudadanos recabadas tanto en su periplo como a través de su página Internet y de Twitter, con la palabra clave #ADNClimat.

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