España da “la bienvenida” a la normalización de relaciones

Cuando Margallo pidió en La Habana la liberación de Gross le contestaron: "Ya estamos hablando de ello"

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, este miércoles.EFE

A última hora de la tarde, después de que Obama y Castro hubieran hablado, el jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, compareció para leer una breve declaración. El Gobierno español, dijo, considera la normalización de relaciones entre Cuba y EE UU una “noticia esperanzadora” y “un hecho de enorme relevancia”, por lo que le da “la bienvenida”. Pero, agregó con cautela, habrá que trabajar para que esta nueva etapa “lle...

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A última hora de la tarde, después de que Obama y Castro hubieran hablado, el jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, compareció para leer una breve declaración. El Gobierno español, dijo, considera la normalización de relaciones entre Cuba y EE UU una “noticia esperanzadora” y “un hecho de enorme relevancia”, por lo que le da “la bienvenida”. Pero, agregó con cautela, habrá que trabajar para que esta nueva etapa “llegue a buen puerto”. Y no dejó de advertir que el futuro de Cuba “solo podrá construirse sobre los principios de la democracia y los derechos humanos”.

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Margallo evitó ponerse medallas en el logro del acuerdo, pero subrayó que España ha actuado “en el seno de la UE para superar el esquema anterior de relaciones con Cuba”; es decir, para sustituir la Posición Común impulsada por Aznar en 1996 por un acuerdo de asociación.

Para Margallo, el deshielo entre Washington y La Habana legitima a posteriori su viaje a Cuba de hace tres semanas, el primero de un ministro de Rajoy, que tuvo que superar serias resistencias en el seno del PP. “Quedarse quieto , cuando incluso Obama se mueve, hubiera dejado a España fuera de juego”, alegan fuentes diplomáticas.

Este miércoles aseguró que en su viaje “tuvo en cuenta todas las variables, tanto internas como externas, que se perfilaban desde hacía meses”. Seguramente Margallo fue a Cuba demasiado tarde para desempeñar el papel de mediador que han tenido Canadá o el Vaticano, y se limitó a apoyar la negociación. Cuando trasladó a sus interlocutores la necesidad de que hicieran “algún gesto” (la liberación de Gross) para que Obama y Castro pudieran coincidir en la cumbre de Panamá, le contestaron: “Ya estamos en ello”.

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