El interés del Gobierno español

El ministro del Interior Jorge Fernández ha trasladado su apoyo y colaboración a su homólogo marroquí

Al Gobierno marroquí le puede interesar tener algo ordenada la situación de sus inmigrantes ilegales para presentarse en el panorama internacional como un “país diferente” del norte de África. Un país más moderno que otros, menos intransigente, con un islamismo moderado y unas condiciones en cuanto a los derechos humanos que no se asemejan a las denuncias recientes de organizaciones como Human Rights Watch, que han calificado de “corrientes” los malos tratos y abusos contra los subsaharianos. El ministro de Comunicación del Gobierno marroquí, Mustafa al Jalfi, aprovechó hace dos semanas la pre...

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Al Gobierno marroquí le puede interesar tener algo ordenada la situación de sus inmigrantes ilegales para presentarse en el panorama internacional como un “país diferente” del norte de África. Un país más moderno que otros, menos intransigente, con un islamismo moderado y unas condiciones en cuanto a los derechos humanos que no se asemejan a las denuncias recientes de organizaciones como Human Rights Watch, que han calificado de “corrientes” los malos tratos y abusos contra los subsaharianos. El ministro de Comunicación del Gobierno marroquí, Mustafa al Jalfi, aprovechó hace dos semanas la presentación del primer balance de la regularización para lamentar, sin negar las denuncias, que no se valorase este primer esfuerzo realizado. El ministro agregó, en esa línea, que también han aprobado una primera ley de asilo que ha dado desde septiembre 580 estatus de refugiados políticos.

El Gobierno español sí está encantado con esta iniciativa marroquí. Lo ha dicho en público y también en privado el ministro del Interior, Jorge Fernández, que la semana pasada celebró en París el segundo encuentro del G-4 de ministros del ramo con sus homólogos de Francia, Portugal y Marruecos. Fernández le ofreció a Mohamed Hassad más colaboración, más formación para las patrullas reforzadas en los pasos fronterizos, más control ante la falsificación de documentos y ayuda sobre el ejemplo de regularización que España afrontó hace años. Hay ya grupos de trabajo sectoriales en marcha. Equipos marroquíes que han venido a España y colaboración frecuente. El mensaje de un alto cargo gubernamental es claro: “Si se pueden quedar allí en unas condiciones dignas algunos no querrán saltar la valla, porque puede no ser la mejor opción. Marruecos y Argelia son países que están empezando a despegar y aquí la cosa no acaba de ir bien. Algunos, que llevan años en la ilegalidad, podrían preferir quedarse y buscarse su futuro”.

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