El suicidio de un juez de la Corte Suprema impacta a Guatemala

Barrientos pidió a su chófer y a su escolta que bajasen del coche y se pegó un tiro. Un allegado dice que estaba sometido a presiones para encubrir supuestos actos de corrupción

César Barrientos, en una foto de archivo.NUESTRO DIARIO

El magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala César Barrientos se suicidó la mañana de este domingo en el interior de su coche cuando viajaba entre San Francisco Zapotitlán y Mazatenango. El hecho fue confirmado en esta capital por uno de sus colegas, el magistrado Héctor Maldonado.

Según trascendió, Barrientos viajaba en la parte trasera de su coche, un todoterreno con los vidrios entintados, acompañado por su chófer y un guardaespaldas. El magistrado, que pasaba el fin de semana en su casa solariega en San Francisco Zapotitlán (Suchitepéquez, al sur del país), tras el caf...

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El magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala César Barrientos se suicidó la mañana de este domingo en el interior de su coche cuando viajaba entre San Francisco Zapotitlán y Mazatenango. El hecho fue confirmado en esta capital por uno de sus colegas, el magistrado Héctor Maldonado.

Según trascendió, Barrientos viajaba en la parte trasera de su coche, un todoterreno con los vidrios entintados, acompañado por su chófer y un guardaespaldas. El magistrado, que pasaba el fin de semana en su casa solariega en San Francisco Zapotitlán (Suchitepéquez, al sur del país), tras el café matutino dijo que deseaba viajar a Mazatenango, la capital de la provincia, en plenas fiestas de Carnaval.

Lo que parecía un viaje de descanso se tornó en tragedia al filo de las ocho y media cuando sonó un disparo. Sus acompañantes aceleraron la marcha y lo llevaron al hospital regional, donde murió pocos minutos después de su ingreso. Una segunda versión puntualiza que en algún momento del trayecto Barrientos pidió a su chófer y a su guardaespaldas que se bajaran del automóvil, “pues necesitaba atender a una llamada privada a su móvil”. Al quedarse solo, accionó su arma. El profesional del derecho se disparó en la sien.

Inicialmente, dos hipótesis tratan de explicar su determinación. Según un allegado a la familia, que habló con la prensa en una sala del hospital, el magistrado recibía fuertes presiones de sectores que no identificó para encubrir actos de corrupción, extremo al que no accedió.

La segunda hipótesis es que Barrientos, cuya tesis doctoral mereció un sobresaliente cum laude por la Universidad Jaime I de Madrid (España), sufría una fuerte depresión después de que su hijo, del mismo nombre y también abogado, quedara sujeto a juicio tras demostrarse que utilizaba regularmente los servicios de una red que ofrecía los servicios sexuales de adolescentes entre los 13 y los 17 años.

La legislación local tipifica como delito de violación a las relaciones sexuales con menores de edad, aún en los casos de que estas sean consensuadas, y establece una pena de ocho años de cárcel para los infractores.

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En aquella ocasión, el ahora fallecido dijo que, aunque era padre y amaba a su hijo, “soy también un funcionario judicial y creo y respeto la independencia de los jueces. La decisión queda en manos de la justicia”, recuerda el matutino Prensa Libre.

A esto se suma la acusación de que otros de sus vástagos, utilizando el nombre y el prestigio del magistrado, ejercían presiones muy fuertes sobre los operadores de justicia para inclinar la balanza a favor de sus clientes. Estos hechos perjudicaron gravemente el prestigio de Barrientos Pellecer quien, según trascendió, meses atrás intentó suicidarse al ingerir una sobredosis de medicamentos.

“Dolorosamente, el doctor Barrientos será recordado por estos hechos, más que por su trayectoria y trabajo a favor de la justicia”, dijo a EL PAÍS la directora de la organización Pro Justicia (independiente), Carmen Aída Ibarra.

Entre los aportes que Ibarra destaca están la lucha de Barrientos para la creación de los Tribunales de Alto Impacto y la aprobación del nuevo Código Procesal Penal, “encaminados al mejoramiento de la aplicación de la Justicia”, para concluir que “Guatemala ha perdido a un hombre honorable”.

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